Que subasten por poco más de 16 millones de euros un solar sobre el que se autoriza la construcción de 143 viviendas, 146 plazas de garaje y 105 trasteros en primera línea del litoral de Manilva puede entrar dentro de lo normal. Lo que adquiere una connotación ciertamente peculiar es que esta misma parcela, de 18.700 metros cuadrados, esconda los restos de una antigua factoría de salazones de origen romano, que hunde sus raíces en los siglos I y II d. C.
Las imágenes que acompañan al anuncio de enajenación, ya activado y que quedará cerrado el próximo 21 de abril, dejan a las claras la riqueza del pasado desenterrado en este sector. El expediente de subasta incorpora el informe favorable emitido en mayo de 2019 por la Consejería de Cultura, validando el desarrollo residencial contemplado en la Unidad de Ejecución El Hacho y posteriormente validado el pasado mes de febrero para la realización de los movimientos de tierra.
En el mencionado informe autonómico, se hace hincapié en que las obras se localizan sobre un sector de la zona arqueológica, en el que se identifican "una villa a mare romana, datada entre los siglos II al V d. C. y constituida por una zona residencial, unas termas, una necrópolis y una factoría de salazones".
Se precisa, no obstante, que el proyecto residencial objeto del análisis de los técnicos, planteado en su día por la empresa Ros y Falcón, S. A., se desarrolla sobre la factoría, "que en su momento de máximo apogeo, entre los siglos I y II d. C., estaba constituida por una edificación de planta ortogonal de grandes dimensiones, con los espacios articulados alrededor de tres patios porticados que definen distintos espacios: un mercado con las tabernae, la zona de transformación del pescado que contiene las baterías de piletas para el garum y espacio de despiece, y una zona de almacenamiento constituida por diversas dependencias".
Atendiendo a la exposición de Cultura, la propuesta residencial, concentrada en una edificación plurifamiliar de 5 plantas de altura más bajo-cubierta y dos plantas de sótanos, recogía en la planta baja "una zona libre destinada a la exposición pública de esta parte del yacimiento arqueológico". Para ello, se fijaba una cimentación especial que permitía "cubrir grandes luces de un máximo de 12 metros y alturas de entre 3,5 y 4 metros, posibilitando la musealización del sitio".
De acuerdo con este precedente administrativo, es de suponer que el futuro comprador del solar, si es que lo hay, adquiera las obligaciones derivadas de las limitaciones impuestas por Cultura con los restos arqueológicos.
La venta viene derivada de un procedimiento concursal dictado por el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Madrid. En la descripción de la oferta, se subraya que la parcela está situada en las proximidades del puerto deportivo y de la playa del Castillo.
"El hecho de estar situada colindante al Castillo de la Duquesa y de disponer de ruinas romanas en su interior, añade un atractivo especial a la parcela y la hacen única en la zona y en toda la costa española", se destaca.
Aunque se precisa que el inmueble se encuentra gravado con hipoteca, se transmite libre de cargas y gravámenes, salvo aquellas que sean inherentes a las fincas. Sí existen deudas en concepto de IBI, por valor de 265.030,39 euros, y el importe de la plusvalía es de 918.110,19 euros.