Seguramente si resides en la Comunidad de Madrid, desconozcas esta tradición que se celebra en uno de sus numerosos municipios. Esta semana tiene lugar, del 6 al 10 de septiembre, las fiestas patronales en honor a la Virgen de la Alarilla en Fuentidueña del Tajo.
Uno de los elementos más curiosos de esta festividad es la procesión fluvial de la Virgen de la Alarilla, realizando así un recorrido a la luz de las antorchas y acompañada de un espectáculo de fuegos artificiales, justo cuando cruza el Puente de Hierro. Sobre las diez de la noche, apostados en ambas orillas del río Tajo, contemplan el descenso de la barcaza de paneles, iluminados con luces de colores que asemejan un castillo (símbolo del municipio).
En el centro se puede ver un mástil que sostiene la imagen de la Patrona, que avanza majestuosa en la inmensidad de la noche. La barca avanza por las aguas dirigida por expertos remeros y rodeada de cientos de nadadores que, emocionados, lanzan "vivas" a la Virgen de Alarilla.
La embarcación recorre 800 metros río abajo y vuelve al puente viejo, un lugar conocido como "la pradera". Es este nuevo recorrido, la procesión recupera los valores rituales de solemnidad y compostura, dejando a un lado la algarabía del momento de la embarcación. El domingo se realiza una misa a las 12.00 horas y la procesión sale de la iglesia de San Andrés en su carroza de noche bajo un tono solemne y de devoción.
La localidad donde puedes disfrutar de este llamativo evento es Fuentidueña de Tajo, situada en el extremo suroriental de la Comunidad de Madrid, límite a las provincias de Toledo y Cuenca. Según los datos del INE de 2023, este municipio cuenta con una pequeña población de 2.270 habitantes.
Una tradición histórica
Los orígenes de esta procesión se remontan desde el 8 de septiembre de 1866 y se ha celebrado ininterrumpidamente, excepto en 2020 por la pandemia de Covid-19. En sí, es más que una fiesta y supone la máxima expresión de la devoción y fervor de los vecinos de Fuentidueña de Tajo por su querida y venerada patrona.
Según las Relaciones Topográficas de Felipe II hay referencias históricas sobre la celebración de esta procesión fluvial. De esta manera, en el siglo XVI se cruzaba el río Tajo de dos formas: por un puente de madera estable dedicado al paso de ganado de la Mesta y a través de un puente de barca. Este último se utilizó probablemente para el paso habitual de personas hasta mediados del siglo XIX, cuando se construyó el primer puente de hierro en 1842.
En el año 2022, la Comunidad de Madrid declaró Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de Hecho Cultural, a esta fiesta de la Embarcación de la Virgen de Alarilla, debido a sus elementos de valor y excepcionalidad. Hay que recordar que se trata de la única procesión fluvial de la región, en la que se emplea una barca de maroma, un sistema de transporte tradicional.