Verde, que te quiero verde. El célebre verso de Lorca es lo que mejor define al Parque del Retiro este lunes. Huele a tierra mojada por la lluvia caída en Madrid a media tarde. Después, sol. Un sol radiante y cálido, como corresponde a esta época. "Está un poco tropical, me encanta", aprecia el fotógrafo mientras cruza la puerta de O'Donnell. Ha vuelto el trasiego al pulmón de Madrid, aunque ahora lleve mascarilla. Dos meses después, bienvenidos al Retiro.
Este parque y otros 18 han abierto este lunes sus puertas en el primer día que Madrid está en la ansiada fase 1 de la desescalada. A lo largo del día cientos de vecinos se han acercado hasta el parque madrileño por excelencia. Si hay algo que define a Madrid —con permiso del agua del grifo, la osa y el madroño— es el Retiro.
"Esto es una gozada", celebra un matrimonio de jubilados mientras camina a buen ritmo por el Paseo de Coches. "Mira, han cortado el césped", aprecia él. Lo sabe porque viven enfrente, en la calle Menéndez Pelayo. Aunque desde su casa, son de las pocas personas que han podido disfrutar del Retiro desde que se decretara su cierre con el estado de alarma el pasado 14 de marzo. Ahora, por fin, lo pueden vivir desde dentro. La alegría se palpa tras las mascarillas.
Vuelta a la terraza
Son las siete de la tarde. Hay gente en el parque, aunque mucha menos de la que cabría esperar. Es hora de jubilados y de niños con su correspondiente patinete, parece que los regalan. También abundan las parejas paseando de la mano como si fuera San Valentín. No todo el mundo lleva mascarilla, aunque tampoco están obligados a ello, el sitio es abierto y es fácil guardar la distancia de seguridad.
En la orilla sur del estanque, la vida ha vuelto al bar de Fran. Su negocio se ha resentido tremendamente por estos meses de parón, pero está convencido de salir adelante. "Hombre, en el Retiro siempre hay gente", afirma tras la barra este hostelero, que también es dueño de otros dos bares. "Ya lo estás viendo", y señala a su terraza, que está a rebosar de clientes.
El monumento a Alfonso XII, a pocos metros del bar de Fran, también tiene su público: niñas que se sacan selfies, fumadores de algo que no huele precisamente a tabaco y adolescentes que se besan apasionadamente al cobijo de las columnas. Parece que lleven tiempo sin verse.
Este señorial monumento —también tiene un mirador— está flanqueado por alegorías a las cuatro virtudes cardinales: fortaleza, templanza, justicia y prudencia. Bajo esta última una señora pasea alegremente sin mascarilla. Ironías de la vida.
"No es lo ideal. Lo ideal es llevar mascarilla sobre todo por prevenir", afirma Silvia Pérez, enfermera del Hospital de la Princesa. Tras dos meses combatiendo el virus en primera línea ha decidido aprovechar el día de reapertura con un paseo por el Retiro. Al haber vivido tan de cerca la pandemia, valora con tibieza el pase de la Comunidad de Madrid a la fase 1.
"Como seres humanos lo agradecemos, pero como personal sanitario que somos estamos un poco con la mosca detrás de la oreja porque da miedo", añade su amiga Ana Molina, médico de la Fundación Jiménez Díaz. "Hemos vivido en el hospital una situación muy dura y hay que ser prudentes".
Hacia las ocho de la tarde, los runners han empezado a tomar el parque, que poco a poco se ha convertido en un festival de jadeos, camisetas fosforitas y mallas ajustadas.
19.000 árboles
El Retiro son 118 hectáreas donde caben casi todo. Un inmenso estanque habitualmente flanqueado por artistas callejeros en su orilla oeste, una montaña artificial cerrada desde tiempos inmemoriales, trapicheos, romances, deportistas… todo bajo la inmutable presencia de 19.000 árboles de 163 especies diferentes.
El llamado pulmón de Madrid cerró sus puertas con el decreto del estado de alarma, lo que ha resultado ser la clausura más larga de su historia reciente. Anteriormente, había cerrado en momentos puntuales debido a las fuertes rachas de viento que podían provocar desprendimientos de ramas.
El anterior cierre más prolongado que se recuerda del Retiro fue en la primavera de 2018, cuando la caída de un árbol mató a un niño de cuatro años. Sucedió en las inmediaciones del Florida Park, junto al acceso de la calle Ibiza. Este terrible suceso obligó a cerrar el parque durante 15 días para llevar a cabo una exhaustiva tala de ramas y árboles endebles.
El Ayuntamiento, entonces bajo el mando de Manuela Carmena, no se limitó al parque y ordenó la poda de ramas en los árboles de todo Madrid por riesgo de caída. El mismo día que aquel niño perdió la vida, un hombre resultó herido al desprenderse una rama en el barrio de Latina, al sureste de Madrid.
El prolongado cierre del Retiro coincidió además con la Semana Santa, lo que supuso la ruina de los comercios colindantes, especialmente los de la calle Menéndez Pelayo, donde abundan las terrazas y las tiendas de alquiler de bicicletas y segways.
Cuatro siglos de parque
En sus casi 400 años de historia, este parque lo ha vivido casi todo, aunque durante más de dos siglos fue el coto privado de caza de la familia real. Aquí nació el primer zoológico de Madrid, la famosa Casa de Fieras, inaugurada bajo el reinado de Carlos III en 1774. Pocos años después, se convirtió en el cuartel general de las tropas francesas durante la guerra de independencia, lo que provocó enormes daños en sus jardines.
La del coronavirus no es la primera pandemia que ha vivido este parque. En 1918 fue también testigo de la gripe española, provocada también por un influenzavirus. Aunque era gripe, no era española. Se la bautizó así porque toda Europa estaba en plena Gran Guerra y España, al ser neutral, era el único país afectado que podía hallar una explicación al gran número de muertos y publicarlo en la prensa. En realidad, su origen tuvo lugar en Estados Unidos.
También ha albergado episodios relevantes de nuestra historia. Hace 84 años, en mayo de 1936, Manuel Azaña fue investido presidente de la segunda república en el Palacio de Cristal. Dos meses después, estalló la Guerra Civil. Durante su transcurso, el Retiro albergó un refugio antiaéreo republicano que fue descubierto en el año 2013.
En 2018, recibió la visita de una comisión de auditores del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos) para estudiar la candidatura del Retiro a formar parte del Patrimonio de la Humanidad. Aunque esa andadura no llegó a buen puerto, para los madrileños no hay parque igual. Y desde este lunes ya lo pueden vivir en sus carnes.