Nos remontamos al año 1951, cuando un grupo de paisanos, dirigidos por D. Tiburcio Martín Toledo, ponen en marcha una representación de la Pasión que entronca con el más puro teatro religioso español: el auto religioso, que nace para “hacer plásticos los misterios que la liturgia vela” – según Lázaro Carreter-. Esto es: el teatro como instrumento para que la palabra de Dios llegue mejor a los hombres y mujeres de hoy.
El profesor Maximiano Trapero, en la publicación “El Auto Religioso en España”, editado en 1991, por la Comunidad Autónoma de Madrid, afirma que “son numerosas las representaciones religiosas que siguen vigentes en la actualidad, pero son pocas las que, en cuanto a su conocimiento por el gran público, han sobrepasado los límites de la localidad o comarca a la que pertenecen”. Sin duda, entre éstas se encuentra la escenificación riogordeña.
¿Qué lo hace peculiar?
Podríamos subrayar estos cuatro aspectos:
1.- El espacio escénico. Un recinto natural al aire libre, de unos ocho mil metros cuadrados, compuesto por un montículo ubicado a las afueras del pueblo, en el que se han construido unos pórticos que recrean al Sanedrín, donde se reúnen las autoridades religiosas judías, con Caifás y Anás al frente; el pretorio romano de Poncio Pilatos; el Cenáculo, donde tiene lugar la Última Cena; y el palacio de Herodes. También se cuenta con un pequeño arroyo, un puente, un pozo y el Huerto de los Olivos.
El espectador, cómodamente sentado, se sitúa en una explanada al pie de este montículo, desde donde puede ver y oír todas las escenas, sin necesidad de desplazarse.
2.- Seriedad y calidad en la interpretación. Desde 1951, todos los directores de escena han trabajado mucho en ello. Desde que comienza el año se programa el calendario de ensayos, primero los actores con papel hablado; luego los hombres, mujeres y niños “de pueblo” – figurantes-; por último, se ensambla la interpretación y el movimiento escénico y todo queda preparado para disfrute del espectador.
3.- Buena organización y cuidado de los detalles. Una Junta Organizadora coordina el trabajo de los más de quinientos actores y actrices, así como de los numerosos colaboradores. Se cuida el vestuario, sonido, ambientación de los pórticos, el escenario, etc. Esta Junta es marchamo de calidad.
4.- Colaboración y trabajo altruista de muchos. Sin el esfuerzo colectivo de todo un pueblo, “El Paso” no sería posible. No hay ni una familia en este pueblo que no tenga o haya tenido a alguien trabajando en él.
Con todos estos ingredientes, aderezados con ilusión, esfuerzo, afán de superación y mucho cariño, el resultado no podía ser otro.
Para esta edición de 2022, con setenta años de historia, casi vencida la pandemia, podremos disfrutar de nuevo de esta singular representación. Riogordo, pueblo de la Axarquía malagueña, se encuentra bien situado y cuenta con buenas comunicaciones, a sólo treinta y cinco kilómetros de Málaga, Antequera o Vélez-Málaga. Los visitantes que vayan con tiempo y lo deseen podrán visitar, de forma gratuita, en el Museo Etnográfico, la exposición fotográfica El Paso de Riogordo: Miradas, del artista malagueño José María Bermejo.
Los reconocimientos han ido llegando: Fiesta de Interés Turístico Nacional de España, en 1996; Entidad Axárquica de Honor, 1996; Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía, 1997; Fiesta de Singularidad Provincial, 2004; Nazareno del Año, 2008; Medalla de Oro de la Provincia, 2014; entre otros.
Algunos medios de comunicación lo han calificado como: “El mejor Paso de Europa”, o “Una representación escenográfica sin parangón”. Pero nuestra mayor recompensa es ver cómo, cada año, Riogordo se ve pacíficamente invadido por miles de visitantes que, emocionados y sorprendidos por el espectáculo presenciado, prometen volver cada Viernes Santo o Sábado Santo, a las cinco de la tarde, al recinto natural de El Calvario.
Riogordo os espera con los brazos abiertos.