Si hay un sector económico especialmente afectado por el impacto de la crisis sanitaria y económica derivadas de la Covid-19, ese es el hostelero. Confinamiento, cierre de fronteras y restricciones mantenidas en el tiempo y endurecidas con el avance de la pandemia. Más de año y medio después, la normalidad parece retomarse, también, en los bares y restaurantes malagueños. Pero esta realidad no esconde una herida que para muchos empresarios es mortal.
-Esta semana toda la provincia ya se encuentra en nivel 0 de alerta sanitaria. Ustedes han defendido que la reducción de las restricciones tenían que haber llegado antes.
-Creíamos que toda la región tendría que haber pasado a nivel 0, como paso previo a la normalidad total, porque no casa la situación entre el alto grado de vacunación y las restricciones que se estaban aplicando. Nos vendieron que si se llegaba al 70% de vacunados tendríamos inmunidad de rebaño.
La población que ha querido vacunarse lo ha podido hacer. Somos uno de los sectores más perjudicados. Lo que no puede ocurrir es que si la semana que viene en vez de estar en una tasa de 46 estamos en una de 52, volvamos a nivel 1; eso es una locura en la situación económica que vivimos y sobre todo en lo que al negocio se refiere.
-¿La sensación que tienen es que son un sector agraviado por las administraciones?
-Totalmente. Al principio decíamos que éramos la justificación que usaban para hacer ver que hacían algo. No voy a decir que hemos sido los conejillos de india, pero sí es cierto que han focalizado el tema de las restricciones en la hostelería. Eso nos ha hecho daño, porque psicológicamente la población nos ha visto como algo inseguro. La gente ha pensado que si entraba en un bar se contagiaba sí o sí.
Pero la pandemia nos ha dado la razón. La hostelería se ha comportado de manera muy responsable. Ha habido excepciones, como en todos lados. Nos hemos visto como un foco de restricciones. Se podía convivir con la pandemia de otra forma.
-¿El sector les va a exigir responsabilidades a las administraciones?
-Privadamente, tanto a través de la federación nacional como las asociaciones provinciales, se pusieron a disposición servicios jurídicos para que cada establecimiento viese las posibilidades de actuar. Ha habido un volumen importante que lo ha hecho y creo que poco a poco veremos hasta dónde llega.
Ha habido muchos que han tenido que cerrar las puertas y otros muchos que ahora empiezan a pagar los ICO, las ayudas no han llegado. De las del Estado hay pocas solicitudes porque son muchos los requisitos que se reclaman y hay pocas empresas de la hostelería que pueden acceder a ellas. Eso va a suponer otro pequeño drama.
-Analizando el impacto de la pandemia, ¿cómo de profunda ha sido y es la herida que deja la Covid en el sector?
-La herida ha sido brutal. Y desgraciadamente, aunque ahora estemos en el momento menos malo, no hemos tocado fondo. Porque a la pandemia le queda una travesía en la parte económica. El momento devastador que hemos vivido en estos meses anteriores ha hecho que haya muchas empresas muy debilitadas, con una carga económica insostenible. No todas las empresas que van a cerrar por la pandemia lo han hecho, hay mucha deuda por pagar y seguimos con la inseguridad de no saber si mañana va a haber de nuevo restricciones o no.
Por eso no sabemos cuándo vamos a ver la luz al final del túnel. Igual hoy estás a un metro y mañana a tres. Más o menos cuantificamos en un 25% el cierre de negocios y dejamos en standby ese dato hasta ver la evolución de la devolución de la deuda y el pago del ICO. Vamos a seguir pidiendo ayudas a las administraciones. Hay que tener en cuenta también el impacto que puede tener el nivel inflacionista actual. Eso nos puede hacer menos competitivos. A nosotros nos suben las materias primas, el combustible y la luz…
-¿Eso puede suponer un aumento de los precios en el sector?
-Vamos a hacer todo lo posible por no hacerlo, pero la subida de las materias primas tarde o temprano puede repercutir en eso.
-La Covid y la crisis generada han puesto en evidencia la gran dependencia que tiene Málaga del turismo. ¿Esto obliga a abrir una reflexión?
-Ha habido grupos políticos que en mitad de la pandemia hablaban de esto. Creemos que ha habido una utilización política dentro de esta pandemia brutal y los más afectados hemos sido nosotros. De lo que me pregunta es del modelo de ciudad. La fuerza que tiene Málaga desde el punto de vista turístico es importante, pero es verdad que hay que ir buscando a ese cliente… Es preferible tener un cliente de cien que dos de 50.
Creo que la línea tiene que ir en ese sentido. Pero ahora mismo nuestro potencial es importante, se abren nuevos hoteles de calidad, la hostelería tiene que ir en esa misma línea. Nosotros somos los primeros que queremos jugar en esa liga. Más que reducir el turismo hay que ampliar la parte tecnológica, industrial. Incluso, la fuerza de Málaga en el turismo puede ser polo de atracción para esas empresas tecnológicas.
-Con el nivel 0, el Ayuntamiento de la capital ya ha anunciado que va a levantar el decreto que permitía ampliar las terrazas.
-Nos hubiera gustado que nos dejaran más tiempo, porque nos queda mucho por recuperar. Es verdad que hay que recuperar ese equilibrio en la ciudad. Lo que sí hemos pedido es que nos sigan apoyando. Nos han prometido para 2022, además de las ordenanzas fiscales, abrir una nueva línea de ayudas al sector.
-¿Un plan similar al que se puso el año pasado?
-En principio, va en una línea parecida.
-Ese primer plan tuvo poco desarrollo. Hubo muchas empresas que no cumplieron los requisitos.
-Desgraciadamente una de las cosas que hemos sufrido, por la Ley de Subvenciones, es que había que estar al corriente de Seguridad Social y Hacienda. Eso ha perjudicado a muchos empresarios. La pandemia nos ha tocado bastante, con pérdidas numerosas y hay muchos que no han tenido para hacer eso. Dame la ayuda y que esa ayuda vaya directamente a Hacienda y Seguridad Social. Una de las peticiones que hicimos en el antiguo plan, que ahora también vamos a pedir, es que se tenga eso en cuenta. Pero parece que es complicado porque la Ley de Subvenciones no lo permite.
-¿Cuánto tiempo cree que va a necesitar el sector para recuperarse?
-Lo que se ha perdido es mucho, calculamos que cuatro o cinco años no nos lo quita nadie. Hay muchas empresas que han tenido que tirar de capital propio y eso lastra mucho. Cuando hemos hablado de calidad hay que tener en cuenta que buscarla con empresas muy debilitadas es complicado. Se nos pide calidad, pero son empresas que han estado tambaleándose, muchas no saben si van a seguir mañana o no. Y buscar una calidad requiere inversión. Por eso necesitamos ayudas de las administraciones. Los fondos Next Generation parece que van destinados a eso, pero hay que ver cuándo llegan y cómo.