Málaga

Rafael Pérez Peña (Málaga, 1954) es doctor en Derecho, economista y auditor de cuentas. Además, es cónsul honorario de Portugal en Málaga y decano del Cuerpo Consular. En su amplio currículo también se subraya que ha sido delegado para Andalucía de la Cámara de Comercio de Portugal en España, que es Caballero de la Orden de Malta o que le han distinguido, por ejemplo, con la Cruz al Mérito Policial.

Es un entusiasta de la labor consular y en Málaga tiene un buen caldo de cultivo ya que está acreditado que hay existencia consular en esta provincia desde 1641. De hecho, en estos momentos, en Málaga hay 50 consulados con sede, siendo la segunda provincia española con mayor presencia tras Barcelona y excluyendo a Madrid, que juega en otra liga por la existencia de embajadas.

La labor de los cónsules es mucha veces desconocida y Pérez Peña está organizado continuamente actividades con ayuntamientos, la UMA o la Sociedad Económica de Amigos del País, entre otras entidades, para difundir el trabajo asistencial de los cónsules. Recientemente han organizado dos exposiciones en Málaga y Fuengirola y editado un libro sobre la historia consular en Málaga. Pérez Peña nos recibe en su despacho, situado junto al paseo marítimo del oeste en Málaga capital. Hacemos la entrevista junto a una ventana con vistas al mar. 

Dentro de apenas tres días se sabrá si Málaga organiza o no la Expo 2027. ¿Hay nervios?

Bueno, será una decisión realmente importante. Estamos hablando de una posible inversión  de más de 1.000 millones de euros. Lo que ocurre es que una Expo es siempre una oportunidad, pero no siempre es rentable. No solo hay que saber gestionarla, sino repensar en el día después. No se trata, en este caso, de necesitar  inversiones costosas porque las infraestructuras las tenemos. Será una Expo, entiendo yo, de estudio colectivo a nivel internacional para conseguir una ciudad sostenible.



La Expo puede servir, en caso de que nos la concedan, de impulsora de otros proyectos. Su espacio entiendo que será convertido en un espacio de enseñanza e innovación para temas sostenibles. Lo que la diferencia de otras Expos es que, según entiendo, sus instalaciones serían de utilidad inmediata.

Ustedes, como cuerpo consular, se han volcado en apoyar a Málaga.

La verdad es que ha sido así, pero el Ayuntamiento de Málaga lo ha liderado.  Siempre ha habido una relación muy clara público-privada y a ella nos hemos sumado. Recordará que durante estos meses el Ayuntamiento, de la mano de los embajadores que el propio Gobierno designó para ello, ha invitado  a grupos de embajadores. Primero fueron latinoamericanos, luego africanos, asiáticos y por último del este de Europa. Y  eso, hasta tal punto ha sido importante para promocionar la ciudad, que  hubo cuatro o cinco embajadores de  distintos continentes que me trasladaron su interés por aperturar nuevos consulados en Málaga.

¿Qué sensación tiene usted? ¿Ganará Málaga?

Para mí hay sobre todos dos ciudades que tienen posibilidades. Las de Tailandia y EEUU. Minnesota por la fuerza e influencia que tiene el país. Phuket porque, de alguna forma, tiene unos activos muy similares a los de Málaga: un gran aeropuerto y mucho turismo. Lo que ocurre es que, dicho ésto,  los factores que Málaga dispone son muy superiores a ambas ciudades. La cultura, la seguridad, el turismo, la tecnología, el clima, las infraestructuras...

Y el apoyo público. En EEUU, por ejemplo, toda la inversión tiene que ser privada.

Eso también es determinante. La unión hace la fuerza y eso es lo que ha conseguido y ofrecido Málaga con este proyecto basado en una imbatible relación público/privada.

Rafael Pérez Peña en su despacho.

Viene a la mente el jarro de agua fría que supuso no obtener la Capitalidad Europea de la Cultura que quiso Málaga cuando las expectativas eran, a priori, favorables. ¿Sería una decepción enorme no conseguir lo de la Expo?

Yo creo que con Expo o sin Expo los proyectos seguirán adelante. Málaga tiene una apuesta de futuro clarísima. Tenemos un binomio de éxito con el alcalde, Francisco de la Torre, y con el director general del parque tecnológico, Felipe Romera.  En 2008, cuando con la crisis financiera el resto de España se adormece, Málaga deja en paréntesis las dos locomotoras de toda España, que son turismo y construcción, y se abre con énfasis a la cultura y la tecnología. Luego vinieron los museos, el Málaga Valley y todo lo que ahora tenemos.

Centrándonos en el tema de los consulados, para el que no lo sepa, ¿qué hace exactamente un cónsul?

La principal labor de un embajador es política y la de los cónsules es asistencial, pero en el amplio sentido de la palabra. ¿Cuándo alguien me dice “hombre y un cónsul, ¿qué hace?” Yo digo mira, es muy fácil. Es una labor asistencial, social, económica, cultural, idiomática, académica...

Usted es Cónsul de Portugal. ¿Cómo está siendo esa labor?

Llevo 21 años de Cónsul de Portugal y es una relación con Málaga que en este periodo  ha ido a mucho más. Es una ósmosis a dos bandas,  no solamente a nivel turístico, sino a nivel inversor y empresarial. En Málaga tenemos empresas portuguesas como Ibericar, Plaza Mayor, gasolineras Galp, el museo del Automóvil y de la Moda,  Cafés Delta, empresas de restauración … sin olvidar la magnífica y constante relación entre el parque tecnológico de Málaga y los de Portugal. Todos los años se reúnen aquí  o en Portugal. Igualmente empresas malagueñas como Famadesa, Harper&Neyer, Trops,Hispamaroc, Mayoral, Reyes Gutiérrez, Ubago, etc tienen intereses y/o exportan a Portugal.

Puede haber entonces aún más sinergia entre España y Portugal.

Sin lugar a duda. Toda Portugal, Lisboa,  Alentejo u Oporto están de moda, por no hablar del Algarve. Ayudó mucho que no pudiéramos viajar en avión durante la crisis vírica y Portugal era lo que teníamos más cerca.  Hoy día podemos considerar que  nuestras relaciones en todos los campos nunca fueron mejores.

¿Cuál ha sido su momento más crítico como cónsul de Portugal en Málaga?

Cuando nuestro presidente del Gobierno anunció un viernes que debido al virus se iban a cerrar las fronteras dos días después. Si piensa que durante el mes de febrero habían llegado a Málaga 300.000 turistas de diversas nacionalidades y a eso le suma los 300.000 residentes que viven en la provincia, imagínese  como fueron esos  días cuando los hoteles empezaron  a cerrar,  se produce el apagón legal informativo, las fronteras empiezan a clausurarse, las líneas aéreas anulan vuelos, el aeropuerto se colapsa, muchos turistas se quedan sin residencia ni medios …



En aquellos momentos fue determinante la labor y cohesión del cuerpo consular, porque  las noticias eran muy dispersas, no sabías con quién contactar, no te cogían los teléfonos, era un desastre de comunicación. Gracias a un compañero cónsul que tenía residencias de estudiantes que se quedaron vacías,  pudimos auxiliar a muchísimos nacionales de nuestros países. Igual que hicimos con los ciudadanos ucranianos al comienzo del conflicto bélico. Pero esos momentos del inicio de la pandemia fueron realmente terribles.

Lo de Ucrania tampoco habrá sido fácil.

Por supuesto. Si ya durante la crisis vírica hubo cónsules que fabricaron aparatos de para respirar, aportaron al Ayuntamiento cientos de miles de euros o fabricaron mascarillas. Con lo de Ucrania hubo cónsules que contrataron autobuses que recibían y organizaban continuamente envíos de personas y ayuda humanitaria. Y luego, por supuesto, el apoyo incondicional  a nuestra cónsul de Ucrania.

El decano del Cuerpo Consular en Málaga y cónsul de Portugal.

Han venido muchas personas de Ucrania. Entiendo que habrá habido una buena coordinación con las administraciones para escolarizar a los niños, para buscarle casas a esa familias...

La policía, la Subdelegación de Gobierno y los ayuntamientos se han portado de forma modélica, así como todos sus funcionarios. Yo he sido testigo de su empatía y cariño hacia niños, mayores y familias.

Me comentaba que había 50 consulados en Málaga y hay previsión de que pueda haber más.

Sí, en los últimos seis años este Cuerpo Consular se ha incrementado en diez consulados. Se han aperturado nuevos consulados honorarios de Moldavia, Rumanía, Kazajistán, Guinea Ecuatorial, Cabo Verde, República Dominicana, Lituania o Chipre. Y las perspectivas son positivas como consecuencia de la creativa, constante y magnífica labor que el Ayuntamiento y el Gobierno, a través de los embajadores designados, han realizado respecto de la Expo.

¿Qué diferencia a escala consular hay entre Málaga y otras provincias españolas?

Madrid realmente no se puede contar porque están las embajadas y hay una sección consular pero dependiente de la embajada. Digamos que no es el mismo campo de juego. Si entramos ya en lo que es el resto de las provincias, Málaga es después de Barcelona la que mayor número de consulados tiene con residencia en la provincia. 

¿A qué se debe ese tirón consular en Málaga?

Evidentemente Málaga pasa por un momento dulce en todos los ámbitos. En los últimos años se ha producido una eclosión cultural, económica y tecnológica que nos ha convertido en la provincia de moda en Europa. Ello ha conllevado que las distintas embajadas hayan considerado que el gran número de residentes y turistas de sus respectivos países, al margen de la capitalidad económica y cultural que Málaga ostenta en el sur de España, era motivo necesario para aperturar un nuevo consulado en Málaga.

¿Qué visión hay de Málaga tanto en el resto de España como del mundo?

Veo el estado de la ciudad como una capital brillante, transformada, dinámica, que ha conseguido una proyección nacional e internacional de alto nivel en muchos aspectos. Esto ha sido un trabajo público-privado para llegar a ser reconocida como la ciudad de los museos o la innovación. A mí me preocupa que quizás debamos de incidir más en una educación de mayor calidad, porque esa sería la palanca de transformación social. En los barrios existe mayor absentismo y fracaso escolar y habría que ilusionar a los jóvenes para que eso no ocurra. La formación profesional dual sería un activo importante y por eso a mí me ha encantado la labor que está haciendo el Campus 42 de Telefónica.

¿Hay que incidir más en la formación en programación?

Dijo el director del parque tecnológico que con inglés y programación se tiene trabajo seguro. La brecha digital es una realidad y proyectos como el Polo Digital o el referido Campus 42, han sido un medio de acabar con la brecha digital de muchas personas y en el futuro irá a más, porque en Málaga no solamente se necesitan ejecutivos, las empresas necesitan también programadores, expertos en ciberseguridad, así como técnicos informáticos.



Porque no nos equivoquemos, el talento hay que tenerlo, pero nace de la educación. Málaga  ha conseguido que, en vez de exportar mano de obra barata, en un éxodo inverso, está recibiendo especialistas tecnológicos de primer nivel y ahora también financieros como los de City, que además son todos jóvenes de la generación Z, que prefieren ganar menos pero tener mayor calidad de vida. Y ese es uno de los activos que Málaga, como una ciudad intermedia con una gran calidad de vida, es muy atractiva para  ese tipo de personas

¿Cuáles son en su opinión los puntos fuertes de la provincia?

Para mí Málaga está teniendo una nueva revolución industrial, pero a diferencia de la anterior, hoy la tenemos en todos los sectores, desde el inmobiliario al turístico o desde el agropecuario al tecnológico, sin olvidar el cultural. Esto es inapelable. Evidentemente a eso nos ayuda el clima, la seguridad y las infraestructuras... Para mí educación, infraestructura y paz social son determinantes para conseguir muchos objetivos.

Rafael Pérez Peña.

Hay cosas todavía que faltan como hacer algo con el Guadalmedina, la conexión ferroviaria en todo el litoral… ¿Qué proyectos consideraría más necesarios?

Yo veo como proyecto ilusionante evidentemente la Expo, el puerto deportivo de Huelin, el Auditorium, el Eje Litoral, el río Guadalmedina o los nuevos parques que para mí son determinantes como el de Repsol, La Térmica, Martiricos, la Colina del Limonar, Arraijanal, Monte Victoria, Guadalhorce… Pienso que el cinturón verde debería ampliarse. Muy pocas personas hablan de todo lo que es ese bosque que tenemos ahí en los montes de Málaga. Y para mí es un pulmón junto con el mar.

Lo del Guadalmedina empieza a ser desesperante.

Hay algo que no termino de entender. Si la presa del limonero es una presa únicamente de contención, no es para utilizar el agua. ¿Por qué no se puede, en su caso desviar, y dejar que fluya de forma controlada por el cauce? Cuando estuve en Alicante me enamoré de cómo lo habían resuelto.



Nací en El Perchel y la verdad es que nunca podré entender  la barbaridad que hicieron con los ancestrales barrios de Trinidad y Perchel.

¿A qué se refiere?

Arrasaron los dos barrios más emblemáticos de Málaga, y después han hecho edificios que son, como se dice, copias malas de lo que había.  Mataron  el alma de esos barrios.

El crecimiento de Málaga ha traído aparejado un aumento del precio de la vivienda y que haya muchas familias que no puedan acceder a una. ¿Qué le parece a usted?

Entiendo que la escasez de suelo disponible, la excesiva demanda sobre la oferta disponible y los tipos de intereses tan altos han dado lugar a un sector de la construcción muy tensionado. Hay más demanda que oferta y la que existe no se adecua totalmente al poder adquisitivo de la mayoría de esos demandantes. Sería necesario la promoción de más viviendas VPO y viviendas sociales. Mas aún que incentivar la promoción de viviendas de alquiler social de larga duración. Siempre he pensado que los españoles basan su seguridad para la vejez invirtiendo en la propiedad de su vivienda. No sé por qué razón se habla tan poco de viviendas sociales o de VPO y tanto de alquiler. Por otra parte, habría que hacer una política de barrio con más énfasis. Esa política de barrio debería evitar la sensación de exclusión de la “otra ciudad”.

¿Cree que hay dos Málaga ahora mismo?

La Málaga de barrio, Carretera de Cádiz, Miraflores de Los Ángeles … etcétera necesita más atención, entiendo necesario una mayor apertura hacia los barrios. Ahí tiene por ejemplo Perchel norte, la Plaza de Doña Trinidad o la Trinidad. Una ósmosis hacia esos barrios apoyado en sus museos cofrades e iglesias, sin olvidar la creación de algunos mesones con encanto, darían lugar a nuevos itinerarios turísticos y su mayor integración en  la Málaga a descubrir por los turistas. Probablemente ocurriría lo mismo que aconteció con el Soho o que ocurrirá con Carretería y la Lagunilla. La pastilla del Centro acabaría por absorberlas. Me parece fantástico el Plan Málaga Litoral del alcalde, pero sí me gustaría que se prevea en él una continuidad de la ciudad, como se ha conseguido en el Soho. Ojalá el diseño sea lo suficientemente atractivo y funcional.