El negocio inmobiliario de unas monjas y una promotora en una finca de Hortaleza: oficinas, 20 M y la vieja casa de Arniches

El negocio inmobiliario de unas monjas y una promotora en una finca de Hortaleza: oficinas, 20 M y la vieja casa de Arniches

Madrid Capital

El negocio inmobiliario de unas monjas y una promotora en una finca de Hortaleza: oficinas, 20 M y la vieja casa de Arniches

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El conjunto de terrenos se encuentra en el barrio de Valdefuentes, en Hortaleza. Y está encajonado entre la M-40 y la M-11. Un buen puñado de estos solares es del Ayuntamiento de Madrid. Otra de las parcelas, sin embargo, pertenece a las Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad.

Las monjas se hicieron con la finca de Los Almendros décadas después de que el dramaturgo Carlos Arniches se deshiciera de ella. Ahora, las religiosas, representadas por la empresa Therus, proponen transformar el ámbito y levantar ahí oficinas.

El plan parcial ya se está tramitando en el Consistorio madrileño. El Área municipal de Urbanismo lo aprobó de forma inicial a principios de octubre.

La promotora, Therus, una firma con capital luxemburgués, ya construyó justo al lado de Los Almendros el parque empresarial Helios. Las monjas han encomendado a la compañía la tramitación urbanística del plan, tal y como avanzó El Confidencial

El ámbito de Los Almendros tiene más de 80.000 metros cuadrados. Cibeles posee seis parcelas que suman el 39,7% del total. Las Adoratrices, en cambio, sólo cuentan con una, pero que supone el 60,3% de la bolsa de suelo. El objetivo es levantar oficinas sobre una superficie de 23.095 metros cuadrados. También se plantea una zona verde de 8.458 m2 y otra destinada a un equipamiento público de 20.140 m2.

Según la documentación del plan, disponible en el portal de transparencia del Ayuntamiento de la capital, Therus cifra en 10,1 millones de euros los gastos para desarrollar el ámbito. Con todo, la firma considera que la operación es "viable económicamente" porque el valor bruto del suelo asciende a 20,1 millones de euros

En la misma documentación se considera que desarrollar el ámbito está "plenamente justificado" para los intereses públicos porque se obtendrán "importantes dotaciones públicas para equipamientos" y más "recorridos de la movilidad sostenible". Todo ello además de los "aprovechamientos lucrativos" que tienen parcelas del Ayuntamiento y el solar de la entidad religiosa. 

La casa donde vivió Arniches

La singularidad de estos terrenos está en una casa que se encuentra, precisamente, en el solar de las Adoratrices Esclavas. La historia es larga y comenzó en el siglo XIX, cuando Hortaleza ni siquiera formaba parte del municipio de Madrid

La finca de Los Almendros perteneció primero a Manuel Saz Caballero. Más tarde la compró José Gasset Chinchilla, que imprimió sobre la casa un "mayor carácter". Después, pasó a manos de Elisabeth Benquey y Larraute, que se la vendió en 1922 a Carlos Arniches. El escritor la usó unos años como hogar de veraneo. El poeta Rafael Alberti fue uno de los personajes que conoció la construcción. 

Arniches se acabó deshaciendo de la casa, que en 1965 pasó a pertenecer a su actual dueña, las Adoratrices

La documentación del plan incluye un análisis histórico y patrimonial del lugar realizado por un "experto en patrimonio cultural". A modo de resumen, concluye que no se trata de una casa señorial ni protegida porque "carece de valores dignos de proteger", al igual que ocurre con el jardín de la finca. 

El futuro de la casa

¿Qué pasará con la casa? El plan parcial de Therus mantiene la edificación con el objetivo de "contribuir a mantener valores intangibles de la memoria colectiva que recuerda a personas, momentos, fechas o usos ligados a este ámbito y, en particular, a la finca de Los Almendros".

"Se trata, por lo tanto, de salvaguardar un patrimonio inmaterial constituido por valores intangibles, como son una serie de connotaciones históricas, culturales y sociales del lugar, a través de incorporar a la ordenación ciertas referencias al pasado o, incluso, algunos elementos materiales que han llegado a nuestros días", se añade en la documentación.

Por ello, se permite que el nuevo proyecto "integre el inmueble existente". Se mantendrá, en concreto, la envolvente de la casa, aunque se permiten cambios puntuales para eliminar los "impactos negativos" en fachadas y cubiertas y "mejorar su volumetría". Su destino será libre pero acorde al uso de oficinas o a través de un régimen de usos compatibles.

También resistirán los elementos del jardín que rodean a la vieja construcción. En este sentido, el plan abre la puerta a que pueda "mejorarse su composición, materiales y disposición, e incluso rediseñarse".

Polémica vecinal

Los planes urbanísticos que, desde hace años, sobrevuelan sobre la finca no contentan a todos. La Noria de Hortaleza, una asociación vecinal, creó en octubre de 2021 una petición en change.org para "salvar la antigua quinta" por la que "pasaron casi todos los nombres más relevantes de la Generación del 27". La petición acumula desde entonces más de 5.300 firmas, cerca de 90 se registraron este mismo jueves. 

En febrero de 2023, según recoge Hortaleza Periódico Vecinal, el PP y Vox frenaron una iniciativa para declarar este lugar como Bien de Interés Patrimonial. Aquella intentona la llevó a cabo el entonces diputado autonómico de Podemos Serigne Mbaye. La arquitecta Concha Díez-Pastor explica a Madrid Total que fue ella, junto a una compañera arqueóloga, quién envió un informe a la formación morada sobre el que el partido redactó la proposición.

Díez-Pastor es una estudiosa de Carlos Arniches Moltó, el hijo arquitecto del comediógrafo. "Las Adoratrices son libres de hacer con ello [la finca de Los Almendras] lo que quieran. Eso no lo discuto. Lo que me preocupa es que se convierta en un grupo de rascacielos quitando el último resquicio de elementos históricos que recuerdan lo que fue Hortaleza, un pueblo separado de Madrid", argumenta. 

A juicio de la arquitecta, desarrollar el ámbito "no es incompatible con el hecho de conservar este edifico y sus jardines y otorgarle algún grado de protección que impida que se venga abajo". Con todo, considera que "ahogar" este tipo de construcciones "impiden" entender "cómo ha surgido y evolucionado Madrid".