Un 6 de septiembre de 1990 la familia Palma decidió embarcarse en el negocio de la hostelería y abrir su propio bar. Sin embargo, la pasión por la cocina ya venía de antes. La madre de Bernardo, uno de los actuales dueños de “La Marina Playa” preparaba en su casa todo tipo de estofados y comida para llevar y, su padre se encargaba de asar pollos. Juntos, abastecían a todos los vecinos que se lo pedían.
Tras varios años a cargo de un pequeño negocio dedicado sobre todo a la preparación de hamburguesas, pollos y camperos, en 2004 deciden trasladar su local hasta primera línea de playa y montan una marisquería. Ubicado en Torre de Benagalbón en el municipio del Rincón de la Victoria, encontramos hoy “La Marina Playa”.
Bernardo cuenta en esta conversación con EL ESPAÑOL de Málaga que junto con su tío comenzó a trabajar con 14 años en el merendero La Atalaya y, desde entonces no ha parado. Ahora, la Academia Gastronómica de Málaga (AGM), les ha otorgado el premio Antonio García del Valle al Mejor Merendero-Chiringuito. Tratándose de Málaga, y por la cantidad de negocios que hay como el suyo, este reconocimiento tiene mucho valor. “Es todo un orgullo, lo recuerdo y todavía se me pone el vello de punta”, explica Bernardo aún emocionado.
El galardón a mejor chiringuito no es el único premio que poseen. En verano fueron los ganadores de la V ruta del espeto y, en 2013, su gin-tonic se llevó el premio del público de la I Ruta Gin-Tonic Rives Premium. El premio se entregará el próximo 14 de enero de 2023, en una gala que tendrá lugar en el Gran Hotel Miramar y a la que estarán invitados los ganadores de las demás categorías, así como profesionales y personalidades de la gastronomía malagueña.
El chiringuito “ La Marina Playa” es el lugar ideal para poder degustar una gran variedad de riquísimos pescados y mariscos, disfrutando de unas maravillosas vistas al mar. Son conscientes de que su ubicación es espectacular y por ello, además de ofrecer sus servicios en el comedor -con capacidad para 300 comensales- también lo hacen en las 150 hamacas o bien en las camas balinesas que poseen.
Pese a todo, cuentan que el mérito del trabajo bien hecho es gracias al factor humano. En el chiringuito trabajan 33 personas. Bernardo y su hermano se encargan del salón y su hermana está en la cocina. “Nuestros padres están ya jubilados, pero siempre vienen a echar un ojo. Es un negocio muy familiar”, comenta uno de sus dueños.
Su especialidad son los pescados y mariscos frescos, procedentes de la lonja de La Caleta de Vélez. Ellos mismo van cada día y se encargan de seleccionar el producto local más fresco. Pero no dejan de lado el arroz caldoso, uno de los platos más demandados por los clientes junto con el rape a la marinea. Entre las raciones más solicitadas se encuentran los boquerones al limón, los calamares, los salmonetes y como no, los espetos.
Coquinas, gambas, quisquillas, ensaladilla rusa, fritos y hortalizas de su propia huerta propia son algunos de los platos que se pueden encontrar en su carta, siendo todos sus productos de origen nacional. “El aceite se cambia dos veces al día en nuestra cocina, nos gusta mimar el producto y poder ofrecer lo mejor”, cuenta Bernardo. No hay que pasar por alto la sección para los más golosos, ya que ofrecen una gran variedad de postres caseros.
Desde “La Marina Playa” llevan años apostando por la calidad tanto en su cocina como en la atención al cliente. Sus comensales son un 80% malagueños y están muy fidelizados, “cuando los veo yo ya sé qué es lo que quieren pedir. Al malagueño si se le trata bien es muy fácil que vuelva”, comenta entre risas Palma.
Hasta marzo el chiringuito permanecerá cerrado y durante estos meses van a aprovechar para organizar una bien merecida cena de empresa. Bernardo también quiere homenajear y hacerles una fiesta a sus padres por tantos años de dedicación al negocio y poder agradecerles así su esfuerzo “todo lo que hemos conseguido se lo debo a mi personal”, declara.