La idea nació en Twitter la semana pasada. El urbanista y miembro del grupo socialista en el Congreso, Antonio Giraldo, lanzó una propuesta revolucionaria que implicaría un cambio radical para Madrid: eliminar 13 kilómetros de la M-30, desde el nudo sur hasta Chamartín. Su nombre, Parque-30.
Han leído bien. “No es soterrar la M-30 ni hacerla más pequeña ni hacerla urbana, simplemente quitarla; por eso la idea es tan radical”, explica Antonio Giraldo en una conversación telefónica con Invertia. Tal ha sido la repercusión de Parque-30 en las redes, que el urbanista ya ha registrado el dominio para crear una página web y estudia hacer lo mismo con la marca, además de los cientos de mensajes con ideas de vecinos de Madrid que está recibiendo.
La M-30 es desde los años 70 la primera carretera de circunvalación de Madrid. Luego llegaron la M-40, la M-45 y la M-50. Su evolución ha sido diferente, según las zonas. En el norte está integrada en la ciudad como una calle más, con semáforos y todo. En el sur, a principios de los 2000 se tomó la decisión de soterrar el tramo más conflictivo de todos por su localización "privilegiada", se recuperó el cauce del río Manzanares y ahí está Madrid Río. En el oeste limita con la Casa de Campo. ¿Y el este? Parte la ciudad en dos, con límites de nueve barrios y supone una frontera. Ahí es donde pretende actuar Antonio Giraldo.
Para el urbanista “no sólo es una enorme barrera urbana de 200 metros (media) de ancho, sino que también es una barrera social y económica”. Además, como explicaba en su cuenta de Twitter, “es un enorme foco de contaminación atmosférica y una enorme fuente de contaminación acústica”.
De hecho, destaca que ya hay algunos proyectos de trabajar algunos tramos concretos de la M-30. No eliminarlos, pero sí hacerlos vía urbana, es decir, poner semáforos. “En algún momento del futuro habrá que hacer algo con ella, eso está bastante claro”, afirma.
La idea Parque-30
La propuesta de Antonio Giraldo es suprimir esos 13 kilómetros de M-30 y en su lugar construir un enorme eje urbano verde que recorra el soterrado arroyo Abroñigal y reconecte los nueve distritos de la ciudad que ahora separa. El área representa 4,4 km² (Madrid Nuevo Norte son 2,3 km², para que se haga una idea) y por extensión se convertiría en el mayor proyecto urbanístico de España y uno de los más grandes del mundo.
Para ello habría que liberar todo el espacio que actualmente ocupan las calzadas con el fin de devolver el arroyo a la superficie, crear un bulevar verde, impulsar un eje de transporte público sostenible y levantar nuevas urbanizaciones.
El punto fundamental del proyecto es sin duda el gran parque - bulevar que va de norte a sur, en el que las posibilidades son enormes, con una anchura que va entre 120 y 250 metros, según tramos. “Se me ocurren mil formas de reconvertirlos”, imagina Antonio Giraldo.
Además, reconoce que estos macroproyectos siempre gusta que tengan un "hito" como lo fue el Museo Guggenheim de Bilbao en la reconversión de la ría. Pues para ello reserva una gran parcela de 20.000 m² para uso cultural y social justo enfrente de la plaza de Ventas.
Sería el mayor eje de la ciudad y un gigantesco espacio verde, tan necesarios en nuestra vida como estamos viendo actualmente, según Giraldo. Más espacio para las personas, menos para los coches. Concretamente, una capacidad de hasta 300.000 personas por hora.
En efecto, no solo sería un parque de 13 kilómetros. Antonio Giraldo reserva para Parque-30 nada menos que un millón de metros cuadrados destinados a viviendas en lo que ahora conocemos como zona Abroñigal. Tanto públicas como de renta libre. Como socialista, cree que se podría plantear un porcentaje mayor de vivienda social más alto del mínimo establecido por ley, pero también entiende que habría sitio para la iniciativa promotora privada.
En cuanto a los plazos, el mayor escollo es el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid que data de 1997. “El modelo que contempla no tiene nada que ver con la ciudad que tenemos ahora, por lo que habría que partir de una revisión de ese Plan o generar uno nuevo para poder plantear un proyecto de estas características”, admite Antonio Giraldo.
El otro gran escollo es llegar a un acuerdo político. No hay más que ver Madrid Nuevo Norte. Han pasado casi 30 años desde que Felipe González, Joaquín Leguina y Agustín Rodríguez Sahagún idearon el megaproyecto hasta su aprobación definitiva. “Si hay voluntad por todas las partes la ejecución es relativamente rápida porque no hay obras de ingeniería demasiado complejas; lo lento y no te puedo dar fechas es la gestión”, admite el urbanista.
Colaboración público-privada
Aunque es una idea que tiene mucho recorrido hasta bajar al suelo, Antonio Giraldo tiene los pies bien asentados en cuanto a la financiación. “Podemos plantearlo como una participación solo pública, pero tendría unos costes para el Ayuntamiento que tampoco es la idea del proyecto”, afirma.
“No solo tiene que ser sostenible desde el punto de vista medioambiental, que lo puede ser y sería una maravilla, pero evidentemente si va a dejar un agujero en las cuentas municipales estamos en las mismas que Madrid Río”, analiza. Además, recuerda que “el hecho de no tener nada que soterrar evita que el coste sea muy alto”.
De ahí que su enfoque sea de financiación mixta. “Creo que dado el tamaño del proyecto se puede llegar a afinar y hacer un uso mixto de todas las ideas”, incide. De hecho, apunta que ya hay algunos proyectos privados para la zona de Abroñigal que pueden funcionar muy bien. Se puede llegar a afinar y hacer un uso mixto de todas las ideas que lleguen, tanto de iniciativas vecinales como de empresas privadas. “Es una idea que se puede desarrollar de mil formas diferentes, está abierta a modificaciones y cabe casi cualquier cosa”, reconoce.
El tráfico
Si ha llegado hasta esta parte del texto, seguro que no ha parado de preguntarse qué va a pasar con el tráfico. Son miles los coches que circulan por este tramo cada día. Es más, desde que publicara el hilo en Twitter el mayor número de preguntas que le llegan están relacionadas con este asunto.
“No se trata de desviarlo por la M-40, que en parte sería así, sino de hacer un pequeño cambio de mentalidad y fomentar otros transportes colectivos que puedan suplir la carencia de esta infraestructura que es bastante importante hoy en día en Madrid ”, indica Antonio Giraldo. “Este proyecto es un punto de inflexión para una movilidad en el futuro de la ciudad que, por otra parte, es por donde parece que tenemos que ir o así es como van todas las ciudades europeas”, desarrolla.
Aparece en un momento de grandes cambios en la sociedad. La transición ecológica y el Acuerdo de París nos llevan hacia un cambio en el modelo de movilidad menos contaminante, menor uso del coche particular y fomento del transporte público. Además, la pandemia nos ha hecho pensar más en el distanciamiento social, la necesidad de parques y, ojalá, la instalación definitiva del teletrabajo. ¿Es necesaria una autovía en mitad de Madrid?
Lo más inmediato, según Giraldo, es que la M-40 pasaría a ser la principal circunvalación de la ciudad una vez que la M-30 dejase de existir, aunque seguramente habría que ampliar secciones. “Parece mucho más sensato, pues el 100% de la M-40 discurre fuera de Madrid, expone.
Además de un fuerte plan de reorganización del tráfico haría falta otro de transporte público. Por Parque-30 cruzan hasta nueve líneas de metro, varias de cercanías y multitud de autobuses. Pero no para de repetir Antonio Giraldo “no es el coche la prioridad de esta idea, así que aunque todo lo anterior hay que hacerlo, se trata de que el menor numero de coches entren dentro de la ciudad”.
El PSOE escucha
Antonio Giraldo trabaja en el PSOE y aunque no ha planteado Parque-30 desde un punto de vista político, “el urbanismo es ideológico”. “Al final es un choque muy fuerte, un proyecto muy destinado a la desigualdad de la ciudad, a la ruptura social y urbana, que la izquierda podría abanderar sin ningún problema”, destaca.
El impacto del proyecto Parque-30 ha sido tal que Antonio Giraldo no ha tenido casi tiempo de sentarse a pensar. “Voy a intentar profundizar todo lo que pueda lo más rápido posible ahora porque me están pidiendo mucha información y todavía solo tengo los esbozos de las ideas”, reconoce.
A pesar de que está en pañales, el urbanista admite que “mi partido se ha interesado bastante por el proyecto”. Este hecho, unido al interés generado por los ciudadanos de los barrios afectados podría llevar el proyecto Parque-30 a futuros programas electorales del PSOE. El debate ya está en la calle. ¿Eliminaría usted este tramo de la M-30?