El asesinato de Natalia Silva este lunes en Vallecas ha puesto en el ojo mediático el amplio historial criminal del clan al que pertenecía. Natalia era la tía del alunicero Gordo Maya y la mujer del Pipi, líder encarcelado de la banda del BMW, conocida por reventar numerosos escaparates en Valladolid.
La mujer recibió tres disparos la noche de este lunes en el número 11 de la calle Lago de Maracaibo, en Puente de Vallecas (Madrid). Ahora, la hipótesis de una posible venganza planea sobre este suceso. Por el momento, no hay detenidos y la Policía Nacional sigue buscando a dos tiradores.
Hace pocos días, la mujer estuvo envuelta en una discusión con otras personas por un asunto menor en el que estaba implicado uno de sus cinco hijos. La riña se fue calentando más y más, y terminó con la otra parte implicada jurando venganza contra el clan de los Silva. Por tanto, la Policía Nacional sospecha que el ataque fue planificado, según ha detallado El Mundo.
Este clan tenía una importante lista de enemigos, ya que el Gordo Maya perteneció a una banda que se dedicaba a secuestrar narcos y robarles la droga, a veces, con tortura incluida.
El alunicero y otros 12 socios -todos ellos, con numerosos antecedentes- fueron detenidos en abril del año pasado en una operación policial. Aunque su especialidad era el alunizaje, la banda había encontrado una forma más sencilla de conseguir grandes cantidades de dinero: se habían especializado en dar 'vuelcos' de droga y en secuestrar a narcotraficantes de otras bandas organizadas.
Para ello seleccionaban cuidadosamente a sus presas, seguían sus pasos y les interceptaban en plena carretera, según narraron fuentes policiales a este periódico. Para obligarles a detenerse en el camino se hacían pasar por policías o guardias civiles, luego los encañonaban, les maniataban y les llevaban a un lugar apartado, desde es cual hacían la llamada para exigir 50.000 euros por cada rescate.
Muchas veces empleaban coches de alta gama en los secuestros, modificados para su camuflaje. No dudaban luego en propinar fuertes palizas a sus víctimas para que así suplicaran, y terminasen cediendo al chantaje con la entrega del dinero que exigían los secuestradores. Algunos de ellos recibieron decenas de golpes por todo el cuerpo.
La Operación Albato, desarrollada por la Policía Nacional y la Guardia Civil, terminó desarticulando esta banda de hombres de entre 24 y 40 años que había perpetrado el secuestro de seis personas en la zona de Navalcarnero.
Tiroteo y cárcel
El asesinato de Natalia no es el primer intento de venganza que ha recibido el clan Silva. El pasado 14 de julio, el Gordo Maya recibió un disparo en plena calle en el distrito de Ciudad Lineal. Un joven encapuchado le disparó cuatro veces, pero solo uno de los tiros impactó en el delincuente y se recuperó al poco tiempo.
El Gordo Maya -recordemos, sobrino de Natalia- está actualmente en prisión. Fue arrestado de nuevo por disparar en Seseña (Toledo) a otro joven al que le provocó una lesión medular con una de las balas. Por su parte, el Pipi -marido de la fallecida- fue condenado a 11 años de cárcel en junio de 2023 por robos con fuerza y blanqueo de dinero.