Málaga

Trinidad Durán vivía en Fuengirola hasta que decidió hace tres décadas mudarse a El Perchel. Sus padres estaban mayores y su familia era de aquí. Un día preguntó en una mercería del castizo barrio (hoy desaparecida) y le dieron el teléfono del administrador. Así llegó al bloque de calle Huerto de la Madera. La malagueña de 58 años habitó el bajo más de un lustro y luego se trasladó al tercero derecha. 

La ceramista de profesión debía dejar ayer martes el piso tras recibir el 25 de enero una carta de Dazia, promotora madrileña ahora dueña de varios bloques de El Perchel tras adquirir la inmobiliaria Vitrubio. "Le rogamos -se lee en la misiva- que se ponga en contacto con el administrador para coordinar, como mejor convenga en atención a sus circunstancias, la entrega de las llaves del inmueble" por el que paga 225 euros al mes.

"La carta me llegó el miércoles pasado. En ella pone que hoy (por ayer) tengo que entregar las llaves de mi casa y salir de ella. Es la única comunicación que han mantenido conmigo. Me dicen que termina mi contrato y que no me lo van a prorrogar", cuenta esta vecina frente al viejo bloque en una entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga. "Esta ha sido mi casa y mi barrio durante 31 años. Tres décadas pagando siempre cada mes", señala.

La malagueña abrió la carta en compañía de sus vecinos en una reunión. "Nos sorprendimos al ver la fecha. Me quedé en shock. No sabes cómo reaccionar", reconoce Durán, que manifiesta no haberse puesto en contacto con la promotora, la cual "lo ha hecho mal", según ella. "Podían haberlo hecho de una forma un poco más humana, no dándole a la gente unos días para abandonar su casa", dice.

Trinidad sostiene la carta donde le anuncian que su contrato acaba. Isabel Vargas

Trinidad considera el piso su hogar y El Perchel, su barrio. "Hemos sido muchos los que hemos vivido y muerto aquí. Todos los vecinos nos conocemos desde hace años. Hay algunos que llevan aquí casi toda su vida. Nos gusta nuestro barrio", afirma mientras reconoce que le gustaría seguir instalada aquí y pide para los 50 vecinos afectados una solución "urgente".

Esta malagueña ama la cercanía de su barrio y el haber vivido tantas cosas aquí como la Semana Santa. "Nos implicamos mucho en todo lo que pasa. No es como si te vas a un edificio moderno donde conoces ni a tu vecino de al lado. Ese casticismo. Es lo que tienen los barrios antiguos", relata Trinidad, que cree que cuando "esto lo echen abajo, desaparecerá su esencia". "Estos días me asomo y veo los tejados. Me da mucha pena que esto desaparezca. Esto se podría haber rehabilitado", defiende.

-¿Cómo está?

-Estoy con muchos nervios y ansiedad. Te despiertas por la noche y se te viene a la cabeza todo. Me cuesta trabajo dormir bien porque no sé lo que va a pasar. 

Durán piensa que la promotora le podría haber avisado con un mínimo de antelación. "Podrían haberlo hecho de otra forma y no ponerme en una carta que la semana que tengo que irme de casa y entregar las llaves. Es muy fuerte eso", reprocha con las lágrimas casi empañando sus ojos. 

"Nos echan a la calle y nos tenemos una opción"

Tras serenarse, desea que les den una solución porque "si no hay muchas familias que lo vamos a tener muy complicado". "Encontrar un alquiler que se acomode a nuestra economía va a ser difícil. Nos echan a la calle y no tenemos una opción. No nos han ofrecido nada. Los alquileres en el centro son prohibitivos y para nosotros imposibles", admite mientras cuenta que parecen vivir un duelo. "Todo el mundo me dice que siente mucho lo que nos está pasando", declara.

Jamia El Khabazi, una de sus vecinas desde 2007, reconoce a este medio que no pueden permitirse un alquiler más caro. Actualmente pagan 304 euros al mes por un piso donde viven ella, el marido, su hija de 17 años y su hijo de 14. "Mi marido está enfermo de cáncer desde hace un año. Sale con silla de ruedas. Ahora se está dando quimio. Yo estoy sin trabajar. Cobramos el ingreso mínimo vital", cuenta. 

Trinidad y Jamia durante la entrevista. Isabel Vargas

Esta familia aún no ha recibido una carta para abandonar su vivienda. Sin embargo, se han implicado en la causa y lo viven como si la carta le hubiera llegado a ellos. "Queremos una solución para todos los vecinos, no sólo para mí. Aquí viven niños y personas mayores, y también pequeños negocios (como el bar Aguilar)", alega.

Trinidad admitía que si finalmente se cumple la exigencia de abandonar la vivienda no le quedará otra que "sacar lo que pueda". "No tengo prevista una mudanza. Hacer esto así de pronto no es legal. Bien no lo han hecho", insiste. Este miércoles todos los vecinos afectados acudirán a una reunión.

Abandono

Esta malagueña de 58 años relata que los vecinos del bloque se han sentido abandonados desde hace muchos años. "Aquí si hay que cambiar algo, lo hacemos nosotros. Algunos han decidido irse por las condiciones del bloque. Si hay que cambiar una ventana porque está vieja e hinchada, lo tienes que hacer tú o te mueres de frío", reprocha. Incluso pintaron las escaleras del bloque. "Hemos sido nosotros los que hemos cuidado y mantenido en pie esto", asegura. 

El portavoz de la plataforma de vecinos de El Perchel, Enrique Gutiérrez, cree que si el Ayuntamiento tiene voluntad política podría aprovechar para reubicar a los vecinos. "Hasta ahora parece que no. Ellos han aprobado en pleno una cosa y están actuando de otra manera. El único que nos atendió fue el concejal de Vivienda, Paco Pomares", critica.

Enrique Gutiérrez junto a algunos de los vecinos afectados por la operación inmobiliaria. Isabel Vargas

Los vecinos afectados de El Perchel por la operación inmobiliaria han pedido reunirse con el alcalde, Francisco de la Torre, y con el concejal de Urbanismo, Raúl López. "Incluso hemos pedido documentación necesaria para poder defendernos. En el acuerdo de pleno dice que nos proporcionarían todo lo que hiciera falta y estamos esperando que nos apoyen", reconoce.

"La empresa puede querer tirar para levantar otros edificios, pero hay unos aprovechamientos urbanos que le corresponden al Consistorio que se pueden emplear para hacer un bloque de viviendas sociales para los vecinos", recuerda Enrique mientras exige la "reubicación justa de los vecinos dentro del barrio".

Muchos de ellos llevan viviendo en el barrio casi toda su vida, unos 40 años, y otros más actuales al menos dos décadas. ¿Qué pierde Málaga? "Pierde un barrio muy castizo, lo último que queda de El Perchel. Esto es muy antiguo", reconoce Trinidad antes de volver a su piso con su marido, en el que no sabe cuántos días más pasará.

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