La caída en desgracia del quiosco del mítico Café El Espejo: vandalizado y con una terraza "ilegal" con 94 denuncias
La guerra entre el Ayuntamiento y la empresa desalojada, que defienden versiones opuestas, está retrasando la licitación de una nueva concesión.
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Guerra abierta entre el Ayuntamiento de Madrid y los empresarios que gestionaron la concesión del Gran Café El Espejo hasta el año pasado, cuando la Justicia dio por extinguido el acuerdo y la entidad privada tuvo que abandonar el local.
El conflicto ha derivado en dos situaciones delicadas. Por un lado, el quiosco histórico del Paseo de Recoletos ha acabado completamente abandonado, lleno de pintadas, suciedad e, incluso, con indigentes durmiendo en su interior.
Por otro, Cibeles asegura que no puede sacar una nueva licitación porque la compañía sigue utilizando de manera "ilegal" una terraza asociada al pabellón pero que los empresarios defienden que es suya.
Sobre este espacio exterior, de hecho, pesan 16 actas policiales, 94 denuncias, una orden de levantamiento y otra de cese de actividad. Ésta última está paralizada por unas cautelares.
Aunque la concesión caducó en 2019, el quiosco de El Pabellón del Espejo salió a subasta bajo un concurso de acreedores.
El que se hiciera con la gestión del pabellón tenía que cumplir la condición de liquidar las deudas, quedarse con los 25 empleados que trabajaban y restaurar el palacete acristalado del siglo XX donde se encuentra el mítico café.
Así lo recuerdan fuentes cercanas al empresario Aitor Enatarriaga, que pujó junto a sus socios por el negocio y lo adquirió en septiembre de 2022. Invirtieron "1,30 millones de euros" en el mismo quiosco del que fueron desalojados por el Ayuntamiento de Madrid dos años después. Y, a su juicio, de manera injusta.
"Querían echarnos sí o sí, pero con la circunstancia agravante de que no se quedan con el personal. Es injusto y muy sospechoso", señala Jesús Álvarez, abogado de los empresarios que regentaban el Gran Café El Espejo.
Después, de adquirir el local y hacer la gran inversión, el Ayuntamiento de Madrid les notificó que tenían que abandonar el café porque el expediente de concesión estaba caducado.
Según los empresarios, cedieron a las presiones para que volviera a salir a concurso público, como había prometido el Consistorio. "Ahora lo abandonan, no lo comprendemos", se quejan.
Guerra judicial
Cuando los empresarios pujaron por el pabellón hace dos años -siempre según la versión de su defensa- no sabían en la 'guerra judicial' en la que se metían.
"No nos habían notificado. En el cuaderno ponía que había un proceso de renegociación con dos sentencias del Tribunal Superior de Justicia que el Consistorio perdió. El Ayuntamiento no había iniciado ningún procedimiento para recuperar la concesión caducada en 2018. Entonces, en principio, todo parecía que se iba a renovar por el mismo periodo de tiempo", es decir, una concesión de cinco años renovables hasta un máximo de 30, explica el abogado.
Desde el Consistorio madrileño sostienen que el 20 de febrero de 2019 el concejal del distrito de Centro acordó declarar extinguida la concesión. La empresa recurrió y, el 27 de junio de 2024, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid dio la razón a Cibeles y consideró "extinguida la concesión del quiosco". Días después, Aitor y sus socios entregaron las llaves después de varias denuncias.
"Legalmente, podríamos seguir otro año. Teníamos unas medidas cautelares como las que tenemos sobre la terraza, pero no vamos a estar luchando todos los días con el Ayuntamiento. Hicimos un acto de buena fe entregando el pabellón para que lo sacaran a concurso", sostiene el abogado.
En cualquier caso, el resultado ha sido la degradación total del quiosco con pintadas en las que se puede leer 'Fuera okupas'. Además, se han encontrado a indigentes habitando el pabellón y maleantes que han entrado a ensuciar su interior.
A pesar de no ser su responsabilidad, un equipo de seguridad del Restaurante El Espejo está vigilando el café abandonado junto a la terraza, que mantienen abierta. "Nos está perjudicando esta situación. Si se vuelven a meter otros okupas, a lo mejor no los echas. Imagínate un negocio con okupas al lado en pleno Colón", lamentan.
"Terraza ilegal"
La terraza es, precisamente, el otro punto de fricción entre el Ayuntamiento y la empresa. Enatarriaga y los socios del negocio aseguran que está asociada al Restaurante El Espejo, situado en la acera de enfrente, en el número 31 de la calle Recoletos. Pero la versión del Gobierno de Martínez-Almeida es totalmente opuesta.
Las citadas fuentes municipales indican que el espacio no está asociado al restaurante, sino al pabellón como parte de la antigua concesión. Al estar ya extinguido el acuerdo, la terraza está funcionando de manera "ilegal".
De hecho, el Ayuntamiento ha ordenado el cese de la actividad de la terraza porque tiene desplegados "elementos no permitidos" según la normativa. El Juzgado admitió las cautelares de los empresarios sobre esta orden de cese. Además, existe otra orden de levantamiento de toda la terraza que sigue su curso administrativo.
Según la información facilitada por el Gobierno de Almeida, entre el año pasado y 2025, la Policía Municipal ha levantado "16 actas" sobre la terraza tras haber recibido 94 denuncias por varios motivos: "funcionar sin título habilitante, reproducir música, incumplir condiciones de salubridad, cocinar sin sistemas de extracción de humo", tener "deficiencias en cuanto a protección de incendios" y por "defraudación de fluido eléctrico".
La empresa, "indignada"
La empresa, en cambio, se muestra indignada por la cantidad de inspecciones policiales a la terraza y defiende que le corresponde la parte frontal al restaurante y "un poquito más a discreción del Ayuntamiento". "Ellos [el Consistorio] quieren echarnos de aquí, anularnos la licencia para hacerse con toda la terraza, darle después la licencia al pabellón y pedir un montón de dinero".
El enfado ha llevado a los que regentaban el Gran Café El Espejo a iniciar 12 procedimientos judiciales y a contratar una agencia de comunicación para difundir lo que consideran una "negligencia". Es más, acusan al Ayuntamiento de esconder "intereses privados" con sus actuaciones.
Por su parte, el Ejecutivo de Almeida está a la espera de que la terraza esté completamente desalojada para sacar la futura licitación del pabellón, que también será para actividades hosteleras.