La Viñuela, el mayor embalse de Málaga, del que bebe la comarca de la Axarquía, vive una situación agónica tras cinco años de persistente sequía, algo que solo un otoño lluvioso, como prevén algunos modelos meteorológicos y esperan los municipios de la región, podría revertir.

"Apenas está a un 8% de su capacidad, 12 hectómetros cúbicos de agua embalsada, lo que supone que en pocos meses no tendremos prácticamente agua para el abastecimiento", advierte a EFE el vicepresidente de Axaragua –empresa pública potabilizadora del enclave- y alcalde del municipio de Iznate, Gregorio Campos.

Pese a una subida "imperceptible" de 0,02 hectómetros por las lluvias de anterior fin de semana, Campos espera que la próxima estación sea más propicia tras contactar con la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que prevé un "otoño lluvioso" al haber aumentado la temperatura del Mediterráneo este verano.

Cerca de 220.000 habitantes de 14 municipios malagueños son los principales afectados por esta "pertinaz sequía" que ha provocado cortes del suministro y ha afectado gravemente a los cultivos, muchos subtropicales, y a sus agricultores, que vivían del embalse y no reciben una gota desde hace quince meses.

"La situación se ha ido agravando día a día, es bastante complicada", incide el alcalde de Iznate.

"Además de tener poca cantidad de agua, también tenemos poca calidad" debido a los residuos de nitrato, metales pesados y no pesados del entorno y a que a día de hoy lo que hay es prácticamente "fango" por el bajo nivel del pantano.

Sin embargo, Campos hace un llamamiento a la "tranquilidad", pues, aunque tratar este agua sea "más costoso" por estas circunstancias, el suministro que llega a los vecinos de la Axarquía "sí es de calidad".

MEDIDAS DE URGENCIA

Para sobrevivir, actualmente la Mancomunidad de Municipios Costa del Sol Axarquía dispone del apoyo de la Junta, que deriva hasta 300 litros por segundo de la empresa malagueña Emasa y entre 80 y 100 litros del Río Chillar de Nerja para cubrir el 70% del suministro.

Para reducir el consumo de agua, además, muchos ayuntamientos han aplicado este verano medidas de urgencia como la suspensión del riego o el baldeo de calles con agua potable, el corte de las duchas de las playas o la puesta en marcha de campañas de concienciación ciudadana.

Si la sequía persiste y se llega a "un sexto año" en estas condiciones, según Campos, sería necesario que las administraciones buscaran "otros recursos" a más largo plazo, como recurrir a la desalación de agua del Mediterráneo.

"Esta posibilidad sería el último extremo por la complejidad, coste y por la dificultad técnica que tiene, pero no quedaría otra, todos necesitan consumo de agua: la población, el campo, también el sector turístico. Todo depende de este recurso", subraya el vicepresidente de Axaragua.

PROBLEMAS DE LA DESALACIÓN

El geógrafo y catedrático de la Universidad de Málaga (UMA) José Damián Sinoga considera que, aunque sea una medida "útil" y "funcional", la desalación de agua presenta algunas dificultades, como el alto coste energético o la gestión de la salmuera, que no se podría devolver al mar porque perjudicaría el ecosistema.

En su opinión, esa solución, junto a la regeneración de aguas residuales, que califica como "las dos medidas estrella que se barajan ahora mismo" para hacer frente a la sequía, pueden servir en situaciones "críticas" y como algo "paliativo", pero sería mejor aplicar antes otras acciones "preventivas y adaptativas".

"Lo paliativo es lo que tenemos ahora mismo", incide el experto, que aboga por evitar "un consumo cada vez más desorbitado de agua" en un contexto donde el cambio climático deja "incertidumbre" de cara al futuro próximo.

La dinámica actual, recuerda, es de "mayor intensidad de precipitaciones y mayor presencia de rachas secas". "No es algo que está en el marco de la elucubración, sino que es algo que está ocurriendo cada vez más", recalca.

EL PODER DE LA CIUDADANÍA

Tanto Sinoga como Campos coinciden en que no solo las administraciones han de poner en marcha mecanismos necesarios para afrontar la sequía, sino que la ciudadanía ha de ejercer su "poder" para luchar contra los problemas derivados de la falta de agua ahora y en el futuro.

"Hay que concienciar a la ciudadanía de que el agua es también un recurso finito, limitado y muy costoso y tenemos que aprender a preservarlo como se merece", apunta el alcalde de Iznate, que recuerda algunas acciones sencillas que pueden ayudar en el ahorro de agua en el ámbito cotidiano, como reducir su consumo a la hora de lavar o ducharse.

El geógrafo indica que la población es "víctima y agente" de una sociedad que vive gracias a una economía basada en una excesiva demanda de agua, por lo que es necesario "hacer una ordenación de recursos hídricos, poner una línea roja y determinar nuestro potencial" de acción.

"En cuanto llegan cinco días seguidos de lluvia ya empezamos a olvidarnos de la sequía y no debería ser así, porque de aquí a una serie de años, cada vez menos, volveremos a tener la misma situación de dependencia que tenemos actualmente", advierte el experto.

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