En la madrugada del jueves al viernes entraban en vigor las nuevas restricciones que la Junta de Andalucía aprobaba para las próximas tres semanas. Aunque se restringía la movilidad entre provincias, se igualaba el horario de apertura de bares y comercios hasta las 22:30 horas y el toque de queda se fijaba a las 23 horas.
Las aglomeraciones no tardaron en llegar. Si a lo largo de la semana, con la celebración del día de San Patricio se dieron imágenes de grandes reuniones en calles estrechas ocupadas por grandes terrazas, el viernes no fue menos. En una conexión de España Directo, el reportero Fernando Ballesteros mostraba una imagen que “no se corresponde con el consumo normal en Málaga”.
Decenas de jóvenes apiñados en torno a mesas, grupos de chicos y chicas haciendo botellón, pocas mascarillas y menos distancia social.
En la conexión, algunas de las personas que estaban consumiendo alcohol en la calle saludaban alegremente a la cámara y lo hacían con la alegría de la normalidad. Uno de ellos, incluso, se identificaba y presumía de ser uno de los jóvenes que aparecía en el vídeo. "El chaval de blanco soy yo jajajajaja", escribía en Twitter uno de ellos, pero lo borraba a los pocos minutos al recibir insultos y amenazas.
Según el Ayuntamiento de Málaga, agentes del Grupo Operativo de Apoyo (GOA) disolvieron rápidamente a los jóvenes que se daban cita allí. Además, un dato: de cada seis multas que se ponen en Málaga por incumplir la normativa relacionada con las restricciones por la Covid-19, cinco denuncias las hace la Policía Local y sólo una la Nacional.
Esa misma mañana, la Junta y el Ayuntamiento firmaban un acuerdo para la detección de actividades turísticas ilegales. En el acto, el alcalde, Francisco de la Torre, afirmaba que con una regulación similar, el fin de semana en Málaga sería más tranquilo: "Tenemos la impresión de que la población de la costa no vendrá a la capital".
De la costa o de la capital, el primer edil hacía una llamada a la responsabilidad: "Se puede estar pasándolo bien y cumplir las normas. Se puede estar en un restaurante o un bar con mascarilla".
La semana pasada, a pesar de las restricciones, Málaga recibió a visitantes de municipios colindantes. Según el concejal de Seguridad, Avelino Barrionuevo en conversación con EL ESPAÑOL, se interpusieron unas mil multas: 680 por no usar mascarillas y 390 por incumplir el toque de queda.
Este viernes, según el informe de la Policía Local, se denunciaron 8 botellones con un total de 54 personas identificadas en ellos, se impusieron 37 sanciones por el incumplimiento del uso de las mascarillas. También realizaron ocho intervenciones por el incumplimiento de lo límites del aforo.
El dispositivo de Policía Local supera los 300 agentes; a los más de 240 que trabajan de forma ordinaria, el Ayuntamiento suma 66 en una dotación extraordinaria. "Claro que no sólo están en el centro, hay varios puntos", entre otros, las playas y los paseos marítimos o el distrito universitario de Teatinos.
"La semana pasada la Policía Local sacó a más de 50 personas sin mascarilla del interior de un local", afirma Barrionuevo. Este viernes el bar volvía a abrir sus puertas: "Nosotros proponemos para sanción, pero no tomamos la decisión de cierre", justifica el concejal.
"Las imágenes que han salido son de puntos muy concretos en los que, además, hay varios establecimientos propuestos para sanción; los botellones también se están sancionando", afirma Barrionuevo.
En este sentido, desde el Ayuntamiento confirman que este fin de semana reforzarán los controles que se realicen en zonas especialmente problemáticas.
La citada calle Beatas, las estrechas calles Convalecientes y Lazcano o la plaza de las Cofradías son puntos negros en los que se reúnen decenas de personas, sobre todo los fines de semana. Es en esos puntos desde donde se publican las imágenes de las aglomeraciones.