El Ministerio de Interior iraquí anunció en agosto un hallazgo sorprendente tras una operación antidroga en la Gobernación de Diyala, al noreste de Bagdad. Allí descubrieron un cuadro del genial pintor malagueño Pablo Ruiz Picasso.
En la nota de prensa se informó de que el valor de esa obra puede ser de millones de euros, y no es la primera vez que se revela algo tan sorprendente en Irak. Ya ocurrió en ese país en 2009 y sucedió algo relacionado en 2002, cuando descubrieron en Turquía una obra de Picasso que fue robada en Kuwait durante la invasión iraquí.
Sobre el cuadro hallado en Irak las autoridades no han ofrecido ningún detalle, ni siquiera han compartido el nombre de la obra. Es bastante probable que el cuadro sea una falsificación, pero no es descartable que algún cuadro original acabe en manos de traficantes iraquíes.
Irak es ahora mismo un punto clave del paso de droga en Oriente Medio y sus principales grupos criminales tienen capacidad para comerciar con obras de arte valoradas en millones de euros.
En Irak los clanes dedicados al narcotráfico controlan sobre todo el tráfico de captagon, una droga muy consumida en Oriente Medio. Esta anfetamina fue en el pasado un fármaco utilizado como antidepresivo en muchos países, ahora es la droga que reina en toda esa zona del mundo.
Es un estimulante muy barato, y se produce en cantidades extraordinarias entre Irak, Siria y el Líbano. La policía iraquí anuncia semanalmente importantes operativos para desmantelar clanes de narcos, y les suponen un grave problema de seguridad porque una parte de estas organizaciones financian a grupos terroristas o insurgentes que pretenden derrocar al gobierno iraquí.
Estas organizaciones criminales diversifican también su negocio, y el contrabando de piezas de arte ofrece unos ingresos muy importantes para ellos. Aprovechando la invasión de EE. UU. a Irak, el museo de Bagdad fue saqueado casi al completo. Ocurrió en 2003 y no está claro a día de hoy cuantas de esas piezas están circulando por el mundo.
El pasado verano EE. UU. devolvió 17.000 artefactos antiguos saqueados a Irak, y el Reino Unido hizo algo similar con otros miles. En febrero de este año un museo inaugurado en 2018 en el norte del Líbano devolvió otras 300 piezas saqueadas en yacimientos arqueológicos en Irak.
Desde la Guerra del Golfo se han cometido importantes expolios en Irak por lo que los contrabandistas de arte iraquíes tienen lustros de experiencia y contactos en todo el crimen organizado internacional para hacer llegar lo que sus clientes les requieren, incluido un Picasso.
En 2009 el Ministerio de Interior iraquí anunció que el cuadro de Picasso La Mujer Desnuda fue recuperado en un registro en una vivienda de una persona en la ciudad de Hilla, al norte de Irak. La pintura contenía inscripciones del museo kuwaití Qaet al Ahmadi y, supuestamente, el detenido pretendía venderla por 450.000 dólares, cuando superaba un valor real de 7 millones de euros.
Después de un estudio los expertos descartaron que fuese original, por lo que sería más que posible que esta vez ocurriera lo mismo con la pintura encontrada en agosto. Y es que Picasso es uno de los pintores con más cuadros falsificados del mundo.
El interés del crimen organizado en las obras de Picasso
Las obras de Pablo Ruiz Picasso pueden alcanzar un valor de 160,9 millones de euros. Se llegó a este precio por el cuadro Les femmes d’Alger en una subasta en 2015 en la casa Christie’s en Nueva York. O en 2013 cuando El Sueño fue vendido a Steven Cohen por 120 millones de euros.
Estas cifras no han pasado desapercibidas para el crimen organizado internacional desde los años 60 del siglo pasado. La primera gran mafia que puso sus ojos en las obras del artista bautizado en la Iglesia de Santiago de Málaga fue la Mafia Corsa.
En enero de 1976, tres años después de la muerte del artista, un comando de la Mafia Corsa accedió a través de unos andamios al Palacio Papal de Aviñón y luego maniataron a los tres guardias que custodiaban la colección de 201 obras que Pablo Picasso donó a la ciudad de Aviñón.
Robaron 118 cuadros del pintor, entre ellos Las Señoritas de Aviñón, y tranquilamente abandonaron el edificio. Estas pinturas fueron recuperadas en septiembre del 76 totalmente intactas en una furgoneta en Marsella tras una operación policial, detuvieron a 7 personas en aquella ocasión.
Uno de los miembros del comando publicó un libro llamado Confesiones de un ladrón, su nombre es Didier Caulier y también participó en el llamado Robo del siglo en Niza en 1976. Junto a otros miembros realizó durante semanas un túnel bajo un banco de Société Générale, entraron a la cámara acorazada y robaron más de 30 millones de euros sin que nadie se percatara. Se alzaron como leyendas del hampa francés dejando en el banco la inscripción "Sin armas, sin odio, y sin violencia".
Otro sonado robo de un cuadro de Picasso sucedió en 1999 en el superyate Coral Island del jeque saudí Abdul Mohsen Abdulmalik Al-Sheikh mientras estaba atracado en la Costa Azul francesa, en concreto en el puerto de Antibes.
Los ladrones hicieron desaparecer el Retrato de Dora Maar, valorado en 28 millones de dólares. Cuando las autoridades francesas daban por perdida la obra, esta apareció sorprendentemente en 2019 gracias a Arthur Brand. Es un investigador especializado en localizar obras de arte que consideradas desaparecidas.
Brand afirmó que la obra la mantenían miembros del crimen organizado neerlandés, le había llegado un chivatazo que desde 2002 comenzó a circular entre grupos de narcotraficantes y desde 2015 inició su búsqueda.
En muchas ocasiones las obras de arte pueden servirles a las mafias para pagar droga o envíos de armas, pero en otras situaciones pueden ser una carga porque es imposible venderlas. Es probable que le sucediese eso a esta obra, y que después de 20 años pudiera recuperarse fue un golpe de fortuna.
El crimen organizado seguirá interesado en las obras de Picasso porque les supone una fuente de inversión segura ya que no pierden valor. La Mafia Corsa, el crimen organizado holandés o la Ndrangheta han estado interesados en comerciar con sus obras.
Aunque de esta última, a algún miembro lo estafaron con una pintura de Picasso. Le ocurrió al empresario Gioacchino Campolo, cercano al poderoso Clan De Stefano de la Mafia Calabresa, condenado a 16 años de prisión en 2013 y con un patrimonio de más de 300 millones de euros.
Aparte de delinquir, le encantaba coleccionar obras de arte y creyó completamente que había adquirido una obra original de Picasso. Le timaron vendiéndole una falsificación de Jacqueline con sombrero negro. Campolo desconocía que el cuadro real está colgado en el Museo MoMA de Nueva York aunque él estaba muy feliz de tener un Picasso en su vivienda. Esto desmitifica a la mafia, que de vez en cuando muestra que no es tan poderosa como parece.