- Vosotros queréis información y yo quiero saber dónde está el asesino de mi marido, ¿Quién me dice eso?
Son las palabras de la mujer de Esteban, de 68 años, asesinado en el interior de una vivienda en el número 366 de la calle Alcalá por Alfredo, uno de los vecinos del inmueble. Esteban trabajaba como portero en la finca y la conocía bien. También a sus vecinos, pues llevaba 38 años en su puesto de trabajo y "estaba a punto de jubilarse" relata un vecino del inmueble a Madrid Total.
Esteban desapareció hacia las 18:00 horas del martes. Tendría que haber vuelto a su casa tras su jornada laboral, pero nunca lo hizo. Por eso, su mujer y su hijo comenzaron a buscarle: preguntaron a los vecinos, llamaron a la Policía, también a los hospitales, pero sin éxito. No había rastro de Esteban y el tiempo apremiaba, pues podría estar todavía "con hilo de vida", tal y como apunta su hijo. Además, "siempre se le podía localizar, llevaba su móvil siempre con él", explica.
La mañana del miércoles, Esteban, que también se llama el hijo de la víctima, solicitó las grabaciones de las cámaras de la finca. Al verlas, comenzó a temerse lo peor, por lo que contactó con la Policía. "Yo sabía que mi padre estaba en esa casa, he visto las grabaciones y he hecho yo el trabajo de investigación de la Policía". En las imágenes se veía como su padre subía la escalera de un rellano para acceder a una vivienda. Unas escaleras que nunca bajó.
A raíz de estos indicios y de la denuncia de la familia, la Policía comenzó a llamar e investigar todas las casas de Alcalá 366: "La última casa que investigaron fue en la que yo ya había dicho que estaba mi padre, fue la última que miraron ¿Y si mi padre hubiera estado todavía vivo?", se lamenta Esteban.
Sobre las 03:00 horas, al abrir la puerta del primero C, aparecía la fatal escena: el cadáver de Esteban con una lesión por arma blanca. Pero Alfredo, el propietario de la casa, no se encontraba en su interior. "La casa está llena de botellas, bolsas y suciedad, se trata de un vecino conflictivo, con síndrome de Diógenes y bien conocido por todos por sus problemas de alcohol, drogas y con el juego", narra un vecino. "Además, es una persona que llama mucho la atención, es un hombre muy alto, muy gordo y con una larga barba blanca", explica este vecino a Madrid Total.
"Cambiar la ley"
"Me han arrebatado a mi padre. Se tienen que cambiar las leyes para que la Policía pueda acceder a los pisos cuando hay indicios sobrados de que la víctima estaba en esa casa, ¿Y si aún conservaba un hilo de vida? No es justo que mi padre fallezca por eso", afirma con emocionado Esteban, hijo de la víctima.
En declaraciones a Telemadrid, Esteban también ha afirmado que "si la autopsia demuestra que mi padre estaba vivo a las 11 de la mañana, la jueza que no autorizó la entrada a la vivienda tendrá que pagarlo, porque se le podría haber salvado".
"Yo vi las imágenes con mi madre, en ellas se veía a mi padre subiendo la escalera y yendo a la vivienda donde murió", narra Esteban. "En las grabaciones también se ve a su asesino saliendo tranquilamente del inmueble, incluso apagó la luz y colocó la silla en la que se sentaba mi padre".
"Este vecino era una persona muy conflictiva, tenía muchas deudas y pedía dinero a los vecinos muy a menudo. Por eso, creemos que, una vez más, le pidió dinero a mi padre y eso conllevó un enfrentamiento entre ellos", explica Esteban a Madrid Total. "Ahora solo quiero justicia, que le encuentren cuanto antes", concluye el hijo de la víctima antes de entrar al tanatorio con su madre, a despedirse de su padre.
Más de 24 horas después del hallazgo del cadáver de Esteban, el grupo de homicidios trabaja para esclarecer los hechos y la Policía busca sin descanso a Alfredo, su asesino.
Al portal de Alcalá 366 se acercan vecinos para depositar flores y velas en recuerdo a Esteban, un hombre del que todos dicen que "era una persona maravillosa". Algo palpable, pues en una de las velas se puede leer "gracias por darme conversación y caramelos a Valentino todos los días". Debajo de esta vela, 3 caramelos de menta.