La relación entre PP y Ciudadanos en la Comunidad de Madrid es "una bomba de relojería". Pero, en un principio, se descarta que Isabel Díaz Ayuso disuelva la Cámara autonómica para adelantar elecciones un año después de haber alcanzado el gobierno regional. La presidenta de Madrid, que tiene la potestad exclusiva de poner fin a la legislatura antes de los cuatro años, solo está dispuesta a dar ese paso si su socio de Ejecutivo pacta una moción de censura con el PSOE de Ángel Gabilondo para echarla de la Real Casa de Correos.
Ayuso consiguió retener la Comunidad de Madrid el 14 de agosto, casi tres meses después de las elecciones autonómicas, con los 30 votos de su grupo parlamentario, los 26 de Ciudadanos y los 12 de Vox frente a los 64 de la izquierda, que votó en contra. Esta semana en la que PP y Ciudadanos se han culpado mutuamente por la gestión de las residencias en la Comunidad durante la pandemia, en todas las formaciones políticas han echado las cuentas: si los naranjas se suman al bloque de izquierdas, Ayuso se quedaría en minoría y sin el Gobierno.
Los nervios se han disparado desde que las desavenencias entre los dos partidos de Gobierno han traspasado las fronteras físicas de la Comunidad de Madrid y ya se exhiben sin titubeos en los medios de comunicación. En el PP cuentan con el aval de que todas las encuestas aventuran un subidón en número de escaños si no queda más remedio que disolver el Parlamento y convocar elecciones. "No hay ni una sola encuesta que dé a Ciudadanos un escaño más. Su única manera de conseguir que Aguado sea presidente es quitando a Isabel y pactando con la izquierda", vaticinan en el entorno de la regidora madrileña.
En el equipo naranja descartan por completo romper el Gobierno de coalición que se firmó con el PP y disipan todos los rumores que apuntan hacia algún encuentro secreto entre Aguado y Ángel Gabilondo, el líder de los socialistas madrileños, para construir esa hipotética moción de censura. De hecho, acusan a los conservadores de "intoxicaciones" sobre posibles pactos con la oposición para "forzar un adelanto electoral. A lo mejor es Isabel la que quiere quitar a Aguado para poner a Rocío Monasterio", responden fuentes de Ciudadanos.
"Infiltrado"
Ayuso ha recibido el respaldo público de la portavoz de Vox en Madrid, Rocío Monasterio, que llamó a Aguado "infiltrado" de Pedro Sánchez en el Gobierno de la Comunidad de Madrid y le acusó de "dinamitar" el acuerdo que tenían PP y Cs. La presidenta regional tampoco esconde su buena sintonía con el partido de Santiago Abascal, a quien conoce desde hace años, cuando ambos eran jóvenes militantes del Partido Popular.
El vicepresidente Aguado evita a toda costa cerrar ningún acuerdo con Vox ni dejarse ver con su equipo. Sin embargo, Ayuso le ganó el pulso cuando le propuso iniciar una ronda de contactos con la oposición para buscar una salida de consenso en la que participen todas las formaciones políticas ante la gravísima crisis social y económica que ha provocado el paso de la pandemia por Madrid.
Ayuso cedió, pero puso como condición que la primera en acudir a la cita con los miembros del Gobierno fuera precisamente Rocío Monasterio, a pesar de que Vox es el quinto partido con representación en la Asamblea. Días atrás, el vicepresidente Aguado cerró unilateralmente una reunión con todos los portavoces parlamentarios a la que no acudió la presidenta y que levantó también muchas ampollas en el equipo gubernamental.
Quininelas
Desde que pactaron el gobierno en coalición, presidenta y vicepresidente nunca han escondido su falta de sintonía. Sin embargo, ninguno de los dos equipos pensaba entonces que tendrían que gestionar juntos la peor crisis sanitaria y económica de la historia reciente: tres meses después de que estallara la crisis, la hemeroteca no guarda ni una sola fotografía juntos de presidenta y vicepresidente.
Miembros de los dos equipos son conscientes de que no son tiempos para pensar en elecciones, sino en solucionar los problemas de los madrileños, los españoles que han sufrido con mayor intensidad la virulencia del coronavirus. "Es tiempo de reconstruir... tenemos que aguantar un tiempo más así", repiten a ambos lados, aunque nadie apuesta un céntimo a que el Gobierno de coalición dura tres años más, hasta el final de la legislatura.