Lleva poco en el cuerpo de la Policía Local de Casabermeja, pero no dudó en tirarse al agua de una piscina de Málaga en cuanto percibió que un niño se estaba ahogando. El agente, aún en prácticas, se encontraba fuera de servicio cuando salvó la vida de un niño de 10 años que se estaba ahogando.

Los hechos ocurrieron sobre las dos de la tarde del pasado sábado en la zona de piscinas de un club social de Málaga capital. El niño, que pedía auxilio, comenzó a hundirse hasta el fondo. El agente, al escuchar la llamada de socorro, se lanzó al agua con la ropa puesta y logró sacarlo.

Según relatan desde la Policía Local de Casabermeja, en ese momento la piscina contaba con una socorrista encargada de vigilar a los bañistas, pero no se percató de los gritos de auxilio del chaval por el ruido que provenía de un evento que se estaba celebrando en la zona del restaurante, en las mismas instalaciones. 

El menor, gracias a la ayuda del agente, no llegó a perder la consciencia en ningún momento. Todo quedó en un susto tras comprobar que el pequeño se encontraba en buen estado de salud.

Este domingo publicábamos la noticia de que un pequeño de dos años se encontraba en estado crítico en la UCI del Hospital Materno Infantil de Málaga pendiente de evolución tras ser rescatado de una piscina de Coín.

Ahora que se acercan los días donde las altas temperaturas invitan a ir a la piscina o a la playa, cabe recordar a las familias con pequeños que hay que tener mucha precaución cuando estos se meten en el agua. 

Consejos

En primer lugar, se recomienda no perder de vista al niño o niña en ningún momento mediante a la vigilancia continua. Si tenemos que estar ausentes en algún momento, como por ejemplo consultando el móvil, se ha de comunicar a otro adulto que tome el relevo de vigilancia. Como en esta ocasión, aunque haya socorristas presentes, pueden cumplirse determinadas circunstancias que hagan que no se percate de la situación del pequeño.

Así, los expertos hablan de la norma 10/20 en piscinas y playas. La norma consiste en mirar a la piscina o al mar mínimo cada diez segundos desde un lugar en el que se tarde menos de veinte en llegar al agua.

Otro consejo es que se detecten en todo momento los riesgos que puede correr el niño. Si puede tropezar en el bordillo de una piscina porque la baldosa se tambalee, si el suelo está resbaladizo... Todo cuenta. Especialmente si es un bebé, que no termina de reconocer ese riesgo.

Lo más importante es que se eduque al niño en la prevención y en la actuación con protección. Son muy recomendables las clases de natación que les hagan ser autónomos en el agua desde muy pequeños. Igualmente, si ves que no se defiende bien en el agua, aunque no quiera, tiende a motivarle para que use algún flotador o manguitos homologados.

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