Francisco Maya, un presunto atracador español de 24 años conocido como el Gordo Maya, ha sido tiroteado en la noche del viernes en la avenida del Marqués de Corbera, en Ciudad Lineal, según ha adelantado ABC y han confirmado fuentes policiales a Madrid Total. La víctima había trabajado con El Goyito, el 'rey de los aluniceros'.
El suceso se produjo a última hora del viernes, sobre las 23.30 horas, cuando la víctima se encontraba con otras personas en esta vía. Al parecer, según relataron algunos testigos, se produjo una riña. En un momento dado, un hombre vestido de oscuro llegó en patinete eléctrico y disparó al alunicero.
El atacante huyó del lugar sin el patinete. Posteriormente, agentes del Grupo de Delitos Violentos de la Brigada Científica de Madrid encontraron por la zona una pistola con silenciador y cuatro casquillos de bala.
La víctima fue trasladada por los sanitarios del Samur-PC al Hospital Gregorio Marañón con una herida de bala que le atravesaba el antebrazo izquierdo, con orificio de entrada y otro de salida.
La Policía Nacional se ha hecho cargo de la investigación del suceso. Por ahora, desconoce si hubo una discusión previa o si el agresor y la víctima se conocían de antes.
Conocido alunicero
El Gordo Maya es un conocido delincuente de los archivos policiales. El pasado mes de abril fue uno de los 13 arrestados en el marco de la Operación Albato, llevada a cabo por la Policía Nacional y la Guardia Civil. Además de Francisco Maya, cayeron El Samuelillo, el Pepe, Saavedra y El Niño Rafita. Todos ellos acumulaban una larga ristra de delitos cometidos en los últimos años. Según el diario de Vocento, Maya fue puesto en libertad con cargos, a diferencia de sus compinches.
De hecho, en 2021, la banda de El Samuelillo cayó tya había caído tras cometer 50 alunizajes, su especialidad. Tras pasar a disposición judicial, Francisco Maya quedó en libertad. Un mes después, informa Efe, también fue detenido por apuñalar supuestamente al conductor de un vehículo en la calle de Meneses del madrileño barrio de Arganzuela tras una discusión de tráfico.
En los últimos tiempos, estos jóvenes habían centrado su actividad delictiva en los secuestros a empresarios adinerados y a narcotraficantes de otras bandas organizadas.
Para llevar a cabo los secuestros, primero seleccionaban sus presas cuidadosamente, estudiaban sus pasos y, después, las interceptaban en plena carretera. Se hacían pasar por agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional para poder parar a sus víctimas en la carretera. Tras encañonarlas y maniatarlas, las secuestraban y pedían 50.000 euros por cada rescate.
A cada uno de los arrestados en aquella operación se les atribuye más de medio centenar de delitos: pertenencia a grupo criminal, secuestro, robo con violencia, robo con fuerza y robo de vehículos.