En cada una de sus publicaciones mencionan la palabra "milagro". Lo sueñan y lo desean. Los familiares de Maxi y Emma, los dos jóvenes argentinos desaparecidos en Málaga hace prácticamente un mes, cuando se adentraron en el mar a bordo de una tabla de paddle surf, no pierden la esperanza de encontrarles con vida hasta que no se registre el hallazgo de los cadáveres.
Se aferran, como suele ocurrir en las familias de desaparecidos, a la frase 'si no hay evidencia de muerte, hay esperanza de vida'. Tras finalizar el dispositivo de búsqueda coordinado por Salvamento Marítimo y conseguido el informe de esa veintena de días de trabajo del operativo, ahora Ignacio y Francisco, dos de los hermanos de Emmanuel, han cogido un ferry hacia Melilla para comenzar de nuevo la búsqueda en lo que ellos llaman "los países de enfrente".
Otros familiares, como las hermanas de ambos o la madre de Emmanuel, han tenido que volver hasta Mar del Plata, de donde son ambos naturales, pues aunque sea difícil, la vida continúa. Igualmente, desde allí, no olvidan el caso de los chicos organizando continuas concentraciones en su recuerdo para apoyar a la familia.
Así, han publicado en sus redes sociales un cronograma de búsqueda que se extiende del martes al sábado de esta semana. En principio, durante la jornada de hoy, se centrarán en Nador, Melilla y Saidia; el miércoles, en Melilla y Alhucemas; el jueves, en Tetuán y Martil; el viernes, en Ceuta y el sábado, también en Ceuta y, a la vuelta, en Algeciras.
Según han explicado, la familia necesita ayuda en todas estas ciudades, especialmente un traductor que les ayude a conversar con las diferentes instituciones pertinentes. También buscan facilidades para moverse de un lado a otro por África.
Pese a que este martes se cumplirá un mes desde que Maxi y Emma salieron a tomar mate mientras veían el amanecer en su tabla, y a veces faltan las fuerzas para pensar que siguen bien, ambas familias quieren rastrear, más allá de la propia costa, todos los hospitales y cárceles de la zona para comprobar que no están allí, ante la posibilidad de que pudieran haber llegado a nado hasta tierra.
En total, desde la península se les ha buscado durante 21 días por un área de más de 9.000 kilómetros cuadrados, según trasladaron desde la Subdelegación de Gobierno a la familia. Sin embargo, la familia sostenía hace unos días que "la búsqueda terminó hace más tiempo, han sido dos semanas con embarcaciones y medios aéreos. Después solo han estado los avisos por radiodifusión a otras embarcaciones, que evidentemente no es lo mismo".
El lunes 28 de agosto, un velero encontró la tabla donde ambos viajaban a 15 millas hacia el sureste de la costa malagueña, entre Benajarafe y Torre del Mar. Sabían que era la suya porque sobre ella se encontraba la bombilla del mate que estaban tomando aquella mañana. Los familiares creen que uno de ellos la colocó estratégicamente para que se pudiera saber con facilidad que era la de ellos.
Así, esa misma semana, y a lo largo de este mes, los familiares de Maxi y Emma han recibido varias notificaciones de hallazgos de cadáveres en la costa malagueña que, finalmente, no resultaban ser ellos. El primero fue especialmente difícil por la cercanía al día de la desaparición. Tuvo lugar el martes 29 de agosto y todo parecía apuntar a que se trataba de ambos, pues se hallaron dos cadáveres a la vez frente a la costa fuengiroleña. Después se supo que se trataba de dos migrantes que habían naufragado tratando de llegar a la península.
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