Con 30 años de tradición a sus espaldas, el de Majadahonda es el mercadillo de moda y uno de los principales atractivos del municipio: triunfa en todo Madrid tanto entre público como entre 'influencers'. Su éxito, eso sí, acarrea adaptarse: la popularidad que ha adquirido tras un gran crecimiento obligan a reorganizaciones que no siempre convienen a todos.

A las calles Erillas, Santa Catalina y de la Luna acuden cada sábado por la mañana 5.000 personas, además de las que se desplazan allí en la edición que tiene lugar los martes. Más de 180 puestos repartidos en 10.000 metros cuadrados en los que comprar textiles, calzado, complementos, frutas y verduras, frutos secos, ferretería, flores y plantas, decoración, artesanía y regalos.

No obstante, la afluencia de gente que conlleva su prestigio trae problemas no deseados como son el ruido o, en algunos casos, los restos, la basura e incluso los orines que los visitantes del mercadillo dejan en la zona. Son algunos de los principales retos que el Ayuntamiento local afronta para seguir presumiendo de lo que ya se considera un emblema de Majadahonda.

En este sentido, y según ha podido saber Madrid Total por fuentes del consistorio, desde el gobierno del municipio ya están trabajando en la implementación de aseos. Concretamente, están pidiendo presupuestos y estiman que el proceso de contratación pública durará un plazo de mes y medio.

Además, van a iniciar un sistema para controlar en la medida de lo posible el ruido. Agentes de seguridad vigilarán para que no se moleste a los vecinos, especialmente a las horas más tempranas, cuando empiezan a montarse los puestos. Así, por ejemplo, un comerciante deberá respetar ese ámbito a las 7.00 para no provocar sonidos exagerados que causen disturbios sonoros a los habitantes que vivan allí.

La reorganización de puestos

Otra medida, que el Ayuntamiento ha anunciado públicamente, es el ensanche de la delimitación del mercadillo. De acuerdo a lo que anunciaron en nota de prensa, pretenden reforzar la seguridad, "incrementando las vías de evacuación y promoviendo una mayor comodidad tanto en los accesos como en la circulación peatonal".

Lo harán mediante una pequeña ampliación del perímetro, cambiando de lugar 16 puestos pero sin añadir nuevos. Concretamente, la calle Santa Catalina contará con 10 y la rotonda de la calle Luna albergará seis puestos de venta.

Una mujer viendo prendas en el mercadillo de Majadahonda.

Es en este punto donde ha surgido la polémica, ya que según denuncia la oposición no se les ha tenido en cuenta, explicando que el Ayuntamiento del PP, que cuenta con 15 concejales por los 10 del resto, sólo se ha reunido con los comerciantes y no con ellos ni los vecinos.

Una moción del resto de partidos con representación unió a PSOE, Más Madrid, Izquierda Unida, Vecinos por Majadahonda y Vox, aunque fue rechazada el pasado jueves por los populares. En ella pedían un plan de autoprotección, controlar el aforo y recuperar la convivencia con los vecinos.

Carlos Bonet Pelegay, portavoz de Vecinos por Majadahonda, afirma que el tema de la ampliación está actualmente "encallado", mientras que el Ayuntamiento afirma que sigue en marcha. De hecho, la zona afectada ya ha sido asfaltada.

En opinión de Bonet "el problema es grave", ya que se trata de "seguridad". Según ha percibido de los vecinos, "la gente está muy nerviosa". Se refiere a la preocupación de quien allí vive y de algunos comerciantes con tiendas que pudieran ser tapadas por los puestos del mercadillo. Cree que es importante que todos se reúnan para buscar la mejor solución: "Es cuestión de sentarse". Incidentes como el falso aviso de bomba del pasado sábado, que obligó a acordonar el mercadillo, no logran más que tensar la situación.

Distancia con las casas

El Consistorio se refiere a los posibles problemas y quejas que pueda causar la ampliación en la calle Santa Catalina alegando que los puestos recolocados "no se les va a poner en la puerta" a los vecinos. Según cuenta, habrá diez metros entre el portal y el comercio: "Es una calle entera lo que hay hasta las viviendas".

Matiza que las quejas son sólo de algunos, señalando que existe mucha "desinformación por parte de la oposición". Y que, en cualquier caso, "nunca llueve a gusto de todos".