"Yo llevo pagándole putas a Juan Bernardo cada vez que viene a Madrid, todos los días. Mil euros, mil euros, mil euros…". El Mediador tenía muy claro que ganarse el favor de un político no salía barato. Por eso abría bien la cartera para que Juan Bernardo Fuentes Curbelo, Tito Berni, estuviera contento. Prostitutas, comilonas, cocaína, fiestas desmadradas… Lo que hiciese falta para conjurar la trama delictiva que ha explotado en las últimas semanas, salpicando a su paso a un diputado del PSOE, a un antiguo mando de la Guardia Civil y a un buen puñado de empresarios. Uno de los puntos donde se fraguó este escándalo es el club Sombras.
Este burdel de lujo se ubicó durante décadas en la calle Nervión, en El Viso, una de las zonas de mayor poder adquisitivo en España. Hace cinco años, trasladó unos metros su sede a la calle General Perón, en el distrito de Tetuán.
El Viso es un sitio donde parece que el tiempo pasa más lento. Mientras Madrid cambia a pasos agigantados, nada turba la calma de este lujoso rincón residencial. Así pues, el prostíbulo estuvo más de 30 años en este enclave, pasando desapercibido, en la sombra -valga la redundancia- y reservado para unos pocos bolsillos capaces de pagar los servicios de sus escorts.
"Al principio era discreto", asegura una vecina que lleva 19 años viviendo enfrente del antiguo Sombras, en El Viso. "Luego se desmadró la cosa. Varias veces vino la policía porque pegaban a las chicas". El anterior portero era "muy educado", pero poco a poco la convivencia se fue haciendo más desagradable, hasta que el Sombras se trasladó.
Hace cinco años el chalé cambió de manos y se instaló allí una familia con niños pequeños. El salto fue notable. "Tuvieron que poner un cartel en la puerta porque seguía viniendo gente con ganas de fulaneo", afirma otro vecino.
Pero el "fulaneo" se había ido con la música a otra parte. Por si acaso, durante un tiempo, "había un hombre por las noches en un coche en la puerta, para avisar a los clientes y llevárselos al otro sitio". Ese otro sitio es la avenida del General Perón 10, en los bajos de Azca.
La agente M.G.
Mucho antes de este traslado, y de que Tito Berni llegara a diputado, el club Sombras estuvo en el punto de mira de la Guardia Civil por un caso verdaderamente peculiar: el de la agente M.G., la guardia civil metida a prostituta. Todo comenzó en el verano de 1997 cuando Asuntos Internos descubrió la actividad paralela que esta agente estaba desarrollando en el Sombras.
Varios agentes la vieron salir y entrar del chalé, curiosamente, justo enfrente del palacete de Tessa de Baviera, prima del rey Juan Carlos I. En el marco de la investigación, otro agente se infiltró en el club y pidió ver a las chicas. Escogió a una tal Claudia, morena de ojos claros.
El agente contrató sus servicios por 20.000 pesetas y subió a la habitación con ella. Cuando se quitó el sujetador, confirmó sus sospechas: una compañera suya estaba ejerciendo la prostitución. El agente, según el testimonio que dio entonces a sus superiores, no remató la faena. El año siguiente se cerró el expediente gubernativo iniciado contra M.G., decretando su expulsión del cuerpo.
La Sala Quinta de lo Militar del Tribunal Supremo terminó de confirmar que M.G. "se dedicaba públicamente a la prostitución". "Fue expulsada por ser incompatible el ejercicio de una actividad profesional con la otra", recuerda un alto mando de la Benemérita en conversación con este periódico. "Fue un cachondeo generalizado, hubo mucho chismorreo. La portada de Interviú fue muy sonada".
Dos años después de su expulsión, en el 2000, M.G. dio su versión de los hechos posando con poca ropa para la revista Interviú. "Es mentira. Yo no me he dedicado a la prostitución. Además, no tenían pruebas de ningún tipo. Ni cintas magnetofónicas, ni vídeos. Nada. Solo testimonios de los guardias. Es cierto que conocía el local y a las chicas, pero solo porque compraban mis artículos", aseguró a la revista. "Yo no era esa chica", es decir, Claudia.
M.G. fue la primera mujer guardia civil dedicada a proteger sedes de altas instituciones del Estado. Cuando posó para Interviú tenía 29 años, estaba casada y era madre de un bebé. Por eso en ninguna foto de la sesión se le vio la cara y nunca trascendió su nombre completo. "María algo", cree recordar el citado mando de la Benemérita, pero ha pasado mucho tiempo.
El 'diputero'
Dos décadas después del caso M.G., el entonces diputado del PSOE Juan Bernardo Fuentes Curbelo, acudió al Sombras. Fue el 23 de septiembre de 2020, el mismo día que el Congreso de los Diputados emitió un comunicado para conmemorar el Día Internacional de la Lucha contra la Explotación Sexual.
Para entonces, el club ya había cambiado de ubicación y el chalé de El Viso llegó a una familia a través de una inmobiliaria. Para hacer honor a esos más de 30 años que estuvo en El Viso, en las tarjetas del club actual se puede leer "Corporación Nervión 15". Esto deja claro la vinculación entre el chalé y la ubicación actual, por si hay algún cliente despistado.
La trama delictiva había empezado a rodar a espaldas de la sociedad. Por la mañana, un diputado más; por la noche, un político dejándose corromper. El caso Mediador está en proceso de instrucción actualmente en el Juzgado Número 4 de Santa Cruz de Tenerife.
Antonio Navarro Tacoronte, el Mediador, fue la figura que desencadenó todo. Según el sumario el caso -que no para de crecer- este hombre puso en contacto a empresarios con políticos para conseguir contratos públicos y recoger importantes mordidas en el proceso. Hasta siete empresarios tanto de las islas Canarias como de la península están investigados por pagos de mordidas y regalos a cambio de este tráfico de influencias.
Para ocultar su rastro, El Mediador, llegó a comprar los móviles de la mayoría de prostitutas que ponían al servicio de diputados y empresarios. En esos teléfonos había imágenes, grabaciones y vídeos de las fiestas.
En total, el caso mediador tiene 12 investigados por delitos de pertenencia a organización criminal, blanqueo de capitales, cohecho, tráfico de influencias, y falsedad documental por hechos que se remontan a 2020 y 2021. Entre los imputados hay también un general retirado de la Guardia Civil, Francisco Espinosa Navas, que ya se encuentra en prisión provisional.
Mientras pasa el tiempo, el sumario de esta compleja trama delictiva sigue creciendo. El mismo año que el chalé de El Viso cambió de manos, Interviú se dejó de publicar. La profesión más antigua del mundo, en cambio, sigue igual que siempre.