El padre Ángel está feliz o, al menos, eso desvela su sonrisa permanente. La velada está saliendo perfecta. "Me atrevo a decir que hay más voluntarios que han querido venir aquí que comensales", confiesa a este periódico sentado en una de las mesas instaladas en el salón de baile del Teatro Real de Madrid. Es el lugar elegido esta Nochebuena para dar de comer a 100 personas sin hogar.
Ya es tradición. La asociación Mensajeros de la Paz, capitaneada por este sacerdote, elige cada Nochebuena un lugar emblemático de Madrid. En años anteriores se ha celebrado en el Museo del Prado, el Congreso de los Diputados, el Senado, el Círculo de Bellas Artes y el Palacio de Cibeles. Este 2023 ha caído en la casa de la ópera.
En la cena también han estado presentes Julissa Reynoso, embajadora de Estados Unidos en España; José María Coello, vicerrector de Relaciones Institucionales de la Universidad Complutense de Madrid; y Gregorio Marañón, presidente del Teatro Real y miembro del consejo de administración de EL ESPAÑOL.
Esta iniciativa, iniciada en el año 2015, busca dar visibilidad a las personas sin hogar o de familias en situación de extrema vulnerabilidad. "Vivimos en una sociedad rica en valores donde la gente quiere compartir", asegura el padre Ángel.
"¡Padre! ¡Debería abrirse usted una botellita de vino!", salta un comensal, despertando la aprobación de sus compañeros de mesa. Pero no, en esta cena no hay bebidas alcohólicas. ¿Con toda intención? "Seguramente", apunta un voluntario consultado.
El menú está compuesto de chacinas ibéricas, langostinos con mayonesa de lima y cilantro, crema de coliflor con anacardos, jengibre y miel, lechazo al horno, biscuit de turrón y salsa de naranja y dulces navideños. "Está buenísimo todo", celebran los invitados.
Los villancicos han corrido a cargo de la pianista Cristina Sanz Hernán, que ha amenizado la velada sentada ante un piano de cola en el centro de la sala.
Otros 100 en San Antón
En esta celebración han participado tanto trabajadores como voluntarios de Mensajeros de la Paz y el Teatro Real para servir esta cena a 100 personas en situación de extrema vulnerabilidad, y otro centenar ha compartido este evento en la iglesia de San Antón, la parroquia del padre Ángel.
"Hoy hace 2000 años celebrábamos que un niño nacía. Por desgracia, aún hoy hay muchos niños pasando hambre, pero también estamos en una sociedad rica en valores que hace posible la cena de esta noche. Gracias a don Gregorio y a todo el Teatro Real por acogernos".
"En el Teatro Real nos sentimos muy honrados de haber sido elegidos este año. Si en el futuro fuera posible repetir esta cena, Padre Ángel estas puertas permanecerán abiertas para ti siempre. Que el amor inspire nuestras vidas, y quienes más lo necesitan nos sientan siempre a su lado", ha añadido Marañón.
"Estoy aquí de voluntaria para contribuir con lo que tengo, que es algo de tiempo, para acompañarlos. No puedo imaginar una mejor manera de pasar esta noche que estar aquí con todos ustedes", ha destacado la embajadora.