La necesidad aprieta. Con los embalses cada vez más vaciados y sin lluvias a la vista que sacien la sed de agua que empieza a tener Málaga, se convierte en urgente el impulso de iniciativas que permitan aumentar los recursos hídricos. El desfase en el desarrollo de infraestructuras planificadas desde hace décadas, eleva el valor de la última iniciativa surgida de la Universidad, que abre la puerta a responder a uno de los más graves problemas de este territorio.
La idea creada por el Instituto de Domótica y Eficiencia Energética pone sobre la mesa de las administraciones públicas y agentes privados una propuesta inmediata ante la sequía. Y sin que ello obligue a afrontar grandes desembolsos económicos. Los cálculos manejados por el grupo de trabajo responsable de la iniciativa cifran la inversión en unos 67 millones de euros.
Ese es el dinero que costaría la construcción de una desaladora en la zona oriental de la provincia, que mediante una conexión directa, podría inyectar hasta 20 hectómetros cúbicos anuales al cada vez más seco pantano de La Viñuela. De una capacidad total de 165,4 hectómetros cúbicos, apenas llena 23,5. La relación coste-beneficio resulta ilustrativa.
Pero a estos factores hay que sumar que, según relata a EL ESPAÑOL de Málaga el director del instituto, Francisco Guzmán, se trata de una instalación que, en su totalidad, puede funcionar en apenas un año. "Sin embargo, en unos tres meses se podría estar aportando agua", matiza.
Sobre el coste económico, este profesor de la Escuela de Ingenierías Industriales asegura que "quedaría amortizado en menos de cuatro años". Y ello tras tomar en consideración unos impactos directos derivados de la venta del agua desalada a las empresas suministradoras y de la aportación a la red de la electricidad lograda mediante los paneles fotovoltaicos planteados.
"Pero hay que ver también las ventajas indirectas, como son disponer de agua para mantener los cultivos de mango y aguacate de la zona de la Axarquía, así como garantizar el suministro para el turismo que llega a la provincia", añade.
"La financiación está garantizada al 100%; si mañana tuviéramos la autorización de las administraciones podríamos empezar las obras"
Guzmán pone en valor el interés que este modelo ha provocado entre las empresas privadas. "La financiación está garantizada al 100%; si mañana tuviéramos la autorización de las administraciones podríamos empezar las obras", asegura. Sin embargo, el desarrollo del proyecto Agua+S no parece que vaya a pasar por actores privados.
El que es uno de los principales impulsores de la iniciativa informa de que el Gobierno central ha mostrado su disposición a "abanderarla", para lo que puede incluso disponer de los fondos Next Generation aportados por la Unión Europea. No obstante, se apunta la posibilidad de crear un consorcio en el que también participen empresas privadas.
¿Qué convierte en especial el sistema propuesto? Tres son las piezas que componen el proyecto: una planta desaladora situada cerca del mar; una red de estaciones de bombeo para impulsar el agua desalada a través del curso de un río hasta un embalse próximo, y un parque fotovoltaico flotante, para instalar el agua de la presa. Este último componente está pensado para suministrar la energía necesaria para desarrollar el proceso.
"Es la primera vez que se apuesta por el uso de estas tres instalaciones de forma conjunta", destaca Guzmán, quien subraya que se trata de un modelo "replicable". Si bien la propuesta inicial prevé su implantación en el término municipal de Vélez-Málaga, el estudio elaborado por el Instituto de Domótica y Eficiencia Energética marca hasta 14 localizaciones potenciales en el conjunto de Andalucía.
Guzmán destaca que el proyecto es modular, lo que permite ampliar la capacidad de tratamiento de agua e incluso acelerar los plazos. Sobre la desaladora, ha enfatizado que es una instalación de "muy bajo impacto visual; como si fuesen tres contenedores uno detrás de otro", que por sus condiciones especiales tiene otros aspectos positivos como la generación de salmuera que permitiría crear una industria paralela para la creación de hidrógeno, sal, cloro y otros derivados químicos.
Para rebajar los problemas burocráticos con los que suelen toparse este tipo de proyectos, se apuesta por implantar estas instalaciones en suelos públicos, lo que evitar la necesidad de expropiaciones ni tuberías adicionales.
Los detalles conocidos ahora del trabajo de la Universidad de Málaga constatan la posibilidad cierta de ir adelante con una intervención de escaso coste económico pero de un gran rendimiento inmediato para la provincia. Y ello en un momento especialmente crítico.