Manuela Malasaña, así era la madrileña asesinada a los diecisiete años en los levantamientos del 2 de mayo
Famosa por dar nombre a uno de los barrios más populares de la capital, fue una de las heroínas populares víctima de las tropas napoleónicas.
1 mayo, 2024 13:25El 2 de mayo de 1808, un rumor corre por las calles de Madrid: el mariscal francés Joaquín Murat piensa enviar a los hijos de Fernando VII, Rey de España tras la abdicación de su padre Carlos IV, a la ciudad francesa de Bayona. Ante la noticia, un gran número de madrileños se agolpan frente al Palacio Real.
Un grupo que creyó que los franceses se llevaban al infante por la fuerza, atacó a una patrulla francesa y el choque desencadenó una violenta reacción popular en la ciudad. Los soldados galos se ven sorprendidos por los madrileños que salen a las calles y se concentran en la Puerta de Toledo, la Puerta del Sol y las zonas que conducen al Retiro, así como en las entradas de la ciudad.
Benito Pérez Galdós lo recogía así: "En el Pretil de los Consejos, por San Justo y por la plazuela de la Villa, la irrupción de gente armada viniendo de los barrios bajos era considerable; mas por donde vi aparecer después mayor número de hombres y mujeres, y hasta enjambres de chicos y algunos viejos fue por la plaza Mayor y los portales llamados de Bringas".
"Hacia la esquina de la calle de Milaneses, frente a la Cava de San Miguel, presencié el primer choque del pueblo con los invasores, porque habiendo aparecido como una veintena de franceses que acudían a incorporarse a sus regimientos, fueron atacados de improviso por una cuadrilla de mujeres ayudadas por media docena de hombres", narraba el escritor canario.
Del otro lado, Napoleón describió a su hermano y futuro rey de España el levantamiento en una carta: "Ha habido una gran insurrección en Madrid el día 2 de mayo; treinta o cuarenta mil individuos se han amotinado en las calles y casas, haciendo fuego desde las ventanas. Dos batallones de fusileros de mi guardia y cuatrocientos o quinientos caballos les han hecho volver a la razón. Han quedado muertos más de dos mil hombres del populacho. Se ha aprovechado esta ocasión para decretar el desarme de la capital".
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Manuela Malasaña Oroño fue una de esas madrileñas del "populacho" que el 2 de mayo se enfrenta al ejército francés. Una figura que ha pasado a la historia de España como ejemplo de coraje de las clases populares que se enfrentaron a la invasión napoleónica.
Quién fue Manuela Malasaña
Manuela (o Manolita, como se la conocía en su barrio), nació en Madrid en 1791. Hija del panadero francés Jean Malesange, españolizado como Malasaña, y de María Oñoro. La familia vivía en la cuarta planta del número 18 de la calle de San Andrés, en el barrio de Maravillas (hoy conocido como barrio de Malasaña).
El levantamiento del 2 de mayo de 1808 sorprendió a Manuela en el taller de bordados en el que trabajaba como costurera, hasta donde llegó el rumor popular de que los franceses se encontraban disparando contra la población. Y a partir de aquí las teorías sobre lo que pasó con la joven se dividen.
Una primera versión, y la más extendida, es la del escritor e historiador Ángel Fernández de los Ríos en su Guía de Madrid, publicada en 1876. En esta se relata que Manuela Malasaña, al conocer la noticia, salió hacia su casa, junto al sitiado Parque de Artillería de Monteleón (hoy plaza del Dos de mayo) donde los capitanes Daoíz y Velarde se habían rebelado en defensa de Madrid.
Este relato asegura que, en medio de la batalla, una bala de un mosquete francés impactó en la joven bordadora, que preparaba y servía los cartuchos a su padre, que disparaba desde su casa de la calle San Andrés, defendiendo las puertas del cuartel de Monteleón. Manuela Malasaña muere a los pies de su padre.
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El erudito Carlos Cambronero pone en duda la primera versión y aporta una segunda teoría al negar que la joven muriera antes que su padre. Un hecho fundamentado en el hallazgo de un certificado de defunción de Juan Malasaña, que documenta que falleció antes del levantamiento.
Además, según estas últimas investigaciones, Manuela Malasaña habría permanecido en el taller de bordado donde trabajaba, por orden de la dueña, hasta que cesaran los disparos. Al salir hacia su casa, la joven se cruza con una patrulla de soldados franceses y ante sus abusos, la joven se defiende usando sus tijeras de costurera. Otras voces aseguran que no hubo ataque, sino que, simplemente, descubrieron las tijeras en el registro y la acusación de portar armas fue ejecutada inmediatamente.
Esta versión es la que respaldan las actas de defunción de aquella jornada, conservadas en el Archivo de la Villa de Madrid. Manuela Malasaña fue fusilada, siguiendo las órdenes dictadas por Murat, por portar un arma sin permiso. Además, según su perfil en el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia, fue asesinada en plena calle el día 3 de mayo y no el 2.
Su cadáver fue registrado con el n.º 74 en la relación de 409 víctimas de aquella jornada, documentación que se conserva en los Archivos militares y municipales de Madrid, estudiados en 1908. Después, fue enterrada en el Hospital de la Buena Dicha, hoy iglesia de la Buena Dicha, en la calle de Silva.
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No obstante, la figura de Manolita había calado tanto en el imaginario popular madrileño que la realidad biográfica no ha podido con el mito y Manuela Malasaña forma parte de la leyenda madrileña.