La pérdida de peso de la población nacida en Málaga en los últimos años se ha convertido en una especie de arma política con la que se ha criticado con dureza el modelo residencial de la capital de la Costa del Sol y la barrera casi infranqueable que muchos tienen para poder acceder a una vivienda, ya sea en propiedad o en alquiler.
Las estadísticas oficiales avalan la tesis de que el porcentaje de estos vecinos naturales de la capital de la Costa del Sol ha descendido en los últimos cinco años. ¿Pero se trata de la única gran ciudad donde ocurre esto? ¿Es un caso excepcional en la provincia?
Una fuente de información que nos puede ayudar a medir el impacto sobre otros territorios es la de los indicadores urbanos publicados hace varias semanas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), entre los que se recoge el porcentaje de nativos nacionales en relación con la totalidad de habitantes.
De acuerdo con la definición reconocida por el INE, pertenecen a este grupo los ciudadanos que nacen en el país cuya nacionalidad tienen y del que todavía son residentes. Aplicándolo a una urbe como Málaga, es de entender que la mayoría de ellos son nacidos en la propia ciudad.
Los datos más recientes recogidos por el organismo estatal se corresponden con 2022. Ese ejercicio, según el INE, el porcentaje de población nativa española (nacida en España y que sigue residiendo en España) era del 86,56% respecto al censo total, compuesto por 579.076 personas. Esto supone un descenso de 2,09 puntos respecto al valor de 2018.
Por el contrario, se observa un incremento de la población extranjera, que era el año pasado el 9,04% del total de ciudadanos, 1,64 puntos más que cinco años antes. La base de datos hace referencia también a los vecinos nacidos en el extranjero, siendo el 13,42% del total (11,33% en 2018), si bien parte de ellos han debido empadronarse en la capital.
La situación de Madrid y Barcelona
¿Qué ocurre si ampliamos el foco a otras urbes? En Madrid, con 3.280.782 habitantes, el porcentaje de nativos nacionales era del 75,49% el año pasado, un 3,43% menos en que 2018. Y la tendencia es semejante en Barcelona, con un 70,8% de nativos, frente al 75,76% de 2018; Sevilla, donde este valor ha caído 1,82 puntos; Valencia, donde el retroceso es de 3,1 puntos, y Zaragoza, con 2,4 puntos menos.
En sentido inverso, crece el porcentaje de población extranjera dentro de los respectivos censos municipales. En el caso de la capital de España, estos vecinos representan ya el 15,61% (frente a un 13,19% en 2018); en la Ciudad Condal, casi el 22% (18,13%); en Sevilla, el 6,33 (4,68%); en Valencia, el 14,43% (12,08%), y en Zaragoza, el 11,61% (9,84%).
Y esto mismo puede aplicarse a las principales localidades malagueñas. Sirva de ejemplo lo ocurrido en estos cinco últimos ejercicios en Estepona, donde el porcentaje de población nativa nacional ha pasado del 74,57% en 2018 al 70,01% de 2022. Cuatro puntos que son justamente los que ha crecido la población extranjera.
Más acusado es el fenómeno en Fuengirola, donde apenas el 57% de sus habitantes son nativos nacionales (casi 6 puntos menos que en 2018). De las grandes plazas, donde menos se nota esta pérdida de población nacional nacida en la localidad es en Vélez-Málaga y en Torremolinos. En la primera de las localidades el 87,03% de sus ciudadanos son nativos (87,81% en 2018), mientras que la segunda tiene esta condición el 72,35% de sus habitantes (72,82% en 2018).
Todos estos datos forman parte del proyecto Indicadores Urbanos, una adaptación al ámbito nacional del contenido del proyecto europeo Urban Audit. Su objetivo es proporcionar información sobre las condiciones de vida en las principales ciudades de la Unión Europea y los países candidatos. En la versión nacional se ofrece información de 39 indicadores para una selección de 126 ciudades españolas, nueve conurbaciones y 70 áreas funcionales en torno a las principales ciudades.