En pleno corazón de Madrid hay un hostal que no ha dejado indiferente a sus numerosos propietarios en los últimos treinta años. Un edificio de 1803 que se encuentra exactamente en el número 6 de la calle Cañizares, muy cerca de la céntrica Puerta del Sol.

Y es que, como si de la casa de la película Mansión Encantada se tratase, sus antiguos dueños aseguran que en sus estancias habitan fantasmas, ya que decían haber presenciado cosas extrañas y paranormales.

Lo cierto es que por fuera es un inmueble de dos plantas que recuerda a los antiguos palacetes de aspecto señorial que se pueden encontrar muy fácilmente en el centro de la capital.

De piedra y ladrillo, presenta una gran puerta oscura con detalles dorados, típicas de un edificio de principios del siglo XIX, aunque reformada. Un acceso cerrado continuo a las modernas puertas instaladas para el actual hotel que se ubica en el edificio: el Hostel Cats.

El bloque de al lado es una iglesia católica. Concretamente, se trata de la parroquia del Santo Cristo del Olivar. La que sería la causante de las extrañas apariciones y sucesos extraños del edificio de Cañizares, según cuenta dicha leyenda negra.

Los frailes asesinados

La iglesia del Santo Cristo del Olivar se encuentra en el número 4 de la misma calle donde se sitúa el histórico edificio. Esto significa que ambas construcciones se encuentran pared con pared.

Se trata de un templo de la Orden de los Dominicos que ha vivido grandes y numerosos acontecimientos de la historia del país. Tiene sus orígenes en el Oratorio de El Olivar y se remontan a 1607. El escritor José Luis Rodríguez-Checa comenta en su libro, Fantasmas de Madrid, que se piensa que por aquel entonces el cementerio de la congregación estaba situado en los terrenos que hoy ocupa el hostal.

La Iglesia del Santo Cristo del Olivar anexa al Hostel Cats en la calle Cañizares de Madrid. E.E.

Pero el hecho que apunta la leyenda negra como clave en la aparición de estos supuestos fantasmas es el asesinato de cinco frailes durante la Guerra Civil española en 1936.

Según la información del Archivo Histórico Dominicano Provincia de España, el lugar fue asaltado el 20 de julio de ese año. Los asesinados fueron, de los once que formaban la comunidad, los que no quisieron abandonar su puesto a pesar del peligro a comienzos de la guerra. Por esta razón, fueron apresados y posteriormente ejecutados, como aseguran desde la página web oficial de la parroquia.

Una lápida en la iglesia conserva sus nombres: Alfredo Fanjul Acebal, Vicente Álvarez Cienfuegos, Juan Mendibelzúa Ocerín, Vicente Peña Ruiz y Vicente Rodríguez Fernández.

Todos fueron beatificados por Benedicto XVI el 28 de octubre de 2007. Por eso, hay documentos que recuerdan sus memorias. Según el archivo dominicano español ya mencionado, Vicente Álvarez nació en un concejo de Asturias en 1863. Se ordenó sacerdote en 1886 y enseñó filosofía en la localidad de Corias y teología en Salamanca.

En sus últimos años, fue prior dos veces del convento del Olivar de Madrid. Cuando este fue asaltado, pudo huir y encontró acogida en varias casas. A pesar de esto, el 22 de agosto de 1936 fue arrestado por su condición de religioso. Lo llevaron a la checa de Génova, de donde lo sacaron para ejecutarlo tres días después.

En la página web del concejo de Tineo recuerdan a otro de los asesinados: Vicente Rodríguez. También era asturiano. Nació el 22 de octubre de 1897 y se ordenó sacerdote el 1 de abril de 1922. Después de irse como misionero a México, fue expulsado del país en 1928 y emigró a Estados Unidos.

El inicio de la Guerra Civil coincidió con su estancia en el convento del Olivar de Madrid. Cuando fue asaltado, se refugió en casa de uno de sus hermanos, donde fue detenido el 12 de octubre de ese año y llevado a prisión. Le ejecutaron el 7 de noviembre del mismo año en Paracuellos del Jarama.

Los frailes dominicos del convento del Olivar ejecutados en 1036. De izquierda a derecha: Vicente Peña, Vicente Rodríguez, Vicente Álvarez y Alfredo Fanjul. Dominicos España

Paisano suyo también era Alfredo Fanjul. Nació en Oviedo el 16 de julio de 1867 y se hizo sacerdote el 15 de diciembre de 1890, tal y como explica el archivo de los Dominicos. Como Álvarez, enseñó en Corias y Salamanca. Era prior del convento del Olivar cuando lo asaltaron y fue arrestado el mismo día. Lo recluyeron en la cárcel Modelo y fue ejecutado junto con Rodríguez.

También en el grupo de esa ejecución estuvo Juan Mendibelzúa, bilbaíno nacido el 23 de noviembre de 1878. Ordenado sacerdote en 1902, en la biografía, facilitada por la Orden de los Dominicos, narran sus especiales dotes para la música. En su caso, después del día del asalto le acogieron dos familias. Aun así, fue arrestado a mediados de octubre y recluido, primero, en la prisión del Congreso y, después, en la cárcel Modelo.

El último en morir fue Vicente Peña, nacido el 22 de marzo de 1883. Natural del municipio burgalés Caleruega (patria del fundador de su orden, Santo Domingo de Guzmán). Pasó por varios conventos de Asturias, Galicia, Cantabria, Palencia y Barcelona, hasta llegar al del Olivar.

Tras el asalto, buscó una casa de acogida, aunque el 4 de agosto lo detuvieron en plena calle y lo llevaron a la cárcel de San Antón. Lo ejecutaron en Paracuellos del Jarama el 30 de noviembre de 1936.

Abellán y Colás: propietarios de la casa en 2001

Tal y como explica Rodríguez-Checa en su libro, el inmueble en el que aseguran que moran estos fantasmas ha pasado de manos desde entonces numerosas veces. Así lo confirma Carlos Portal, socio y fundador de la ya extinguida comercializadora Bonsai Servicios Inmobiliarios.

Portal fue quien se encargó de su venta hasta el 2012, fecha en la que se anuncia por última vez en la plataforma Idealista por seis millones de euros. Es en esta donde escribió por estas fechas un artículo explicando el cambio de propietarios que sufrió el antiguo palacete.

Cuenta que en él vivía la familia Benedicto desde los años 50 hasta el 2001, fecha en la que lo compraron el conocido periodista José Antonio Abellán y su mujer y compañera de profesión Mara Colás.

Fueron ellos quienes dieron la voz de alarma en aquel entonces. "Nos hacía una ilusión tremenda vivir ahí. Yo no vi nada. Apenas pasaba tiempo allí. Pero Mara se ponía mala cada vez que entraba. Pasaban cosas. Ella, los obreros y la gente que iba salían atemorizados", relataba Abellán en una entrevista al Abc.

No llegaron a habitarla. Colás narró los hechos extraños que presenció en aquel lugar. "Cuando entraba se me ponía dolor de cabeza, salía cansada, algo me chupaba la energía". Un ascensor de madera que bajaba y subía solo, una verja de hierro que cerraba todos los días y se encontraba abierta al día siguiente, pese a tener solo ella las llaves; un apagón de luz con los casquillos de las bombillas desenroscados...

Ruidos de pasos, una silla que cambiaba de lugar y, el colofón, un cuchillo ensangrentado en una antigua capilla. Se trataba de una zona de la casa que los anteriores dueños no les querían enseñar: "Siempre ponían excusas", detallaba la periodista en dicha entrevista.

El Hostel Cats

En tres meses lo volvieron a poner en venta. Rodríguez-Checa explica que, posteriormente, lo adquirió un francés que también lo tuvo un breve espacio de tiempo.

En 2004 lo compró un grupo empresarial que acometió una profunda reforma para instalar un hotel denominado Hostel Cats, perteneciente a la cadena que también tiene otros dos en Portugal.

En la actualidad conserva la misma función, aunque no con los mismos propietarios. El actual dueño del edificio, Excem Hotels Cañizares, compró el lugar en 2018. Vinculados a esta sociedad figuran los nombres de David Hatchwell Altaras, Philip Hatchwell Altaras y Estefano Sam Toledano. 

La compañía matriz, Excem Capital Partners Sociedad de Inversión Turística, está presidida por el primero de ellos, David Hatchwell, una figura del sector empresarial que ostenta cargos en otras sociedades, como por ejemplo en la compañía que está detrás del musical de Nacho Cano, Malinche. De esta aparece en el Registro Mercantil como vicepresidente y apoderado. Además, también es presidente de la Fundación Hispanojudía.

Poco queda de lo que describe Carlos Portal sobre el interior del palacete: un recibidor, con una escalera principal y un antiguo ascensor de caoba, que daba paso a un gran patio central de estilo andaluz, que tenía una fuente en el medio y un lucernario en la cubierta. Suelos de pino, trastos centenarios o lámparas de araña eran las decoraciones de algunas de las salas.

Actualmente, el ascensor ya no existe y la decoración ha pasado a ser mucho más moderna y juvenil. De hecho, el Hostel Cats está pensado para jóvenes mochileros, ya que ofrece una versión muy barata con respecto a otros hoteles. Y es que sus habitaciones son compartidas, con capacidad para unas diez personas en cada una.

La mayoría de ellos son extranjeros que están de paso por Madrid y se hospedan con total desconocimiento de esta historia. Es el caso de dos chicos jóvenes, que, el pasado martes, llegaron de la India a pasar unos días para conocer la ciudad y se bajaron del taxi en la puerta del alojamiento con las maletas en la mano. Su asombro fue mayúsculo cuando descubrieron la leyenda que ocultan sus muros: "Hemos escogido un sitio con fantasmas, ¿en serio?", exclamaron.

Al igual que ellos, otras dos chicas inglesas y un joven argentino tampoco sabían la leyenda del lugar donde habían pernoctado. "Yo no he visto ni oído nada. La verdad que ha sido una buena noche", comentó una de ellas.

Las recepcionistas también se mostraron escépticas ante las preguntas de este diario. "Ha venido siempre mucha gente preguntando por los fantasmas, pero yo nunca he sentido nada extraño", dice una de ellas. Este periódico se ha intentado poner en contacto con la dirección del hotel por correo electrónico y otras vías telefónicas, pero no ha obtenido respuesta.

A pesar a lo que comentan las actuales trabajadoras, una de las dueñas anteriores del hostal, Marta Herrero, habló en su momento al mencionado Carlos Portal sobre la existencia de eventos raros. "Muchos clientes y algún empleado dicen que aquí vive un fantasma", manifestó. Llamadas nocturnas que no tenían emisor o huéspedes que aseguraban haber visto espectros y haber escuchado extraños ruidos, eran algunos de los insólitos sucesos que se enumeraban.

En cualquier caso, los únicos ruidos raros que comentan los clientes que han dejado reseñas en los últimos años son los procedentes del resto de alojados en el albergue. Más que los fantasmas, son estos los que parecen molestar a los vecinos de la zona. Y es que en 2016 crearon una cuenta en X (antes Twitter) bajo el nombre de NoisyCatsHostel para compartir sus quejas: "Borrachos, basura, orines, ruidos y música. Esto es lo que tenemos que sufrir los vecinos de la calle Cañizares con el Cats Hostel. ¡Ayuda!".