Los 'hispano-suizos' que levantan torres en Madrid: un 'skyline' con famosos y edificios en zonas humildes

Quien conduzca a menudo por el noroeste de la ciudad de Madrid se habrá encontrado de bruces con ellas. Son dos torres inmensas, de 100 metros cada una y cuyas fachadas se iluminan cada noche. Se trata del 'Skyline' de Tetuán, una promoción de pisos de lujo que salió al mercado hace unos meses y que ya cuenta con futbolistas y artistas entre sus propietarios. Detrás de los dos edificios está Stoneweg, una gestora suiza fundada por los españoles Joaquín Castellví y Jaume Sabater. Los dos inversores también son los responsables últimos de unas obras que han sembrado la polémica en un barrio de Hortaleza. 

El 'Skyline' de Tetuán es la promoción más conocida de Stoneweg en Madrid. Las dos torres, una destinada a la compraventa y la otra al alquiler, se inauguraron por todo lo alto a mediados de octubre del año pasado. La lujosa promoción contrasta, sin embargo, con los edificios humildes y de pocas alturas de Valdeacederas, el barrio donde se ubican. De hecho, hace algo más de una década, los terrenos donde se alza el 'Skyline' estaban ocupados por casas modestas, infraviviendas y una chatarrería. 

El tándem 'hispano-suizo'

Sabater, CEO de Stoneweg, y Castellví, responsable de adquisiciones para Europa, fundaron la firma en 2015. Ambos llevaban tiempo en Suiza y trabajaban juntos en Rothschild. Tal y como explicaron en una entrevista para El Confidencial, pese a que la matriz de Stoneweg esté en Suiza, España es el país donde el negocio tiene el mayor volumen de inversión.

Según su página web, la compañía se fija en "centros económicos clave", como Madrid, Barcelona, otras ciudades secundarias y en la costa mediterránea. Pero además de España y Suiza, sus productos se expanden también por Italia, Irlanda, Andorra y Estados Unidos. 

[Futbolistas, artistas y una gran fortuna: quién compra los pisos del nuevo bloque de lujo de Madrid]

Para trabajar en cada país, Stoneweg cuenta con "equipos locales experimentados" y "redes locales". En Hortaleza, por ejemplo, los terrenos para las obras los compró Effenberg, filial del grupo Bext Space Holding, la joint venture formada por el fondo de inversión M&G (Reino Unido) y Stoneweg. 

El "monstruo" de Hortaleza

Effenberg fue la empresa que se hizo, en la pasada legislatura, con dos solares contiguos que el Ayuntamiento de Madrid subastaba en Las Cárcavas, Hortaleza. La empresa pagó 45 millones por los terrenos. Se trata de dos parcelas de suelo terciario, una tipología de terreno donde se permite levantar desde escuelas y casas rurales hasta centros comerciales, gimnasios y hoteles, según se detalla la web Terrenos.es. 

La intención de Effenberg en Las Cárcavas es construir cuatro torres de pisos de 12 alturas para que alberguen casi 600 pisos de apartahoteles. Las obras comenzaron hace pocos meses y se encuentran en fase inicial, pero han desatado una fuerte polémica entre el vecindario.

Las Cárcavas fue un barrial humilde que levantaron trabajadores extremeños y andaluces a mediados del siglo XX. Poco a poco, sus calles de barro, casitas bajas y sin alcantarillado fueron prosperando. Hoy, aquellas casitas que aún resisten conviven con adosados, edificios en hilera y, en definitiva, con viviendas más acomodadas. El entorno de las dos parcelas de Effenberg lo forman bloques de edificios más modernos de pocas alturas. 

Sombreado en color rojo, las parcelas de Las Cárcavas donde hace unos meses comenzaron las obras de cuatro torres de apartahoteles.

Alberto Pieltain, vecino del barrio y propulsor de una recogida de firmas que pide paralizar las obras, explica que el Plan General de Madrid limitaba la altura de las construcciones de Las Cárcavas a cuatro plantas. La particularidad de los dos solares de la promotora es que no están sobre suelo residencial, sino sobre un suelo terciario que permite la construcción de edificios de hospedaje más altos.

"Es un monstruo inmobiliario que triplica la altura del resto de edificios", se queja Pieltain. Este grupo de vecinos cree que las cuatro nuevas torres romperán con la estética de la zona y provocarán un efecto "embotellamiento" en el tráfico de un lugar donde las calles son "estrechas".