Vecinos de Almáchar, de Teba o de Ronda que, hartos de ver cómo menguan las horas y los médicos que tienen en sus centros de salud, se han subido esta mañana a decenas de autobuses con carteles y altavoces en mano. Pensionistas y jóvenes que luchan por el presente y el futuro de lo que consideran un derecho básico y no un negocio. Pacientes y profesionales -según la Policía Nacional unos 7.000, según la organización unos 30.000- han llenado este sábado el centro de Málaga para demostrar que la sanidad pública les importa.
Bajo la iniciativa de Mareas Blancas, la capital se ha convertido en uno de los puntos de Andalucía donde esta mañana ha sonado al unísono un mismo lema: "La sanidad pública está en tus manos".
"Esperemos que la Junta de Andalucía tome nota de que queremos sanidad pública, no queremos privatizaciones, no queremos que nuestros impuestos vayan a la sanidad privada", explicaba Mercedes Sánchez, portavoz de la plataforma en Málaga.
La privatización ha sido, de hecho, una de las palabras más coreadas en la movilización de la capital, que ha arrancado a las 12 desde la esquina entre Muelle de Heredia y la Alameda de Colón y ha acabado cerca de las 14 en la Aduana.
De nada han servido los datos esgrimidos por la Administración autonómica en los últimos días: 199 millones de euros entre 2019 y 2022, la promesa de alcanzar este 2023 los 240 millones en Presupuestos para Málaga y 4.674 profesionales más. "Una inversión histórica e inaudita", en palabras del delegado territorial de Salud en la provincia, Carlos Bautista.
La realidad en la calle es otra. "La atención primaria necesita recursos. Los que hay no son apropiados ni acordes a las necesidades. Si la población va en aumento, las necesidades en salud también van en aumento y el presupuesto que se destina a sanidad en general y a la atención primaria en particular es insuficiente", afirmaba Sergio, un médico que lleva trabajando más de una década en la Atención Primaria".
Este profesional defiende que "no se puede aumentar un poquito el presupuesto", porque termina yendo a vacunas, a medicamentos o, como denuncian los sindicatos, a la sanidad privada. "Tiene que ir a recursos humanos", asegura.
Y, por eso, muchas de las proclamas de los manifestantes han ido contra la orden que la Junta de Andalucía aprobó a principios de este mes de marzo y que, por primera vez, abría la puerta a concertar la atención primaria y el uso de las instalaciones del SAS por médicos de la privada.
"Todo lo justifican con que no hay dinero, y sin embargo, sí hay para hacer un concierto con la privada y pagarle 65 euros por paciente. Haciendo cuentas, creo que por paciente que vemos nosotros en la pública probablemente saldrían a unos dos euros", afirma Beatriz, médica de familia en un centro de la capital.
Ella defiende que "se pueden hacer muchas cosas con el mismo dinero si lo usamos bien", pero duda de que haya "mucho interés" en hacerlo.
"La sensación es que la Atención Primaria se hunde, que no podemos más. Y no es una frase hecha, de verdad, es que no podemos más. Y así se va a hundir la puerta del sistema. Y detrás de la puerta, va el sistema entero", resume Mariló, otra de las muchas profesionales con bata blanca que se podían en la movilización.