Los edificios y lugares abandonados tienen algo atrayente. Son enclaves que, por diversas razones, no se han preservado y han quedado como testigos de una época pasada y en algunas ocasiones, se generan historias y rumores en torno a estos lugares, muchas de ellas en las que se confunde la realidad y la ficción.
En Madrid se pueden encontrar diversos lugares abandonados que podrían ser perfectos escenarios de una película de terror. Por su atmósfera lúgubre y tétrica, estos edificios atraen a los curiosos y, especialmente, a los amantes de lo sobrenatural, que buscan en estos edificios psicofonías o muestras de lo paranormal.
Así, estos son cuatro lugares abandonados de Madrid sobre los que circulan leyendas urbanas, rumores e historias, algunas de ellas más ciertas que otras. Unos lugares solo aptos para valientes que se atrevan a entrar, especialmente de noche.
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Sanatorio de La Marina
Al igual que aquel famoso sanatorio de los Alpes que aparecía en La montaña mágica de Thomas Mann, el sanatorio de la Marina, en Los Molinos, se construyó con la intención de acoger a los enfermos de tuberculosis, mal que afectaría con gran dureza al ejército a partir de 1936.
En noviembre de 1931 se había sancionado una disposición con carácter de Ley por la que se decidía la creación de un Sanatorio Central de la Armada. El arquitecto fue Pedro Muguruza, entre sus obras de este período destacan los trabajos de reconstrucción de la Ciudad Universitaria de Madrid y el Valle de los Caídos.
Otras obras relevantes son los monumentos al Sagrado Corazón de Jesús en Bilbao y San Sebastián o la reforma de la estación de Francia de Barcelona. El palacio de la Prensa, en la Gran Vía madrileña
El sanatorio, cuya construcción se hallaba muy avanzada en 1946, en la primavera de 1949 recibió a los primeros enfermos y cerró sus puertas en 2002. Desde entonces, se ha convertido en lugar de peregrinación de curiosos, okupas y supersticiosos. En varias publicaciones, algunos afirman haber sentido extrañas presencias al entrar en este edificio y también mantienen que este sanatorio es un buen lugar para escuchar psicofonías. Uno de esos lugares en los que solo los valientes se atreven a entrar solos.
El Alamín
El Alamín es un pequeño poblado que pertenece a Villa del Prado, un municipio situado en el extremo sur de la Comunidad de Madrid. El micronúcleo, deshabitado durante años, es conocido entre grafiteros y, como no podía ser de otra manera, por aficionados a la parapsicología.
Se trata de un lugar que mandó construir el marqués de Comillas 1957 para que sus empleados se alojaran. Poco a poco, este lugar dejó de usarse y quedó en el estado de abandono en el que se encuentra en la actualidad.
A pesar de estar vallado, son muchos los entran a El Alamín para satisfacer su curiosidad y ver un lugar que parece estar congelado en el tiempo. Un lugar para visitar a la luz del día por su aspecto fantasmagórico.
La 'casa negra'
En Torrelodones, hay un viejo chalé al que los lugareños han bautizado como la 'casa negra'. Su nombre se debe a que, al caer la noche, apenas se puede identificar a distancia. Este inmueble está situado en la finca de los Cantos Negros y reúne todos los ingredientes para que supersticiosos y curiosos se acerquen para intentar encontrar aquí una 'puerta al más allá'.
De hecho, Madrid Total acompañó a un grupo de parapsicólogos y aficionados a los fenómenos paranormales que intentaron contactar con alguna presencia o espíritu. Finalmente, no se registró nada fuera de lo común. Solo sonó un portazo, pero lo atribuyeron a la corriente de aire. "Está todo muy tranquilo", resumió el responsable de la incursión.
Según explicó el grupo que intentó encontrar presencias paranormales, es habitual irse de las exploraciones con las manos vacías: "Es muy difícil obtener actividad. De 10 veces que vas a un sitio, en una aparece un fenómeno", concluyó.
Sanatorio de la Barranca
El Sanatorio de La Barranca, cuyo nombre completo es hospital psiquiátrico del Santo Ángel, fue un centro para tuberculosos y también funcionó como hospital psiquiátrico. Cerro sus puertas en 1995 y, desde momento, quedó completamente abandonado a merced la lluvia, la nieve y las bajas temperaturas de Navacerrada.
Así, después de su cierre, este lugar en ruinas en medio del bosque pasó a ser el escenario perfecto para una película de terror. Su aspecto, con picudos tejados y una torre elevada, sus largos pasillos y los restos de la vida que allí se vivió (como una cancha de baloncesto, juguetes o máquinas de escribir oxidadas) hacen de la Barranca el lugar idóneo para los amantes de los fenómenos extraños.
En septiembre de 2020, en plena pandemia, el 112 tuvo que socorrer a un joven de 29 años que se había caído por un agujero del hospital. Al parecer, la víctima había acudido por la noche junto a sus amigos para beber, o eso fue lo que contaron. Un suceso que pone de relieve la peligrosidad del lugar, que, sea o no una puerta al más allá, se trata de un edificio en ruinas.
Sin embargo, este lugar tiene los días contados, pues el gobierno de la Comunidad de Madrid anunció que iba a demoler hasta los cimientos este espacio para, después, repoblar la zona en verde. Es decir, aumentar el espacio natural de la Sierra de Navacerrada.