La borrasca 'Ciarán' puso el jueves patas arriba varios puntos de Madrid. Las fuertes rachas de viento y las lluvias derribaron decenas de árboles, torpedearon el tráfico y obligaron a cancelar casi una decena de vuelos en el aeropuerto de Barajas. Pero, sobre todo, las consecuencias fatales las sufrió una mujer, de apenas 23 años, sobre la que cayó un olmo de más de dos toneladas. Murió al instante. Su fallecimiento ha reabierto el debate sobre por qué se caen los árboles en las ciudades. Otras dos personas han fallecido en los últimos años en la capital por el golpe de una rama o de un árbol.
Los coletazos en la Península de Ciarán, una profunda borrasca centrada en las islas Británicas, se manifestaron en la capital en forma de rachas de viento de 80 kilómetros por hora. El temporal no causó, ni mucho menos, el desastre que dejaron las tormentas de la DANA a principios de septiembre en varios municipios del sureste de la región. Sin embargo, sus efectos sobre la arboleda pusieron en peligro a varios ciudadanos.
Es el caso de un padre y su hija de cuatro años que se salvaron "por segundos" de ser aplastados por un árbol que cedió en la calle Embajadores. O el de los conductores de la M-30 que se encontraron de frente, y no encima de sus vehículos, con otro ejemplar malogrado sobre el asfalto.
La chica de la calle Almagro acabó bajo las grandes ramas de un olmo siberiano de 15 metros de altura y más de dos toneladas de peso. El Ayuntamiento de Madrid asegura que el árbol estaba "sano" y que "no sufría patología ni daño previo al vuelco". De hecho, había revisado el estado del ejemplar en mayo de este año y en el mismo mes de 2022. Y no detectó "ningún defecto".
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Raíces "confinadas"
Xabier Loureiro, ingeniero forestal, especialista en arboricultura y gerente técnico de Loureiro Arboricultura Galicia, sostiene que la caída de árboles responde casi siempre a un conjunto de "factores condicionantes". Un 'cóctel perfecto' donde se unen el viento con las raíces "en mal estado" y el suelo pavimentado propio de las ciudades y municipios.
No es, por tanto, un fenómeno que afecte sólo a Madrid. "Hoy mismo [el jueves] he recibido un mensaje de WhatsApp de que mi hijo no tenía clase de música porque en la escuela se cayó un árbol justo en la entrada", asegura el experto, que atiende la llamada telefónica desde Lantaño, Vilagarcia de Arousa, Pontevedra.
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Sobre todos los factores que enumera Loureiro hay uno en el que hace especial hincapié: el "sistema radical", es decir, las raíces de los árboles. Normalmente, el sistema de raíces se extiende "como mínimo" tan lejos como las ramas más largas, cuando no, el doble o el triple. En un entorno urbano, en cambio, el sistema radical "está muy confinado y seguramente maltratado". "Muchas veces esas raíces se mueren de asfixia, se necrosan", detalla el ingeniero forestal, que también apunta a que las habituales obras del pavimento y canalizaciones son las que "deterioran" las raíces y abren la entrada a muchos agentes patógenos, sobre todo hongos.
En cualquier caso, este especialista insiste en la "importancia" medioambiental que tiene la arboleda en las ciudades que los convierte en "imprescindibles". "Son capaces de captar CO2 del aire, quedarse con el carbono que lo convierten en sustancias para su crecimiento y en hidratos de carbono que nos comemos en forma de frutos y liberar oxígeno al aire que respiramos", defiende.
Por ello, cree que cada vez deben cobrar más peso la evaluación y el cuidado de la flora y el arbolado urbano. A su juicio, estos análisis siempre deben de ser realizados por personal cualificado especialista como los arboricultores. Otro de los grandes riesgos que corre un árbol es el de padecer hongos, que afectan directamente a su fisiología. "Los peores síntomas que pueden evidenciar un deterioro avanzado del árbol sería la proliferación de hongos saprófitos que se desarrollan sobre madera muerta", detalla.
¿Un árbol con raíces "asfixiadas"?
Después de ver varias imágenes sobre el estado en el que quedó el pavimento de Almagro tras desgarrarse el olmo, Loureiro sostiene que el "sistema radical" podía estar "asfixiado" bajo la acera y el asfalto. "Si era un árbol de 15 metros, podría haber correspondido hacer una poda estructural y de reducción de la copa, precisamente para aminorar el 'efecto vela'". Este empuje que hace el viento sobre la copa se traslada a las raíces a través del tronco, "que cuanto más largo es, más palanca hace sobre el sistema radical".
La pregunta sobre el 'arboricidio' también se la hicieron en Andalucía hace una semana y media. Ahí, otro temporal, 'Bernard', también se llevó por delante decenas de árboles. Expertos citados por El Periódico de España atribuyeron estas incidencias a la sequía, los alcorques demasiado pequeños que impiden el anclaje de las raíces y a las obras mal ejecutadas que dañan a los ejemplares. Las podas mal realizadas y las fuertes lluvias terminaron de debilitar a las raíces.
El olmo siberiano de Almagro era uno de los 350.000 ejemplares controlados por el Servicio municipal de Evaluación y Revisión Verde (Server). Desde que el Ayuntamiento de Madrid puso en marcha esta unidad en septiembre de 2018, el Server se ha encargado de realizar "inspecciones sistemáticas, ordenadas, periódicas y programadas" en los 21 distritos, centrados en los árboles de edad madura y vieja.
Dos muertes más en 9 años
Madrid ha sufrido otros acontecimientos dramáticos relacionados con la caída de los árboles en la última década. En 2014 murió un hombre tras caerle una rama encima. Una niña resultó herida un mes más tarde en un episodio similar con un árbol. Aunque el suceso que supuso un antes y un después en la capital fue la muerte en marzo de 2018 de un niño de cuatro años en El Retiro, al que también le cayó encima un ejemplar.
En junio de 2019, durante los últimos días de Manuela Carmena como alcaldesa de la capital, se aprobó el protocolo de actuación que obliga a cerrar El Retiro y otros ocho grandes parques de Madrid ante la meteorología adversa. En verano se activa cuando confluyen rachas de viento fuertes y altas temperaturas, dos condiciones que pueden provocar la pérdida de ramas cuando el agua escasea. Dicho plan de actuación volvió a primera línea de la actualidad en junio y julio de este año, cuando el Ayuntamiento de Martínez-Almeida se comprometió a retocarlo para evitar cierres innecesarios durante las olas de calor.