La entrada en vigor en la medianoche del domingo al lunes de la obligatoriedad del certificado de vacunación para los espacios interiores en hostelería en Andalucía ha dejado en Málaga algunos momentos de confusión. Según los testimonios recabados con EL ESPAÑOL de Málaga, en la gran mayoría de los establecimientos hosteleros se ha cumplido a rajatabla la exigencia del pasaporte Covid en interiores. De hecho, en algunos casos han ido más allá, exigiendo también su presentación en las terrazas exteriores. "Pero, ¿en la terraza también es obligatorio?", se preguntaba un cliente de una de las pizzerías de Muelle Uno.
A la hora del desayuno, buena parte de los bares han solicitado a sus clientes, incluso a los habituales, que mostraran su certificado de vacunación. El caso de la fotografía que abre esta información es el de un pequeño e histórico local, El Diamante. Francis y Mariví regentan este local de desayunos en el que sólo ellos, matrimonio, despachan unos doscientos bocadillos y cafés todos los días. Durante toda la pandemia han sido cuidadosos, de hecho, aún mantienen platos desechables y las pantallas en partes de la barra. Ahora, un cartel avisa: "Certificado Covid obligatorio antes de entrar. Por el bien de todos".
La mesa de entrada es casi un bodegón anticovid. Un bote de desinfectante para mesas y sillas y gel hidroalcohólico para los clientes. Así lo fotografió en la mañana de este lunes uno de sus clientes habituales.
En el entorno de la avenida de Molière, en el bar Carambuco, igual que en El Diamante, el certificado de vacunación se pedía a todos los clientes, incluso a los más habituales: "Vengo aquí a diario, pero el propietario me ha avisado antes de sentarme".
También en pleno centro, otros establecimientos han optado por otra solución. Es el caso de Mia Coffee Shop, un pequeño local especializado en cafés que, por sus dimensiones y por la falta de tiempo de sus empleados, ha decidido cerrar el interior del local y mantener el despacho a la calle que ya tenía funcionando. Una ventana en la puerta de la Iglesia de los Mártires de la calle del mismo nombre.
Otros lugares, como la Antigua Casa de Guardia, en la Alameda, cuentan con un público más internacional. Uno de los clientes del local relata que "ha habido un grupo de alemanes que no lo traía y se ha tenido que marchar". En su caso, ha enseñado el certificado y la respuesta ha sido una larga conversación con el camarero: "Dicen que esto va a destrozar los negocios porque genera miedo entre los clientes".
Pero no ha sido igual en todos los locales. En algunos de los locales visitados por EL ESPAÑOL de Málaga no se ha verificado la tenencia del pasaporte Covid. En algunos casos por tratarse de una clientela fija, conocida y de confianza: "Mañana me lo enseñas", era una de las bromas repetidas por uno de los camareros de un negocio del entorno de Cortijo Alto.
En otros lugares, los trabajadores decían no tener orden ni conocimiento de esta medida: "Nosotros nos dedicamos a poner los cafés, no tenemos tiempo de hacer esas comprobaciones". Otro caso llamativo es el del Mercado Central de Atarazanas, donde además de puestos de compra de productos frescos también hay bares. En este lugar público y cerrado no existía ningún control de certificados de vacunación.