El pasado domingo 3 de marzo, agentes de la Policía Municipal de Madrid detuvieron a cuatro hombres por falsificar recetas para conseguir en farmacias sustancias psicotrópicas tales como anfetaminas y benzodiacepinas. Unas sustancias presentes en medicamentos, cuyo uso indebido tiene efectos similares a los de diversos tipos de drogas.
Los citados hechos tuvieron lugar en una farmacia ubicada en el distrito de Moncloa de la capital. Fueron los propios farmacéuticos los que dieron la voz de alarma a través de la Oficina de Atención al Ciudadano tras detectar una proliferación de recetas falsificadas de los medicamentos Rivotril, que contienen benzodiazepinas, y Rubifen, con anfetaminas y conocida como la 'cocaína de los pobres'.
En total, los detenidos obtuvieron quince cajas con 450 dosis de Rubifen, falsificando quince recetas durante varios meses, por lo que se les acusa de un delito de falsedad documental.
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Tal y como indican fuentes policiales a Madrid Total "lo más probable es que los que falsificaron las recetas buscaran consumir estos medicamentos, no venderlos. Sus efectos son similares a los de la cocaína, especialmente el Rubifen. Por eso se ha popularizado su nombre como la 'cocaína de los pobres'".
El Rivotril y el Rubifen
Rebeca González Ginés, responsable del Servicio de Información Técnico-Profesional del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, explica que "el Rubifen está indicado como parte de un programa de tratamiento integral (terapia psicológica, terapia educativa y terapia social) del trastorno por déficit de atención - hiperactividad (TDAH) en niños a partir de 6 años cuando otras medidas por sí mismas han demostrado ser insuficientes". Se trata de "un medicamento que puede ayudar a mejorar la atención, concentración y reducir el comportamiento impulsivo".
Esta farmacéutica añade que "el tratamiento debe estar bajo la supervisión de un especialista en trastornos del comportamiento en niños y no está indicado para todos los niños con TDAH. La decisión de usar el fármaco debe estar basada en una evaluación muy completa de la gravedad".
Por otro lado, el Rivotril es "tiene propiedades anticonvulsivantes, es decir, previene los temblores. Está indicado en la mayoría de las formas clínicas de la epilepsia del lactante y del niño, Rivotril está igualmente indicado en las epilepsias del adulto y las crisis focales, así como en el 'status' epiléptico en todas sus manifestaciones clínicas". Se trata de medicamentos que llevan tiempo en el mercado, pues "el Rivotril está autorizado desde mayo de 1974 y el Rubifen desde mayo de 1981".
Por tanto, ¿Cuáles son los efectos de estos medicamentos en una persona sana? Rebeca explica a Madrid Total sobre el Rubifen que "su mecanismo de acción en el hombre no se conoce completamente, pero se cree que bloquea la recaptación de noradrenalina y dopamina en la neurona presináptica e incrementa la liberación de estas monoaminas en el espacio extraneuronal". Por otro lado, el Rivotril "posee todos los efectos farmacológicos característicos de las benzodiazepinas: anticonvulsiovante, sedante, miorrelajante y ansiolítico".
Pero como suele suceder con los medicamentos, mezclarlos con alcohol puede alterar sus efectos: "En el caso del Rubifen el alcohol puede exacerbar los efectos adversos sobre el sistema nervioso central de los fármacos psicoactivos" y el Rivotril puede producir "somnolencia, mareos, alteraciones visuales y disminución de la capacidad de reacción. Este efecto se agrava si se consume alcohol. Además, el consumo junto al alcohol puede modificar los efectos del medicamento, disminuyendo la eficacia del tratamiento o produciendo efectos adversos no previstos".
Rebeca González Ginés explica claramente que "el uso de benzodiazepinas, como el Rivotril, puede provocar dependencia, principalmente cuando se toma el medicamento de forma continua durante largo tiempo". Además, "esa dependencia aumenta en relación directa con la dosis y la duración del tratamiento, es especialmente elevado en los pacientes con antecedentes de alcoholismo y/o drogadicción".
Esta farmacéutica añade que "una vez desarrollada la dependencia física, la suspensión brusca del tratamiento puede acompañarse de síntomas de abstinencia. Los síntomas pueden presentarse después de un prolongado período de uso, sobre todo con dosis elevadas".
También apunta que "los síntomas más frecuentes son temblor, sudoración, agitación, trastornos del sueño y ansiedad, cefaleas, diarreas, mialgias, ansiedad grave, tensión, inquietud, cambios de humor, confusión, irritabilidad y convulsiones epilépticas, que pueden estar relacionadas con la enfermedad subyacente".
Por otro lado, en cuanto al consumo de Rubifen, González Ginés explica que "el abuso crónico de metilfenidato puede producir una tolerancia importante y dependencia psicológica, con distintos grados de conducta anormal. Se pueden producir episodios claramente psicóticos, especialmente con el abuso por vía parenteral".
Por ello, esta farmacéutica termina la conversación diciendo que "en relación con las adicciones de estos medicamentos, desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, estamos siempre vigilantes para garantizar, en todo momento, su uso seguro y racional: solo bajo prescripción médica, nunca se debe aumentar la dosis ni prolongar el tratamiento y consultar al médico regularmente".