El transporte de Madrid estará marcado por el uso obligatorio de mascarillas, una oferta al máximo de la capacidad de todos los servicios y el intento de colaboración con el ámbito privado para modular los picos de demanda y evitar aglomeraciones. Así se desprende del documento de análisis y propuestas en materia de movilidad para la desescalada que la Consejería de Transportes, Movilidad e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid ha remitido al Gobierno y al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL.
"Con la desescalada y la recuperación paulatina de la actividad, iniciamos una nueva fase que va a exigir nuevas medidas para garantizar la movilidad. Las principales deben ser la obligatoriedad del uso de mascarilla en el transporte público y desplegar el 100% de la capacidad disponible en la red de transporte", ha apuntado el consejero de Transportes, Movilidad e Infraestructuras, Ángel Garrido, que ha añadido que el objetivo es que el transporte público siga siendo "un pilar clave para una movilidad segura y sostenible".
Con vistas a la paulatina reactivación de la actividad y la economía, el consorcio ha analizado las nuevas capacidades de la red de transporte público, basada en el 100% de la oferta de un día habitual pero aplicando una distancia social de seguridad entre personas de 1, 1,5 y 2 metros.
Así, en caso de que la distancia interpersonal sea de un metro entre viajeros, la capacidad del transporte público se reducirá a un 30% de la habitual, lo que equivale a realizar 1,5 millones de viajes al día frente a los 5,5 millones de antes de la alerta sanitaria. Una medida que tendría un gran impacto en el resto de opciones de transporte de la ciudad.
En caso de aumentar la distancia de seguridad a 1,5 metros la capacidad se reduce a 1,1 millones de viajeros. Estas cifras equivalen a la demanda habitual por motivo de trabajo. Para el distanciamiento social de 2 metros solo se podría atender 885.000 viajes diarios en todo el sistema de transportes.
Más servicio que nunca
Con estos parámetros, la Consejería de Transportes ha diseñado una estrategia de movilidad durante la desescalada que incluye el despliegue del 100% de la capacidad disponible del transporte público y que tiene, como una de sus propuestas principales, la obligatoriedad del uso de la mascarilla en transporte público, sobre todo en Metro o Cercanías, que son de uso masivo.
Además, se propone potenciar las líneas de autobús que recorren los principales barrios y entradas de las ciudades e incrementar la oferta en los tramos de máxima intensidad, reforzando las paradas con más demanda.
La estrategia incluye también la creación de autobuses lanzadera entre intercambiadores y puntos críticos, como hospitales o centros de trabajo; y líneas de autobuses interurbanos que refuercen las rutas ferroviarias con más demanda.
Asimismo, la consejería entiende que será necesario que se promuevan y potencien planes de movilidad al trabajo, especialmente en grandes empresas; e impulsar el uso de la bicicleta, los trayectos a pie y los nuevos modos de movilidad urbana para los recorridos urbanos y de proximidad.
Aparcamientos de disuasión
Otra parte fundamental de la estrategia de movilidad para la desescalada deberán ser las medidas para reducir la hora punta y evitar la saturación puntual en el transporte público. Para ello, el departamento de Ángel Garrido defiende el mantenimiento del teletrabajo, así como flexibilizar horarios laborales y establecer distintas horas para el comienzo de la jornada de trabajo.
El documento propone también reducir la movilidad en vehículo privado en las áreas metropolitanas, facilitando aparcamientos de disuasión y estructurando autobuses lanzadera desde estos puntos de intermodalidad.
Además, se prolongarán las medidas extraordinarias de limpieza y desinfección en todo el transporte público, la restricción de aforo en los autobuses, el bloqueo de asientos para su uso y la prohibición de pago en efectivo en los autobuses.
Con el plan ya listo sólo queda esperar a las medidas del Gobierno central para conocer el marco en el que se tendrá que poner en marcha esta nueva etapa del transporte urbano en la región. Una cuestión crítica, ya que, del buen funcionamiento del transporte público dependerá gran parte del éxito de las estrategias sanitarias y económicas que se pongan en marcha durante las próximas semanas para hacer frente al impacto del coronavirus.