Hace tan solo unos días, el secretario general de la ONU, dio por terminada la era del calentamiento global. “El cambio climático ya está aquí”, aseguró, calificando el momento que a día de hoy vive el mundo como “la era de la ebullición global”. Con estas palabras, António Guterres no solo puso más énfasis si cabe en la magnitud y la urgencia de la situación, sino que dejó claro una cosa: que sus efectos no son cosa del futuro sino del presente y son ya muchas las muestras que hay de ello.

Una de ellas es la constatación de que la subida de las temperaturas, sobre todo en los meses de verano, se lleva muchas vidas por delante. Según un informe sobre el impacto del exceso de las temperaturas en la población andaluza durante este verano, al menos dos personas han fallecido por esta causa y se han registrado cuatro casos graves.

En toda la comunidad autónoma, desde el 15 de mayo de 2023, el Sistema de Vigilancia Epidemiológica contabilizó 31 casos graves asociados a golpe de calor, 29 ingresos hospitalarios y cinco muertes. De todos los cuadros registrados, una veintena 20 tenían factores de riesgo asociado y siete, prácticas de riesgo. Entre los primeros se contabilizan las enfermedades mentales o cardiovasculares, la obesidad mórbida, la diabetes, la insuficiencia renal y la EPOC y entre las segundas, el alcoholismo y la adicción a drogas.

El informe deja constancia además del aumento de víctimas del calor en los últimos cinco años. De hecho, los 31 casos de gravedad de este verano suponen la mayor cifra registrada desde 2018, cuando hubo menos de la mitad de víctimas (12). En cuanto a los fallecidos, son tres menos que el número máximo, registrado en 2020 y 2022, pero más del doble de la tendencia que había antes del inicio de esta década (en 2018 hubo un muerto y en 2019, tres).

CERCA DE 100 MUERTES ESTIMADAS

El Sistema de Monitorización de la Mortalidad (MoMo) del Instituto Carlos III de Madrid contabiliza en las mismas fechas, entre el 15 de mayo y el 31 de agosto, cerca de un centenar de muertes atribuibles a la temperatura en Málaga. En concreto, apunta a que durante el mes de julio pudieron fallecer 51 personas por el calor y 41 en agosto.

Estas, sin embargo, no son defunciones reales, sino una estimación que los expertos llevan a cabo de manera diaria comparando series históricas de datos. De esta forma, no es correcto afirmar que, según este organismo, han fallecido 92 personas por el calor en Málaga durante este verano, pero ese número permite esbozar una idea de cuántos fallecimientos ha habido por encima de los estimados.

El MoMo habla de muertes atribuibles a la temperatura, por exceso o por defecto. Dicho de otra forma, no solo recoge los posibles efectos del calor en la población, sino también del frío. Así, en lo que va de año, estima que se podrían haber producido por estas causas 412 fallecimientos, casi la mitad de ellos (203), durante el pasado mes de febrero.

La ciencia ya ha recogido suficientes indicios que demuestra que los efectos del cambio climático alteran la salud de las personas y se cobran miles de vidas cada año. Por ejemplo, un estudio internacional concluyó el pasado año que las temperaturas extremas, tanto por frío como por calor, incrementa el riesgo de muerte entre las personas con enfermedades cardiovasculares tras analizar 32 millones de fallecimientos por este padecimiento durante cuatro décadas.

El reto es el medio ambiente y lo que el cambio climático puede depararnos", advertía entonces uno de sus coautores, Barrak Alahmad, de la Universidad de Harvard (Boston).

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