Francisco Sarabia es desde 2015 decano del Colegio de Arquitectos de Málaga. Una responsabilidad que abandonará en apenas unos meses. En este intervalo de tiempo, bajo su mando, el colectivo ha tomado relevancia pública con su oposición a la Torre del puerto de la capital de la Costa del Sol y la pugna ejercida en defensa de la profesión.
-Encara usted la recta final de su segundo y último mandato al frente del Colegio de Arquitectos.
-Sí, porque tenemos elecciones en junio. Ya hay alguien que ha anunciado que va a presentarse.
-¿Cómo cree que deja el colegio?
-Hay una sensación agridulce. Lo tomé en una situación de dificultad económica, ya bastante apuntada en la salida del anterior decano. Fue la crisis brutal de 2008 hasta 2014. Yo empecé en 2015. La parte económica se ha consolidado, hemos reestructurado el colegio, pero lo cierto es que todas las reivindicaciones sobre la dignidad de la profesión, tanto en honorarios, intrusismo profesional y poca consideración por parte de la administración, creo que hemos avanzado poco.
-Ustedes han sido especialmente críticos con las administraciones. Ayuntamiento de Málaga, Junta de Andalucía…
-En la parte de edificios patrimoniales sí tenemos sentencias consolidadas. Desde otras profesiones se están recurriendo esos fallos en otras instancias. Pero ahí tenemos buenas sensaciones. En el caso del tercer hospital de la Junta no hemos tenido éxito. Es muy difícil luchar contra una administración, porque se entiende que es la defensora de los intereses generales y tiene a su favor el principio de veracidad.
-¿Este contencioso está concluido?
-No. Sigue abierto. Le hemos remitido una carta al presidente de la Junta ofreciendo diálogo porque de momento el partido lo van ganando ellos pero esa sentencia puede caer de nuestro lado y no nos gustaría que eso supusiera un tropezón en el desarrollo del hospital. No vamos en contra del hospital, vamos en contra de una forma de adjudicar y de contratar por parte de la administración.
Esa carta se la hemos mandado a Juanma Moreno y hemos pedido acuse de recibo y no nos lo dan. Hago este lanzamiento de diálogo porque somos los primeros interesados en que Málaga progrese. Algunos nos decían que si los arquitectos no nos ponemos enfermos para no necesitar el hospital.
-Su cruzada con el Ayuntamiento de Málaga ha sido bastante importante. Y de manera especial sobre el modo en que funciona la maquinaria administrativa.
-El año pasado salió una declaración institucional nuestra que creó mucho revuelo. Es cierto que después de eso y corriendo desde la Gerencia de Urbanismo se dio a luz un procedimiento administrativo, tecnológico e informático para la tramitación de licencias. No quiero pensar que se precipitó por esa declaración. Pero la forma en la que nació y la inmediatez nos hace pensar que lo aceleró. Desde entonces ha vuelto a caer todo en un impás y seguimos en una dinámica parecida.
Cuando no se corrigen las cosas la bola sigue creciendo y esa es la sensación que tenemos ahora. No es por lanzar acusaciones encubiertas, pero creemos que hay bastante discrecionalidad. Los expedientes importantes van mejor que los normales. Cuando decimos algo de esto no es para acusar de nada, sino que es la sensación que se nos da y tenemos algo de información.
-Uno de los objetivos que se marcó fue que el Colegio fuese actor protagonista en los debates de la ciudad.
-Creo que eso se ha logrado. El Colegio tiene presencia. Tal vez más por esa mirada crítica sobre la administración. Hemos sido foco de crítica sobre nuestro posicionamiento en temas importantes, como la Torre del puerto o las torres de Repsol. Nosotros estamos a favor de la edificación en algunos sitios adecuados. Se está demostrando que el consumo de territorio no es bueno y la tendencia es la de volver a mirar a la ciudad consolidada.
-Hablemos de proyectos que ha comentado. La Torre del Puerto es la propuesta en la que más ha insistido el Colegio. ¿Mantienen la posición?
-Ahora mismo no hay otros indicios que hagan cambiar. Es cierto que muy recientemente se nos ha vuelto a pedir opinión porque ha caducado la calificación ambiental estratégica simplificada. Lo hemos encauzado, como es habitual, con una comisión a la que se convoca a todo aquel que quiere participar. Saldrá un nuevo pronunciamiento, pero lo que no podemos es olvidar el primero y empezar de cero. Sabemos que ha habido varios informes de Cultura, el último de ellos favorable.
-¿Qué es lo que más discrepancia genera de ese proyecto?
-Hubo un pronunciamiento sobre la calificación ambiental estratégica y sobre la oportunidad de la operación. El mayor peso de nuestros argumentos estaba en la falta de consenso en la ciudadanía. Es un lugar demasiado privilegiado como para destinarlo a un uso privado exclusivamente; tiene demasiado significado como para que no sea aceptado por una mayoría relevante.
Y había problemas de exceso de volumen, una edificabilidad que en el planeamiento se ha rescatado de otros sitios, de otras partes del puerto. Todo eso hace que pensemos que es dudoso.
-Habla usted de consenso. Ahora la aritmética en el Ayuntamiento ha cambiado. ¿Le ha sorprendido que grupos como Ciudadanos y el PSOE hayan variado su posición?
-Eso devuelve la situación a una situación más natural. Lo que sorprendía era que todos los responsables estuviesen alineados cuando no se ponían de acuerdo ni para tomar café. Ahora se está tomando como un debate más político.
-¿El pálpito que tiene es que esta operación va adelante?
-Va adelante. Es cierto que con acelerones y frenadas, pero el tiempo pasa y ahí está.
-¿El decano de los arquitectos tiene empatía con los inversores?
-No los conozco. Yo tengo que destinar mi esfuerzo a defender lo local, a aquellos que tienen menos voz, a la ciudadanía de aquí. Tenemos una función social.
"Es verdad que Martiricos destaca, pero no ha tenido la contestación de la Torre del Puerto"
-Uno de los argumentos usado por Ciudadanos para defender su cambio de posición son las torres de Martiricos. Y hay voces que cuestionan el papel del Colegio de Arquitectos con esas torres.
-A raíz de nuestro posicionamiento en la Torre del puerto, lo siguiente fue el inicio de la obra de Martiricos y Torre del Río. Quisieron que abanderásemos esa lucha contra los edificios en altura y ahí se equivocan. La edificación en altura es propia de nuestra evolución tecnológica. Está claro que Málaga no ha tenido edificios muy altos. Tenemos la prolongación de la Alameda, con inmuebles más altos en comparación con lo que hubo.
No nos vamos a oponer al edificio en altura per se. Es verdad que Martiricos destaca, pero es la misión de un edificio en altura. A ver cómo se comporta. Ya está hecho. Está ahí. Estéticamente no están mal. Evidentemente, es una apuesta arriesgada. Pero no ha tenido la contestación que ha tenido la Torre del puerto. En ese caso hubiéramos hecho de altavoz de la ciudadanía.
-¿Cree que las torres de Martiricos y las de Torre del Río deben marcar el modelo de ciudad?
-Lo marcan. Más Torre del Río que Martiricos, que es algo puntual. Creo que la bondad de Martiricos hay que buscarla en una transición entre la zona más consolidada del Centro y esa periferia al otro lado del río. Aquello se planteó como una especie de experimento. Pero con Torre del Río, junto a las que están en planificación en la zona, podemos asistir a una Málaga moderna, a una fachada litoral sin muchos complejos. Creo que el problema que tenemos en Málaga con respecto a la edificación en altura es que tenemos complejos.
Me parece bien que no queramos competir en altura ni hacer el rascacielos más alto del mundo ni de España. Pero edificios en altura en ese frente litoral pueden dar esa imagen de contemporaneidad que no dan esos otros edificios al otro lado del paseo. A eso le faltó valentía que se consigue con estas torres.
Siempre hemos defendido que eso tiene que estar planificado. Lo que no puede ser es que el dinero lo compre todo y venga un inversor de fuera y le abramos las puertas a lo que quiera. No, viene y se le ofrece la carta de los proyectos que le interesan a Málaga y, sobre esos, que decida dónde depositar su inversión. Málaga ya está teniendo la importancia estratégica en Europa, y casi en el mundo, como para poder elegir lo que le interesa y lo que no.
"Lo que no puede ser es que venga un inversor de fuera y le abramos las puertas a lo que quiera; Málaga ya tiene la importancia estratégica como para elegir lo que le interesa"
Hace unos años sí estábamos ávidos de inversión y que se fijaran en nosotros. No éramos el patito feo pero tampoco la más guapa del baile. Pero ya estamos siendo la más guapa del baile como para elegir al compañero de baile. Y eso es lo que tienen que aprender nuestras autoridades, que ya estamos en esa disposición y podemos empezar a cambiar ese papel.
Y por supuesto, una queja que tenemos, que puede que enganche con lo de la vivienda, es que el beneficio de esa actividad, de ese 'Málaga está de moda' no tiene que ir a reforzar lo que no necesita impulso, que son las zonas privilegiadas, sino a las zonas más necesitada para que el crecimiento y la consolidación de esta ciudad vaya asentándose de una forma equilibrada. Vamos a por otros barrios que están necesitados.
-El tema es que esa especie de mancha de aceite del tensionamiento empieza a extenderse y llega a la Trinidad y otras zonas.
-Si esto está bien. Que no se me entienda mal. Aquí no se trata de cerrarle la puerta al que venga con dinero. Lo que digo es que los réditos que se obtienen de esas operaciones se destinen a quien lo necesita, no a mejorar la zona donde se invierte. No podemos dejarlo al libre mercado. No me importa que el Centro se revalorice mucho, que el paseo marítimo se revalorice. Hay que asumir que no todos podemos vivir en calle Larios, ni todos podemos vivir en Torre del Río. Pero si me den una vivienda digna en Carretera de Cádiz o una ayuda digna en Teatinos…
-Lo que ocurre es que ya no se encuentra una vivienda por menos de 300.000 euros en cualquiera de esas zonas.
-¿Y por qué no? Si hubiera vivienda a 100.000 euros en Granja Suárez, no habría problema. Tiene que haber vivienda a otros precios para que se acomode el mercado. La cuestión es que ahora sólo hay vivienda a 300.000 euros.
-¿Es la vivienda el gran problema que hay que atender?
-Si no fuese arquitecto diría que el gran problema es el paro. No hay proyecto de futuro de una persona, de una familia, de una pareja, si no tiene dónde desarrollarlo. Y eso requiere trabajo y vivienda o alojamiento. Es un problema gravísimo. Tengo hijos en edad de acceder a la vivienda y no pueden.
Si quisiera acceder ahora no podría si no parto de otra. Es un problema muy grave, al que no se le ha dado la importancia que merece. Es cierto que no es un problema exclusivo de Málaga, se está produciendo en todas las grandes ciudades.
-Pero al final ¿por dónde pasa la solución? ¿Por más VPO?
-La Administración tiene que garantizar el alojamiento a colectivos en riesgo de exclusión. La típica VPO que se hace en régimen especial, que es regalada, o un alquiler social. Pero la clase trabajadora no está atendida y no podemos pretender que ese problema lo resuelva ni el Ayuntamiento ni la Junta ni el Estado.
Tiene que atenderlo el sector privado, pero no lo hace si no ve color y para eso la administración tiene que adoptar medidas. A nivel local, el Ayuntamiento lo más que puede hacer es que los trámites vuelen. Si se agilizan los trámites de puesta a disposición de suelos, ayuda. En el Centro sigue habiendo edificios cerrados, No sé si habría que incentivar al propietario bonificando el IBI…
"Tiene que haber vivienda a otros precios para que se acomode el mercado; la cuestión es que ahora sólo hay vivienda a 300.000 euros"
-Y en este contexto, Málaga viene hablando desde hace años del Plan Litoral. ¿Cree que es necesario?
-Hay que ser valiente. Si nos quedamos en lo necesario nunca progresamos, vamos a remolque de las necesidades. Tenemos que tener un cierto nivel de planificación anticipada, por lo menos tener ideas de por dónde queremos que discurra nuestro futuro. Y a partir de ahí buscar financiación.
Creo que el Plan Málaga Litoral, aunque se ha vendido mucho como mejora de la movilidad metropolitana, es una mejora de la ciudad. No creo que esté mal. Va a ser una cosa compleja y no se cuenta con recursos propios. Como estrategia está bien tener algún proyecto en los que puedan volcar su mirada algunos inversores de fuera. Málaga se ha caracterizado por conquistar inversión europea.
-Hablemos de Repsol. ¿Qué opinión le merece la existencia de un movimiento que tiene paralizada la subasta de estos terrenos?
-Los trámites procesales son los que son. Sin ánimo despectivo a Bosque Urbano, ahí se reclama un bosque porque no se puede reclamar una zona verde, ya que el proyecto contempla un gran parque. Por eso carecería de sentido reivindicar allí una zona verde. Lo que no podemos es negarnos a construir cualquier cosa.
Hay determinados sectores más reaccionarios que no tienen en cuenta que la actividad debe mantenerse, que las zonas verdes hay que pagarlas. Y esos recursos vienen de nuestros impuestos o de las plusvalías que genera la urbanización de esas áreas. No podemos dejar de construir allí. Málaga no tiene capacidad de generar ese bosque sin acudir a la plusvalía que se genera.
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