Treinta y siete años después de la última vez, San Francisco de Paula ha vuelto a procesionar por la localidad malagueña de Alhaurín de la Torre en rogativas de lluvia. Con tres piezas de bacalao en las andas, vecinos, agricultores, religiosos y equipo de gobierno del municipio -alcalde incluido- acompañaron este viernes el paso del santo. ¿La petición popular a los cielos? Por favor, que llueva de una vez.
Desafortunadamente para ellos, la previsión para los próximos días es la misma que lleva dándose semanas. Sol, quizás algunas nubes, temperaturas máximas rondando los 20 ºC, pero sin precipitaciones a la vista en este municipio malagueño. El anticiclón de las Azores, que teóricamente a estas alturas tendría que estar ya por Mauritania, sigue bloqueando el paso a las precipitaciones. Como si fuera mes de julio.
Los alhaurinos están solos en esto: su clamor es multitudinario en la provincia. Cuando ya han pasado los meses más húmedos del año, el medidor del aeropuerto de Málaga de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) señala el dato más bajo de precipitaciones desde octubre hasta enero en toda la serie histórica.
En el trimestre de septiembre -cuando se da el pistoletazo de salida al año hidrológico- a noviembre de 2021, las precipitaciones fueron en torno a ocho veces menos que la mediana entre 1981 y 2010.
De diciembre hasta este punto de febrero, ha llovido aproximadamente tres veces menos de lo habitual en ese mismo periodo de tiempo. Son cifras muy secas, casi de verano en febrero, que marcan una primera mitad de annus horribilis hidrológico en este rincón del Mediterráneo.
"En algunos casos, lo que ha llovido -siendo teóricamente el 50% de la precipitación del año- no está ni llegando ni al 10%", analiza en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga el catedrático de Geografía Física de la Universidad de Málaga (UMA) José Damián Ruiz Sinoga.
De acuerdo con los datos comparativos de la Aemet, es en el entorno de la ciudad de Málaga donde ha sido más intenso el déficit de precipitaciones en toda España desde el inicio del año hidrológico. Y los meses que quedan por delante son, justamente, los de las estaciones tradicionalmente más secas en la zona.
Para Ruiz Sinoga, el problema no está solo en que la oferta hídrica se reduzca notablemente; sino que la demanda es cada vez más alta, lo que supone un contraste que define como "sequía socioeconómica".
"Aunque vuelva a llover, sigue habiendo más consumo que recursos. Esa es la situación estructural a la que yo hago referencia", defiende este catedrático, que plantea que una hectárea de un fruto subtropical como el aguacate consume el equivalente a la precipitación que se produce en 1,34 hectáreas.
Por su parte, desde la industria agroalimentaria malagueña defienden que el cultivo de frutos subtropicales posee métricas entre las más eficientes del mundo gracias a la tecnología de compañías innovadoras como la startup Agrow o el gigante Trops.
Es justamente desde una finca de esa cooperativa de frutos tropicales, una localización simbólica, desde donde la delegada de la Junta de Andalucía en Málaga, Patricia Navarro, ha asegurado que el actual gobierno de PP y Cs ha "planificado y ejecutado las actuaciones que deberían haberse realizado anteriormente [durante los gobiernos socialistas]" en el plano hidrológico.
Además, ha mostrado su apoyo a la iniciativa de construir una planta desaladora en la comarca de La Axarquía, para convertir el agua del mar en apta para el consumo, una iniciativa que también apoya Ruiz Sinoga. ¿Significaría esto dar por hecho que, con el cambio climático, los años venideros seguirán siendo igual de secos? No necesariamente.
"La variedad pluviométrica en el Mediterráneo es muy alta. No sabemos cómo van a ser los años venideros. Los modelos que manejamos solo tienen una certeza de una a dos semanas", afirma el catedrático. Y, por ahora, prevén lo mismo que los meses anteriores. Sol.