Manuel Millán y José Francisco Bravo han sido los únicos agentes condecorados este lunes con la cruz roja al Mérito Policial de los 91 premiados en total -el resto obtuvieron la blanca-. Ambos agentes participaron en una operación llamada Esmeralda-Capitana contra el tráfico de drogas en la que se produjo una peligrosa persecución en la que acabaron siendo embestidos por un narco. Manuel se llevó la peor parte en cuanto a lesiones.
Los hechos ocurrieron el 18 de octubre de 2021, recuerdan bien la fecha. Ambos agentes, pertenecientes a la UDYCO de la Comisaría de Policía Nacional de Torremolinos, en una tarde como otra cualquiera, se encontraban realizando labores de seguimiento y vigilancia en la vivienda donde se encontraba este individuo, que se dedicaba al tráfico de drogas. Los agentes conocían que estaba preparando un cargamento de droga con destino a Francia.
En un momento, el hombre salió con una furgoneta que, según relata Manuel, parecía estar "cargada de droga", por lo que Manuel y José Francisco decidieron seguirla montados cada uno en un Peugeot 307 y un Volkswagen Golf. Pese a que salieron las "lanzaderas" de aquella casa, tenían la intuición de que tenían que perseguir a la furgoneta, que era la que llevaba el cargamento.
Tras unos minutos siguiendo a este vehículo, decidieron darle el alto a la altura del peaje de la carretera de Las Pedrizas. Fue entonces cuando el narco aceleró sin pensárselo dos veces y se dio a la fuga para sorpresa de los agentes.
Se había escapado dirección Córdoba por la autovía, pero los dos policías no se rindieron y fueron tras el vehículo en una persecución en la que casi acaban perdiendo la vida, a toda velocidad y con disparos de por medio. "Contactamos con la sala del 091 por si podían montar el control. Tras ello, un coche se incorporó entre nosotros y la furgoneta. Era la lanzadera, que actúa para ver si hay controles, o no. Ese coche nos obstaculizaba el paso para que no pudiéramos alcanzar a la furgoneta", recuerda Manuel.
Los narcos querían embestirlos, no había duda. En la A-45, A la altura de Montejurque, en la provincia de Córdoba, uno de los vehículos de "los malos" golpeó el coche de José Francisco y, de segunda, le dieron al otro, en el que viajaba Manuel. Este segundo golpe fue más fuerte, lo que provocó que el vehículo en el que se encontraba el agente saliera de la vía tras hacer un trompo. "Me dieron otro golpe lateral y me estrellé en la mediana dando una vuelta de campana", explica.
El suceso le provocó a Manuel un traumatismo craneoencefálico con un coágulo en el cerebro. Le trasladaron con urgencia al Hospital de Cabra para posteriormente ingresarlo en el Reina Sofía de Córdoba, donde se encontraban los especialistas de Neurología que debían atenderlo ante la gravedad de las lesiones. Hasta marzo de este año no pudo volver a trabajar en el grupo.
Por su parte, José Francisco vivió la intervención de otra manera totalmente diferente. Él, por fortuna, no resultó herido de gravedad en esta persecución gracias a que frenó a tiempo y le golpearon en la zona central del coche. "Me sacó de la carretera, me desestabilizó, pero pude continuar la marcha para apoyar a mi compañero, que fue posteriormente atacado", expresa.
José Francisco insiste en cómo el conductor del vehículo que llevaba la droga y su cómplice los dejaron literalmente encerrados en mitad de la carretera. "Estábamos entre los dos. El de atrás solo quería darnos para sacarnos de la carretera. Así estuvimos durante quince o veinte minutos de camino a Lucena", dice.
Los dos agentes reconocen que son incapaces de contar a su familia este tipo de intervenciones peligrosas a las que se someten de cuando en cuando en el cuerpo. "Pero hay otras que se hacen públicas en prensa y que no queda otra que contarlas", lamentan. En lo personal, sostienen que aquella persecución la vivieron con la adrenalina por las nubes y con muchísima tensión. "No te da tiempo a pensar", confiesa José Francisco.
La distinción de la cruz roja que han recibido puede tener diferentes motivos: que los agentes que la reciben han resultado heridos en un acto de servicio o por causa de él; que hayan realizado tres o más servicios en los que medie agresión con armas, aún sin resultar heridos; por un hecho abnegado o que manifieste alto valor en circunstancias de peligro para su persona o bien por tener una conducta que merezca especial recompensa por hechos distinguidos y extraordinarios.
Finalmente, fueron detenidos
La operación no fue adjudicada solo a la UDYCO de Torremolinos, sino que de manera conjunta también actuó finalmente el Grupo II de Crimen Organizado de Málaga. En total, se detuvieron a cinco personas de esta organización criminal trasnacional que, como preveían, estaba dedicada al tráfico de drogas. El conductor que lo embistió, para la tranquilidad de Manuel, está entre rejas. El resto, en libertad con cargos.
La Policía inició la investigación a raíz de hallar en la provincia de Málaga un entramado criminal que se dedicaba al acopio de grandes cantidades de hachís para su posterior transporte por carretera a Francia. Para ello, la red utilizaba el modus operandi conocido en el argot policial como Go Fast, una modalidad delictiva consistente en el manejo de vehículos de gran potencia y capacidad de carga para el transporte de droga.
Los agentes consiguieron identificar a los supuestos responsables de lo acontecido y fueron estrechando el cerco sobre ellos. Así, la Policía detuvo a dos integrantes de la organización en un hotel en Sevilla, con apoyo de agentes de la UDYCO destinados en la capital andaluza, y a otros tres, en Huelva y Estepona (Málaga).
Los investigados, cinco hombres de entre 20 y 35 años, fueron detenidos por su supuesta implicación en los delitos de tentativa de homicidio, tráfico de drogas, atentado a agentes de la autoridad, encubrimiento, receptación y falsedad documental. Entre los efectos intervenidos figuran dos vehículos -uno de ellos fue el utilizado en la embestida- y 12.000 euros en efectivo.