Una trabajadora del Grupo Konecta BTO murió repentinamente este martes a las 14 horas mientras realizaba sus funciones en la sede de la empresa Konecta BTO, situada en el número 26 de la calle San Romualdo, en el distrito de San Blas-Canillejas.

Los sindicatos CGT, UGT y USO han denunciado que el resto de los trabajadores se vieron obligados a continuar trabajando con el cadáver de su compañera, Inmaculada, presente en las instalaciones. 

El sector federal de telemarketing de la CGT ha publicado un comunicado donde relatan los momentos vividos en la jornada del pasado martes: "Una compañera tuvo que sujetarla para que no se cayese de la silla, acto seguido intentaron por activa y por pasiva reanimarla". Los esfuerzos fueron en vano.

"No veíamos el momento de llegar, los segundos parecían horas y al entrar en San Romualdo, todo parecía una película de terror de serie B. Al lado de nuestra compañera alguien atendía una llamada", ha denunciado CGT.

Los representantes sindicales relatan a través de su página web la impresión que les supuso presenciar este hecho y cómo entre los trabajadores del edificio fueron intercambiándose mensajes de incredulidad:

—Está tirada en el suelo y nosotros cogiendo llamadas.

—¿Estáis cogiendo llamadas?

—Sí, nos dicen que sigamos cogiendo llamadas.

"Somos un servicio esencial", argumentaban los responsables de la empresa. "¿Y la vida? ¿Hay algo más esencial que la vida?", se preguntan ahora los compañeros de Inmaculada.

Los sindicatos han expresado su "repulsa" hacía los responsables de la empresa por "semejante comportamiento". Denuncian que en la gestión de este suceso "ha faltado humanidad, empatía y respeto".

Este sindicato también ha exigido una reunión del Comité de Seguridad y Salud de la empresa para "esclarecer responsabilidades", exigir el reconocimiento de lo ocurrido, acordar la forma en que se investigará el caso y establecer un protocolo de actuación para situaciones similares.

También UGT reclama el respeto que merece la compañera fallecida y expresa su "malestar e indignación" por la "lamentable actuación" de la empresa al obligar a los empleados a continuar atendiendo llamadas, tratándolos como si fueran robots.

"¿Dónde está la humanidad en Konecta?", plantea el sindicato. Asimismo, denuncian que la compañía debió desalojar a los trabajadores que tienen la posibilidad de realizar su trabajo de manera telemática.