Hace unas semanas, Teresa Urquijo, la alcaldesa de Madrid, acudió junto a Martínez Almeida a la boda de Inés del Río en Sevilla con una falda y un cuerpo en un estampado diferente, de un estilo cómodo pero elegante, casi atemporal, que llamó mucho la atención.
Muchos se preguntaron entonces de dónde había sacado ese conjunto tan favorecedor y con un estampado que recordaba a las americanas de colores que muchas madrileñas anónimas del barrio de Salamanca y de Chamberí han convertido en estos últimos años en su prenda fetiche en cualquier ocasión y con un doble objetivo: elegancia y diferenciación.
Pues detrás de ese traje, y de esas alegres americanas, está Byan o lo que es lo mismo Andrea Moragues, una arquitecta madrileña que sin hacer mucho ruido, pero a través del boca a boca y de un perfil en Instagram, se ha convertido en la marca preferida de muchas de las mujeres de la nueva jet set madrileña, esas cachorras de aristócratas y grandes empresarios acostumbrados a buscar lo disitinto aunque sea debajo de las piedras.
"Estamos felices de formar parte de numerosos armarios femeninos independientemente de si es alguien conocido o no. La verdad es que me encanta cruzarme por la calle con personas a las que no conozco y ver que llevan algún diseño de la marca. Esa confianza me emociona", explica la propia Andrea Mogades que ha visto cómo su marca ha crecido en unos años como la espuma.
"Nos ilusiona ver que cada vez la población valora más la diferenciación y la durabilidad a la hora de vestir", añade, dando las claves de los valores que respiran todas sus colecciones.
Andrea vivía en La India, donde habían destinado a su marido justo después de casarse, cuando se dio cuenta de que la oferta de vestidos para ella era muy limitada. "Solo podía elegir entre las tiendas de Amancio (Inditex) o los tradicionales saris, que no eran realmente prácticos para el día a día".
Fue entonces cuando descubrió un universo fascinante de telas, sastres, diseños, sedas y complementos. Siendo arquitecta de profesión, el diseño no había estado nunca alejado de su filosofía de trabajo por lo que empezó a plasmar lo que le gustaría tener en su armario en modelos concretos.
"Empecé con unas blazers, diseñadas con unas sedas maravillosas y una paleta de colores encantadora. Cuando volví a España en Navidad, las llevé puestas en varias cenas y fueron un éxito rotundo. Así que al regresar, comencé a diseñar más prendas, dejando la arquitectura de lado", confiesa.
Precisamente en esas cenas y saraos de moda, con ese boca a boca, es como Byan se ha consolidado y entrado en el armario de muchísimas madrileñas sin perder la base clásica de su estilo. "Disfruto rescatando prendas clásicas y dándoles un toque contemporáneo, fusionando lo antiguo con lo moderno. Aunque no sigo las tendencias al pie de la letra, disfruto experimentando con la moda".
Una de las cosas que más llama la atención de una prenda Byan es precisamente su tela. "La elección es una cuestión de instinto y emoción. La tela tiene que captar mi atención a primera vista, tiene que provocar una reacción emocional por su textura, su color, su estampado o simplemente su caída... La tela debe tener ese algo especial".
Para Andrea, cada pieza que sale de Byan lleva un trocito de su alma y de su inspiración que, desde que estuvo en La India, confiesa, le viene de cualquier lado. "Me parece importante tener un fondo de armario de calidad, con piezas duraderas y versátiles, y combinarlas con prendas más atrevidas o especiales. Disfruto mezclando prendas de un Zara con piezas especiales como algunas que tengo heredadas de mi madre, que se han convertido en joyas a lo largo de los años", insinúa para contestar a cuál es el estilo perfecto.
Esta madrileña siempre tuvo claro que ser diferentes y únicos pasaba por apostar por la calidad más que por la cantidad y reconoce que no siempre fue fácil. "Todos los inicios son complicados, y más aun cuando no tienes experiencia. Lo único que tenía súper claro era que quería que la marca fuera en España. Y me costó encontrar un taller que pudiese hacerlo porque ellos buscaban cantidad y yo calidad".
Y lo consiguió, un taller apostó por sus diseños y por una exclusividad que evita la sobreproducción de prendas para que "cada pieza se convierta en algo especial y único".
Hasta ahora, esta marca de ropa que se vende online, salvo un sólo punto de venta, un showroom, en la calle de Fernández de la Hoz, lanza sólo dos colecciones al año, la de primavera/verano y la de otoño/invierno. Aunque la idea es ir creando piezas de continuidad y acabar teniendo pequeñas tiendas en muchas capitales europeas donde han llegado antes las clientas que los burros con su ropa.
"Queremos que nuestras clientas se sientan especiales, sabiendo que su Byan es verdaderamente suyo y no se encontrará en todos lados", asegura Andrea casi como un eslogan promesa de algo que es un deseo para todas las mujeres que quieren salir de Zara.
Si tuviéra que quedarse con una pieza fetiche, Andrea lo tiene claro. La más icónica sería el abrigo de invierno largo, son solapa de smoking de terciopelo que fue la sensación en sus primeros pasos.
Pero si vamos a la colección de este verano, será imposible no encapricharse de los vestidos estampados que pueden convertirse en un must en las fiestas y saraos más populares de Madrid. Al menos, si te los encuentras, seguro que pensarás... "ese tiene que ser un Byan".