"Hoy, en los santos del TikTok, ¡San Columbano! ¡Santa Ángela de la Cruz! ¡San Silverio Papa! ¡Santa Catalina de Alejandría!". Detrás de esta coletilla inicial, se encuentra resumida la vida de algunas de las personalidades que han pasado a formar parte del santoral de la Iglesia Católica. Nombres propios, que en algunos casos pasan desapercibidos para el gran público, pero con biografías que resultan de gran interés para una parte de la comunidad.
Como el caso de San Nicolás de Bari, el "más famoso" y, a la vez, "el más desconocido": "Es uno de los santos más queridos en el mundo. Sobre todo ahora que se acerca la Navidad. Su historia real tiene poco que ver con elfos y trineos voladores. En realidad Santa Claus, que así se pronuncia en su idioma original, fue un obispo que protegió mucho a la infancia. Representado como un anciano de gran barba blanca, de él derivó la tradición navideña. Quedarse solo en los regalos materiales es una pobreza, porque se pierde el mayor regalo que puede hacer un obispo: la fe".
La voz que resuena en cada uno de estos vídeos es la de Antonio Moreno. El periodista de la delegación de medios del Obispado, y portavoz de la Diócesis de Málaga, arrancó con esta iniciativa a principios de noviembre: #LosSantosdelTikTok. En conversación con EL ESPAÑOL de Málaga, relata de dónde nace su interés por ellos: "En mi vocación cristiana tuvieron mucho que ver las palabras de san Juan Pablo II en el encuentro de la Juventud de 1989, en Santiago de Compostela: "¡No tengáis miedo a ser santos!". Yo era un chavalillo, pero aquello se me quedó marcado. ¿Qué tenían que ver los santos conmigo? Era una figura que, por aquel entonces, veía muy lejana".
Esta llamada del papa hizo que Antonio Moreno comenzara a indagar en la vida de los santos, vertebrando, tiempo después, una parte de su actividad en redes sociales: "Empecé a escribir en Twitter, casi a diario, las #Saintstories. Relatos cortos tratando de incidir en que la importancia de la vida de los santos no está en su history (sus datos biográficos) sino en su story (su historia de amor con Dios). Porque los santos no son gente extraña, sino personas corrientes con pecados y debilidades que se dejaron hacer por Dios. Sus vidas son un ejemplo para nosotros", explica.
El motivo de que esta iniciativa desembarcara en TikTok se encuentra en la búsqueda constante de formas nuevas para "hacer llegar el Evangelio". El bum de la red social, que está concentrando a una parte importante de los usuarios, con grandes audiencias, fue el detonante para que la instalase en su teléfono: "Hice un intento hace unos meses, pero vi que era adictiva: videos cortos, sin esperar nada, muy visual... Además, había muchos bailes y eso ni me llamaba la atención ni me aportaba nada. Hacía que perdiera el tiempo".
Sin embargo, la publicación de Un santo para cada día, la nueva obra del periodista que se presenta hoy en el colegio Sagrado Corazón (Esclavas de Liborio García), hizo que le diera una segunda oportunidad a la app: "Vi que también hay gente que se dedica a explicar cosas interesantes sobre cine, ciencia, tecnología... Es otro formato que ofrece otras posibilidades. Tenía la falsa idea de que esta red social es solo para jóvenes, pero hay adultos a los que les gusta y entretiene. Es una herramienta para dar a conocer", sostiene.
Cree que, aunque su audiencia "nunca va a ser tan grande" como la de los tiktokers, sí que existe un número de personas a las que le interesa la vida de los santos. Puntualiza que se encuentra "en fase de investigación", al igual que aquellos exploradores que llegan a un continente nuevo y tienen que tantear el terreno: "Estoy empezando. Subí el primer vídeo el 1 de noviembre (día de Todos los Santos) y creo que la acogida ha sido muy buena".
Suma ya 800 seguidores y cada vídeo supera las 2.000 reproducciones. Además, estos TikTok también los comparte en sus otras redes sociales, así que cada día alcanza las 6.000 visualizaciones: "Es la muestra significativa de que se pueden hacer cosas. Estoy contento", destaca.
El análisis que hace de este fenómeno va más allá de las formas. El fondo de la cuestión reside en "el mensaje que los santos transmiten": "Nos enseñan a ser felices, porque el Evangelio es un mensaje de plenitud y felicidad. ¿Cómo se encuentra el hombre con esa aspiración? No es tanto lo que se hace, sino lo que se deja de hacer para que sea Dios quien actúe por ti. Es un testimonio de abandonarse, de que se puede ser feliz con pocas cosas materiales, con la oración y con la entrega a los demás".
Muchos de los nombres que han pasado a formar parte de las listas de santos tienen que ver con congregaciones religiosas. El escritor explica que se trata de "un defecto de forma" de la santidad: "Detrás de cada santificación hay un proceso largo y costoso. Normalmente, son las congregaciones las que optan por recorrer ese camino. Sin embargo, el número de seglares es mayor porque somos más que los religiosos".
Su reflexión profundiza en la cuestión temporal; considera que "hay que actualizar" el mensaje de la santidad". Durante siglos, la Iglesia ha contado la historia de estas personas con un lenguaje "de la época". Abundan las leyendas, como la de San Jorge y el dragón, así como otros fenómenos que en ocasiones pueden parecer paranormales: "La santidad es el día a día. Se vive en los milagros que vemos de cristianos de a pie. No es algo que sale de nuestra comprensión, sino que lo podemos contemplar".
La imagen que Antonio Moreno perfila de estos apóstoles es similar a los santos de la puerta de al lado de los que habla el papa Francisco. Personas "normales y corrientes" que dan su vida en cosas muy ordinarias, y no "levitando por los pasillos".
La portada de su nuevo libro nace de esta reflexión. El dibujante Pachi Idígoras ha retratado a varios santos haciéndose un selfi, similar a la foto de Brad Pitt, Kevin Spacey, Ellen DeGeneres, Jennifer Lawrence y otras celebridades en la gala de los Óscar de 2014: "Ellos son los famosos de la Iglesia. Hoy se estarían haciendo un selfi junto a sus amigos, porque no son personas que vivan alejadas, sino que están muy metidas en el mundo". Como curiosidad, quien sostiene el móvil es Carlo Acutis. El joven, conocido como el influencer de Dios falleció en 2006 y fue beatificado el año pasado con unas zapatillas Nike, vaqueros y una chaqueta Adidas.
Preguntarle a Antonio Moreno por un santo en concreto es como pedirle a Maldini que elija a su futbolista favorito. Rápidamente hace despliegue de sus conocimientos y comienza a nombrar, uno a uno, el motivo que subyace detrás de cada elección: San Francisco de Asís y el cuidado por la creación; San Juan Bosco, patrón del cine, que habla de evangelizar a través de los medios (o en su caso, de TikTok); Santa Teresa de Lisieux y la obra Historia de un alma; Teresa de Calcuta, que da la vida por los pobres o Santa Rosa de Lima y América.
Pero entre todos los que protagonizan la portada de su libro, hay uno que destaca por encima del resto, San Juan Pablo II: "Fue el santo que marcó mi vocación cristiana. Que un señor me dijera que estoy llamado a ser santo significó un antes y un después en mi vida".