José Mari, un tendero de 63 años, tiene una vieja costumbre cuando se acercan las Navidades: comprar mucha Lotería para venderla entre sus clientes. Porque José Mari, Mai para amigos y familiares, regenta desde 1989 una pequeña tienda de alimentación en el barrio de Peñagrande, muy cerca de La Vaguada. Este 22 de diciembre, después de muchos años ganando pedreas y reintegros, Mai ha cantado por primera vez el Gordo. Y de qué manera. Desde su establecimiento ha vendido "120 millones de euros" entre participaciones y décimos del 88.008. El tendero ya tiene claro que hará con el pellizco que le ha tocado a él: "¡Me voy a jubilar!".
Mai es una de las personas que ha vendido Lotería del establecimiento de Lotería del número 199 de la Avenida de Monforte de Lemos, en el barrio del Pilar. Desde ahí, Rocío, una lotera viuda que cogió las riendas del negocio en septiembre, ha repartido 50 de las 185 series del primer premio. O lo que es lo mismo: 200 millones de euros. Ha sido ella y una compañera quienes han revelado que una parte de los décimos se habían distribuido a través de dos restaurantes de Montecarmelo y del negocio de José Mari, Alimentación Risueño.
El tendero atiende a este periódico poco antes de las 17 horas. Su local y los alrededores seguían de celebración. Para este año, Mai había comprado, repartido y jugado dos números: uno que no terminaba de recordar y el agraciado, el 88008. Al principio no quería participar con un número tan "feo". Pero era el único que le quedaba a Rocío terminado en 8, como él pedía. Entre participaciones y décimos, el tendero calcula que habrá vendido unos 5.000 y 6.000 euros del número ganador.
Pese a que ya había terminado su jornada laboral, Mai ha mantenido la tienda abierta durante las primeras horas de la tarde. Su voz suena ronca y ya se le ha bajado el "subidón". El comerciante se ha enterado de la excepcional noticia gracias a Cati, una empleada de la tienda que lo ha visto en televisión. "Al verlo, el corazón te tiembla".
"Llevo toda la vida aquí, es un negocio de barrio de toda la vida. Antiguamente era un bar, hasta el año 1989. Para no trabajar tanto, cambiamos a tienda, que trabajan un poquito menos, pero aún así yo me tiro 11 horas trabajando todos los días. Ya tengo 63 años y me cuesta trabajo trabajar...", cuenta Mai. Por suerte, él se compró dos décimos, premiados cada uno con 328.000 euros.
Por eso, el vendedor ya tiene claro que hará con tal suma de dinero: "Me voy a jubilar a primeros de enero. Lo tenía pensado pero había hecho algún negocio y no me había llegado bien el dinero... y he estado justito". Ahora, dice, ya le "llega de sobra".