Málaga nace, crece y se reproduce en torno al mar, pero quizás nunca lo haya mirado con toda la profundidad racional que requiere: bajándolo del terreno de lo poético y viendo todas las posibilidades energéticas, turísticas o investigadoras que tiene. O, al menos, eso es lo que el defiende el Clúster Marítimo Marino de Andalucía, una de las entidades impulsores de la Senda Azul de la Diputación. El presidente del clúster, Javier Noriega, explica a EL ESPAÑOL de Málaga que las posibilidades son incontables en un terreno tan cercano como aún inexplorado.
"El sector económico marino es como el terrestre, muy transversal: de ahí la riqueza. Hasta ahora no se ha trabajado desde las administraciones, no se ha estimulado desde el punto de vista económico, fiscal…", plantea Noriega, que participa este viernes en el foro de turismo espacial y submarino SUTUS, celebarado en el Hotel Les Roches de Marbella.
Su entidad nace de una unión de empresas del sector de empresas del sector marítimo y marino "de alto valor añadido", define, tras lo que menciona la robótica, la biotecnología o la arqueología submarina: "Nos hemos unido para reivindicar un espacio geográfico tan importante como el litoral andaluz. Defendemos volver la mirada al mar en todos los sentidos", defiende Noriega.
"Es estratégico. Es futuro. Por cada euro que se invierte en el mar, se revierte en cuatro", indica. La iniciativa de la Senda Azul, que la Diputación hizo propia en abril de 2019, ha concretado este vasto planteamiento en cuatro mesas de trabajo sectoriales con más de 120 profesionales: una centrada en la sostenibilidad y el medio ambiente, otra turística-náutica, una tercera de deportes de ocio, naturaleza y patrimonio cultural, y finalmente una compuesta por hoteleros, hosteleros y gastronomía azul. "No conocemos ninguna otra provincia en España que haya reunido unos puntos de encuentro así", señala Javier Noriega.
El resultado es un diluvio de ideas concretas relacionadas con la mar: desde rutas de submarinismo centradas en la visión de cetáceos hasta mejoras en los puertos para hacerlos más atractivos, repoblaciones de las algas, dibujos bajo el agua con materiales biodegradables o desarrollo de náutica 4.0 para tener en cuenta la sostenibilidad.
Por lo pronto, lo que ya han hecho es un catálogo de recursos que subraya qué puntos hay en la provincia que son relevantes desde el punto de vista marítimo-marino para ponerlos en valor, gestionarlos, reconstruirlos si es necesario... "Un ejercicio brutal", define Noriega. Y los que quedan por descubrir: según su análisis, "buena parte de todo el litoral en Málaga está por investigar".
"Nos faltan proyectos singulares que cuenten nuestra historia. Por ejemplo, en el barrio de El Palo se ha perdido mucho El Palo marengo. No tenemos un museo marítimo, por ejemplo, en Málaga", reflexiona el presidente del clúster.
Submarinos y portaaviones hundidos
En el foro marbellí de SUTUS, se centrarán en las posibilidades turísticas submarinas, donde la costa de la provincia tampoco se queda atrás. No son pocos los barcos hundidos y otros yacimientos arqueológicos que se encuentran en el fondo del mar malagueño, que tienen un gran potencial para submarinistas al mismo tiempo que son "frágiles y "hay, sobre todo, que protegerlos".
"Hay algunos naufragios de los que se puede hacer centro de interpretación", plantea como alternativa a tener que visitarlos como buzo. Señala, por ejemplo, el portaaviones británico Ark Royale, hundido durante la II Guerra Mundial a 600 metros de profundidad frente a Estepona. O el submarino republicano C3, de la contienda civil española, que se encuentra a 70 metros de profundidad, frente a las propias playas de El Palo, pero en un lugar "muy complicado", de "fuertes corrientes, que "exige buceo técnico".
Para casos tan complejos y atractivos como esos, propone soluciones alternativas como realizar documentales o recrearlos mediante tecnologías en 3D en tierra firme para "poner en valor siempre protegiéndolos, sin dañarlos, de mano de la administración, como se hace en tierra". A fin de cuentas, ya lo escribió el poeta, el mar no puede morir.