Álvaro Iglesias Sánchez tenía 20 años aquel 6 de abril de 1982. El joven circulaba en moto por la glorieta de Bilbao con su amigo Fernando Arribas, hasta que el motor falló. Intentaron resucitar la máquina, pero no hubo manera. De modo que los dos jóvenes decidieron esperar a la grúa mientras tomaban una cerveza. De repente, se declaró un incendio frente a ellos, en el número 7 de la calle Carranza.
Álvaro no se lo pensó dos veces. Se metió en el edificio para rescatar a cuantas personas pudiera. Así sacó a una persona de avanzada edad, y luego a otra, y a otra. Tres personas salieron del edificio en llamas gracias a la valentía de este joven.
El joven entró una cuarta vez en el inmueble, pero ya no salió. Aquella madrugada, Óscar, el hermano mayor de Álvaro recibió una llamada del Centro de Quemados de la Cruz Roja. Le dijeron que tenían un cadáver que se ajustaba a las características físicas de Álvaro. Efectivamente, era Álvaro. En total, tres personas murieron y seis resultaron heridas en el incendio, que se inició por un brasero en la portería.
"Era muy desprendido, ofrecía lo que tenía sin importarle lo que pensaran los demás", contó Óscar en una entrevista en El País, 35 años después del suceso. El joven fallecido estudiaba márquetin y era el tercero de seis hermanos. Vivía con su familia en la calle Príncipe de Vergara.
Álvaro recibió numerosos reconocimientos póstumos, entre ellos, la placa que abre este texto, presente en el edificio donde realizó este acto heroico. El 15 de julio del mismo año se inauguró un monumento en una ladera del parque de Berlín, muy cercano a donde vivía Álvaro. Desde el momento del suceso, el joven fue apodado como "el héroe de Carranza" por el acto que le costó la vida.
El busto que recuerda a este héroe civil es obra del escultor Santiago de Santiago, que tiene numerosas obras repartidas por la ciudad de Madrid, como el monumento a Andrés Segovia, o el dedicado al niño por UNICEF, dentro del propio distrito de Chamartín.
El alcalde Enrique Tierno Galván concedió al héroe de Carranza la Medalla de Oro de Madrid, creada exprofeso para homenajear al joven. Asimismo, se otorgó a la familia la Insignia de Oro, con distintivo rojo, al Mérito de Protección Civil. También el entonces el ministro de Cultura, Javier Solana, le impuso a título póstumo la Cruz de la Orden de la Beneficencia.