Málaga

El pasado 13 de junio Juan Carlos Aluz salió de casa de su madre, con la que convivía, en la zona de Portada Alta (Málaga). Eran las 14.45 h y se dirigía a ver a su nieto, a casa de su mujer, en Gamarra, como solía hacer cada día. Pese a lo cariñoso que es, ese día se despidió con un simple adiós y la familia lo notó un tanto apagado.

Cuando llegó, al ver que su nieto no estaba en la casa, decidió irse a dar un paseo tras beber un poco de agua. Su mujer le pidió que no fuese y volviera a casa de su madre, por el calor que hacía. Sin embargo, hizo caso omiso y se marchó a caminar.

Sobre las 19.00 h comenzaron a saltar las alarmas, la madre de Carlos llamó a su hija para preguntarle si se encontraba con Carlos, ya que le parecía muy extraño que aún no hubiese vuelto. Carlos no solía pasar mucho tiempo en la calle, tan solo un par de horas. Desde ese momento, la familia no sabe nada de su paradero,

A las 1.30 h acudieron a comisaría para denunciar la desaparición, puesto que tuvieron que esperar 12 horas desde que le perdieron la pista. Y fue a esa misma hora cuando el teléfono de Juan Carlos dejaba de dar tono.

Según la policía, la última vez que su teléfono dio señal, fue en la zona de El Limonar, concretamente en el Camino de los Almendrales. Sus familiares peinaron toda la zona tras conocer este dato, pero ni rastro de Carlos.

Los minutos pasan y no hay rastro de él

Hoy, prácticamente un mes más tarde, la familia está devastada. “Esto es muy difícil. Llevamos un mes buscándolo y no está por ninguna parte”, dice Elena Aluz, la única hermana de los nueve hermanos que forman la familia. Asegura que es imposible consolar a estas alturas a la madre de Carlos, que por su edad, 84 años, es la que peor lo está pasando. 

“Estoy arruinado, no sé cuánto he gastado ya en gasolina recorriéndome Málaga ciudad y pueblos buscándolo y cuántos carteles hemos impreso. Y no damos con él, parece que la tierra se lo haya tragado”, explica su hijo Carlos, desesperado por la situación y por los días de calor que llevamos teniendo en la provincia. Cada día, cuando vuelve del trabajo, se dedica a buscar a su padre por todos sitios, pero ni rastro de él.

Un cartel pegado por la familia en calle Cuarteles. Alba Rosado

Necesita medicación 

Hay que recordar que Carlos necesita medicación, fue diagnosticado hace once años de un trastorno límite de la personalidad y la semana que desapareció decidió reducirse el número de pastillas que tomaba por su cuenta.

La familia cree que la retirada de parte de la medicación le desestabilizó y acabó siendo el motivo de su desaparición. “El trastorno límite de la personalidad te hace que un día estés con el ánimo por las nubes y otros todo lo contrario, le dijimos que no se las redujera”, cuenta Elena Aluz.

Sus hijos no descartan ninguna hipótesis. “Tengo mil hipótesis, ha podido pasar cualquier cosa. Hemos llegado a pensar desde que se ha despeñado por algún monte, hasta que se haya montado en un coche, desubicado, con alguna persona que haya conocido o conociera y se haya ido, o que le hayan hecho daño y lo hayan dejado tirado por alguna parte. Esto es muy loco, no paro de darle vueltas a la cabeza”, cuenta Carlos.

Ante la desesperación, Carlos y su pareja han estado estudiando las conversaciones con su padre. “Mi padre siempre ha sido una persona que suele decir mucho ‘te quiero’, a su madre, a su nieto, a sus hijos… Sin embargo, en la semana previa a la desaparición las conversaciones solo eran para dar los buenos días y las buenas noches. Es muy raro. Tampoco salía demasiado, iba a ver a mi sobrino, se hacía unas fotos con él y se iba”, detalla Carlos.

Piden colaboración ciudadana

La familia pide colaboración ciudadana llamando al 642650775 o al 649952957. Desde que desapareció, solo han tenido llamadas fallidas que aseguraban estar delante del desaparecido pero, cuando la familia acudía ya no había absolutamente nadie. Piden responsabilidad, ya que el dolor que están pasando es muy grande.

“Mucha gente se cree que ven a mi padre pero él tiene una cara muy común, es fácil confundirse”, dice su hijo. A su vez. recalca a la ciudadanía que se fijen en un tatuaje de un pergamino con letras chinas que lleva en el antebrazo izquierdo así como unas gafas graduadas negras con las patillas azules. “La descripción de la ropa ya es poco útil. Ha podido cambiarse si está con otra persona desubicado en cualquier parte”, cuenta el hijo del desaparecido. 

Elena Aluz, por su parte, recalca que se debe seguir difundiendo la foto de Juan Carlos por todas las redes sociales y pide a los medios que sigan recordando el caso. "No queremos que mi hermano caiga en el olvido, necesitamos encontrarlo", concluye la hermana del desaparecido.

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