Las tensiones entre la CEOE y el Ejecutivo por la subida del Salario Mínimo parecen no llegar a su fin. En esta ocasión, ha sido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien ha pedido "coherencia y responsabilidad" a la patronal tras anunciar que el Consejo de Ministros aprobará este martes el incremento del 8% del SMI, fijándolo en 1.080 euros.
"No se puede reclamar sacrificios a los de abajo, cuando los de arriba están viviendo un festín. No puede haber una doble vara de medir", ha asegurado Sánchez en un acto del PSOE en Málaga para presentar la candidatura de Daniel Pérez a la Alcaldía del Ayuntamiento de la capital.
Del mismo modo, ha incidido en que esta medida supone cumplir con uno de los compromisos con los que llegaron al poder, hace ahora casi cuatro años: lograr un SMI equivalente al 60% del salario medio.
Hay que recordar que la patronal se levantó de la mesa de negociación con el Gobierno y los sindicatos para la implementación de esta medida el pasado enero, alegando que no se daban las condiciones para ello. Una postura que despertó las críticas de algunos actores implicados, como la vicepresidenta Yolanda Díaz, quien recriminó a Garamendi que "declinara de sus funciones".
Esta defensa de las políticas socialistas ha venido acompañada de varias referencias a la revaloración de las pensiones conforme al IPC, aludiendo al cumplimiento del Pacto de Toledo: "Esto nos diferencia del neoliberalismo de la crisis de 2008; nosotros respondemos de otra manera", ha subrayado, mientras que se ha referido al rescate de bancos o la congelación de pensiones y salarios por parte del Partido Popular.
"En esta ocasión, con los socialistas al frente, se están creando impuestos a grandes patrimonios y energéticas", ha puntualizado el secretario general de los socialistas.
El aborto y el Tribunal Constitucional
Sánchez ha seguido desarrollando su discurso en torno a los nichos de combate del PSOE. De la economía y los impuestos, a la justicia. “Cada vez que escucho a la derecha tildarse de algo, me echo a temblar. El otro día dijeron que eran los únicos constitucionalistas y llevan cinco años incumpliéndola”, ha asegurado, en alusión a la renovación del CGPJ.
Incluso se ha referido al referéndum ilegal de 2017 en Cataluña, afirmando que la única ocasión en la que casi “se rompe España” fue con un gobierno del PP al frente: “Dicen que son los garantes de la unidad”, ha ironizado.
Precisamente una de las últimas conquistas logradas en los últimos meses ha sido el cambio de mayorías en el TC, con Cándido Conde-Pumpido a la cabeza. La alternancia de tendencia en los integrantes ha permitido declarar constitucional la ley del aborto, recurrida por los populares hace trece años: “Nos ha costado mucho revertir la situación (del Tribunal). Ganan las mujeres y pierde la derecha”.ç
Contra las políticas neoliberales
Por unos instantes, la intervención se ha asemejado más a un discurso de oposición que de gobierno. La crítica a las “políticas neoliberales” de la crisis financiera (que ha fechado en 2013) han ocupado gran parte del minutaje: “España tenía un 26% de paro –6 millones– y se habían perdido un millón de jornadas laborales por culpa de una contrarreforma laboral impuesta, que abrió la puerta al despido masivo de trabajadores, devaluando los salarios y las pensiones”.
Sobre el desempleo juvenil, el más alto de Europa, ha insistido en que sigue siendo la mitad que entonces, rondando el 57%: “Estamos reconstruyendo todo lo quebrado por la respuesta liberal”. También ha recurrido a esa estrategia comparativa para hablar de la inflación, que pese a estar en niveles elevados, es la más baja de Europa.
La defensa de la Sanidad, recurrente durante todo el mitin (especialmente en el turno de palabra de Juan Espadas) le ha permitido recordar que la UME, actor clave en la ayuda humanitaria prestada a Turquía y Siria, fue una propuesta del presidente Rodríguez Zapatero: “La derecha dijo que era un capricho faraónico”.
Las miradas a la Unión Europea (“está bien saber idiomas, pero mejor dar la batalla”), combatir la precariedad y señalar a la derecha marcan el camino que Sánchez busca recorrer en los próximos meses: “Hablaban de felipismo, de zapaterismo y de sanchsimo. Se llama socialismo”.