La 'maestra' pastelera que cautiva en Chamartín sólo por el aroma de sus tartaletas de limón

El olor irresistible de un obrador artesano hace pecar a muchos. En ese aspecto, la repostera Fran Bravo de Fika Pâtisserie juega con ventaja, y lo sabe. Por eso deja estratégicamente la puerta de su pastelería abierta, para que llegue el olor de sus tartaletas recién horneadas a la gente que pasa por su puerta y no se puedan resistir a entrar.

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Los vecinos que pasan por el número 26 de la calle Costa Rica en Chamartín no pueden evitar parar en la pastelería y acabar comprando alguna de sus tartaletas. De hecho, fueron ellos los primeros clientes de la causante de este dulce aroma en el barrio, Francisca Bravo (Santiago de Chile, 1991), una alegre y joven pastelera que cautivó a los residentes de la zona durante el confinamiento. "Les regalaba las tartaletas que horneaba mientras creaba la carta de dulces de mi nuevo local", relata a Madrid Total la propietaria de Fika Pâtisserie.

Esta joven cambió las tizas y las pizarras de Magisterio por varillas y hornos en Chile hace diez años y recaló en Madrid, donde abrió en 2021 su obrador en el que prepara tartas y tartaletas artesanas de alma francesa. Fran ha viajado por medio mundo aprendiendo repostería, por eso sus tartaletas tienen influencia latinoamericana, inglesa, francesa, italiana y estadounidense. 

Su tartaleta más vendida, la lemon pie, al fondo a la izquierda. Fika Pâtisserie

El sabor favorito entre las tartas y tartaletas individuales, según informa Bravo, es la de limón y merengue. "La de lemon pie es la más vendida. Vendo unas noventa al día". En segundo lugar, está el brownie y caramelo. Otros de los sabores más vendidos son el de limón, albahaca y frambuesa; la cheesecake de mango y maracuyá; el banoffee; y su tarta tres leches. Las tartaletas cuestan desde 3,90 euros y las tartas más grandes entre los 18,90 y 41,90 euros.

En su bonito local de aires franceses, Fran trabaja desde temprano en la elaboración de sus pasteles para abrir las puertas de Fika Pâtisserie a las 11:30 todos los días de la semana. El nombre de la pastelería proviene del concepto sueco fika. "Es tener un momento para un café y tomar algo dulce con amigos y familia, por eso mi pastelería está llena por la tarde para hacer fika durante la merienda", explica la pastelera Bravo.

Los ingredientes de las tartas, tartaletas y bizcochos del obrador son totalmente naturales y en la despensa de su tienda no hay lugar para conservantes, saborizantes o colorantes industriales. Por eso la repostera Bravo no se esconde y cualquiera que se asome puede verla en acción a través de la puerta acristalada que separa la cocina de la tienda. Su café también es de primera calidad cien por cien arábica para tomar en sus coquetas mesas, que en los meses de buen tiempo también se extienden a la terraza exterior.

Fran Bravo en la entrada de la pastelería con el mostrador de fondo. Fika Pâtisserie

De tizas a hornos

A Fran siempre le han gustado las cosas manuales. Creyó que su futuro estaba en las artes plásticas como profesora de primaria hasta que durante sus estudios universitarios decidió cambiar y cursar cocina. Una vez finalizados los estudios de cocina en Chile, su primer destino fue Sidney en Australia y luego se trasladó a Liverpool en Reino Unido donde trabajó en repostería.

En Madrid fue pastelera en dos de los hoteles más reconocidos de la capital: NH Collection Madrid Eurobuilding y The Westin Palace. La pandemia supuso para ella el empujón que necesitaba para dar a probar sus tartas entre los vecinos y lanzarse a abrir su obrador propio, Fika Pâtisserie.