Este jueves 21 de marzo era el último día de clases antes de las esperadas vacaciones de Semana Santa. A la salida de la facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense, los alumnos se despedían hasta dentro de unos días o elegían dónde iban a comer para celebrar el merecido descanso. Todo ello en un día soleado, por lo que las zonas de césped que rodean el edificio estaban llenas de jóvenes tumbados que hablaban de sus planes para los próximos días.
Pero a las puertas de la citada facultad había un detalle que no pasaba desapercibido para nadie y contrastaba con el buen tiempo y la celebración. En el suelo, en la parte derecha de la entrada, había un montón de ramos de flores, velas y mensajes para recordar a Marina, la estudiante de traducción e interpretación que se suicidó saltando desde el décimo piso de la facultad el pasado jueves 29 de febrero.
Al parecer, Marina llevaba tiempo con problemas de depresión, una de las principales causas del suicidio: "Una persona se suicida por desesperanza. Hay un sufrimiento interno que supera la capacidad que cree la persona tener para afrontarlo", explicó Javier Urra, doctor en Psicología y Ciencias de la Salud a Madrid Total. "El suicidio viene muchas veces de la mano de la profunda depresión, que es muy mala compañera", concluyó el experto.
Ahora, después de la tragedia, las flores, las velas y los mensajes se concentran en la puerta de la facultad y también en la entrada principal, donde se ha habilitado una mesa a modo de altar.
En uno de los ramos más grandes, hay un mensaje: "De tus compañeros de primero de traducción e interpretación", junto con una bandera francesa. Por otro lado, otros estudiantes también han dejado notas en las que se puede leer "no te conocía, pero espero que estés en un lugar mejor y seas muy feliz" o "Marina, no te olvidamos".
El suceso se produjo hacia las 9:30 horas el pasado día 29 de febrero. Cuando los responsables de la universidad se dieron cuenta, procedieron a activar el protocolo de emergencia. A su llegada, los sanitarios del Samur auxiliaron a la víctima y la trasladaron al Hospital Clínico, donde falleció.
Ante estos hechos se activó en la universidad un protocolo para ayudar de manera psicológica a todo el personal y a los compañeros que conocieron a la víctima. Tal y como informaron a este periódico fuentes de la Complutense, tras conocerse el suceso, se suspendieron las clases en el grupo al que pertenecía la alumna fallecida.
No obstante, el viernes de esa semana se suspendieron todas las clases de la facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense en señal de duelo y el lunes se convocó un minuto de silencio en recuerdo a la víctima.
Tal y como informaron desde la Universidad Complutense, una vez que se produjo el suceso, pusieron en marcha el protocolo que se establece en estas situaciones y en ningún momento quisieron esconderlo, tal y como habían apuntado algunos usuarios de X (antes Twitter), que teóricamente, habían presenciado los hechos.
A través de redes sociales, la facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense emitió un comunicado lamentando la muerte de la joven y expresando el dolor a su familia, amigos y compañeros de estudios. Diversos usuarios de redes sociales han lamentado la muerte de Marina y han querido recordar la importancia de pedir ayuda ante este tipo de situaciones.
El suicidio en datos
Respecto a los últimos datos, los suicidios aumentaron un 15,8% en la Comunidad de Madrid en 2022 con respecto al año anterior. En total, 403 personas se quitaron la vida el año pasado en la región, la cifra más alta de la serie histórica, según el informe de Defunciones según la Causa de Muerte del Instituto Nacional de Estadística (INE) del año 2022.
De esta forma, el informe muestra un pico máximo en las cifras de suicidio en la región en los últimos años, siendo la primera vez en 2022 en la que se superan las 400 defunciones por esta causa hasta llegar a 403, con un aumento de 55 sobre 2021, 20 sobre 2020 y 53 sobre 2019.
Del total, 270 correspondieron a hombres (el 66,9%) y 133 a mujeres (33%). Aunque la mayoría de ellas correspondieron a personas entre 55 y 59 años (12,1%) y al grupo de 50 a 54 años (11,9%), destaca especialmente el grupo de adolescentes, con 47 muertes entre la población madrileña de 15 a 29 años (el 11,6% del total de fallecimientos).
Además, supone el máximo histórico para este grupo, con un crecimiento del 42,4% respecto a 2021 (14 muertes menos en términos absolutos).