Las 'cookies' virales de una eslovaca llegan a Madrid desde Barcelona: una receta que sólo conocen 2 personas
El Desván Bakery presenta en su tienda unos 25 sabores de los 50 que ha creado en total. También tiene otras especialidades como tartas de queso.
22 septiembre, 2024 02:16Cuando Lucía Kuraková se metió a estudiar hostelería no se imaginaba que sus cookies se convertirían en unas de las más famosas de Barcelona. Y menos que, posteriormente, se extenderían por todo el país, e incluso internacionalmente, gracias a las redes sociales.
Lucía es la cara detrás de El Desván Bakery, una tienda de galletas americanas que ya va por su cuarto local y con un quinto en camino. A principio de este año abrió el primero en Madrid, en la calle Hortaleza número 8. Ahora va a por el segundo, el cual se prevé que estará en unos meses en un centro comercial de la capital, tal y como confirma la propia dueña a Madrid Total.
Y es que estas famosas galletas no son solo las típicas cookies americanas. Están hechas artesanalmente siguiendo la receta "secreta" de la propietaria. Una receta que tardó un año en lograr a base de pruebas y que solo saben dos personas: ella y su compañero.
Su objetivo era conseguir las proporciones perfectas de cada ingrediente. Un propósito que alcanzó. De prueba están las colas inmensas que ya se agolpaban a las puertas de su establecimiento al comienzo de su apertura. Algo que le llevó a la viralidad con un vídeo que obtuvo 70 millones de visualizaciones.
Un hecho que marcó un antes y un después en su negocio: de hacerlas para los vecinos y conocidos a que se le acerque gente de todas partes del mundo. "Viene muchísima gente del sur de América, sobre todo de México. Pero también muchos de Turquía. E incluso el otro día vino un grupo de chicas de Barbados", cuenta Lucía.
De Eslovaquia a Barcelona
Natural de Eslovaquia, la propietaria de El Desván Bakery comenzó a trabajar en la hostelería hace 20 años, cuando tenía 14 años. Su padre acababa de fallecer y toda ayuda económica era bienvenida en su casa.
"La cocina siempre había estado presente de alguna manera en mi familia. En mi país es tradición hacer todo en casa, incluso las tartas o pasteles de cumpleaños. Me venía de mis abuelas y de mi madre", explica. Por eso, cuenta que su trabajo en la hostelería es totalmente vocacional. A raíz de ahí decidió estudiarlo para profesionalizarse.
Llegó a España hace diez años. Primero, para trabajar como camarera en la Costa Brava y aprender el idioma. Después se mudó a Barcelona y abrió en 2017 junto con otros socios una hamburguesería: El Desván. Este sería el primer paso para la creación de sus famosas galletas.
Y es que, durante ese primer año, desde 2017 hasta 2018, estuvo haciendo los ensayos para crear la receta actual del que sería el postre más demandado del restaurante. "Como era todo de estilo americano, le estuve dando vueltas al tema de los dulces", dice Lucía. En ese sentido, explica que tenía en mente las clásicas tartas de queso o los brownies. "Pero me fascinaban las galletas", añade.
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"A mucha gente le gustaron tanto que los días que no venían a cenar igualmente se pasaban por el restaurante para comprarlas para llevar", explica. Luego llegó el Covid y con él la pandemia que obligó a la cuarentena de la mayor parte de la población en sus viviendas. La hamburguesería cerró, pero Lucía siguió haciendo pasteles y cookies en su casa bajo pedido. Entregas que hacía ella personalmente.
Fue a principios de 2021 cuando decidió abrir un negocio físico en el que dedicarse por completo a la parte repostera y dejar atrás las hamburguesas. "Era una época en la que todavía existían las mascarillas y la distancia social, pero se juntaron unas 500 personas en la inauguración para apoyarme. Una locura", cuenta.
Un año después, con la apertura de la segunda tienda, el episodio se repitió con el vídeo viral mencionado en el que se puede ver una cola tan larga que daba la vuelta a la manzana. "Eran unas 600 personas. Yo me puse a llorar porque muchas veces no te lo esperas".
"Es muy difícil de explicar. De repente de una chica que llevaba el delantal puesto y estaba en su obrador siempre con la cara llena de harina, pasé a tener la atención de mucha gente. Me parecía mucha responsabilidad", explica. Y es que a partir de ahí comenzó a tener miles de seguidores en Instagram, las tiendas llenas e incluso ofertas de compra de su negocio.
Las galletas
Las galletas de Lucía son una mezcla de la inspiración en reposteros de América e Inglaterra con las recetas de su país. El resultado es una creación única sobre la que innova y prueba sabores de todo tipo. "Quería romper el mundo de las galletas. Hacer una fusión con la repostería clásica", comenta. Y es que ha creado unos 50 sabores a lo largo de estos años, de los que se exponen unos 25 en cada tienda.
Algunas, no se van nunca, como la de pistacho, la de Nutella y la de Red Velvet. Otras solo están algunas temporadas, como la de mojito este verano, hecha con una crema de lima.
En ocasiones, ha experimentado recreando sabores como el tiramisú que define como "un pastel tradicional italiano metido en una galleta". O incluso con Peta zetas, haciendo que al morder la galleta el sabor "explotara" en la boca, haciendo alusión a estas golosinas.
Actualmente, entre la oferta más clásica, como la de brownie, la de avellanas o la de Oreo, se encuentran algunas tan originales como la que homenajea al país de origen de las cookies con ingredientes que recuerdan a la nación: rellena con crema de Lotus, mermelada, cubierta con bacon tostado y sirope de arce. Asimismo, también se incluyen otros dulces como las tartas en su catálogo.
"Dejar una huella"
Aun con el incremento de su popularidad, convertido en la creación de más tiendas, Lucía asegura que su intención no es "masificarlo". "No pretendo tener 100 cafeterías", especifica. Su idea, por tanto, es continuar creciendo en ciudades españolas con más afluencia, como Valencia o Zaragoza. Aunque, por ahora, está empezando por Madrid.
"No desearía perder la esencia de artesanía. Además, quiero que en todas las tiendas se pueda encontrar exactamente la misma galleta, con el mismo sabor y la misma calidad. La única manera es teniendo una producción controlada", cuenta la propietaria.
Pese a ello, afirma que sí le gustaría "dejar una huella" en su país. "He recibido algunas propuestas para abrir en la capital de Eslovaquia, pero hay que estudiarlas. Ahora mismo no está en mis planes, aunque me gustaría".