Hablar de sequía en Málaga está convirtiéndose en algo normal. Los últimos cuatro años en la provincia han estado especialmente marcados por la falta de precipitaciones y la situación es cada vez más acuciante. Este sábado finaliza el año hidrológico, el periodo de referencia para evaluar los ciclos y planificar los recursos, y deja datos preocupantes y poco esperanzadores: las precipitaciones se han reducido casi a la mitad y los pantanos han perdido el 43% del agua que tenían acumulada.

A la espera de contar con los datos de septiembre, la mitad de los últimos 12 meses han sido muy secos. Jesús Riesco, director de Agencia Estatal de Meteorología de Málaga (Aemet), aventura que este también lo será. Tan solo tres meses han estado por encima de la media normal, para la que se usa el periodo de referencia que va de 1981 a 2010, y de ellos, en tan solo uno, diciembre, se puede afirmar que realmente llovió con fuerza.

De los 534 mm que suele caer durante un año, apenas se han registrado 296, el 44%. Los números mes a mes son desalentadores: en noviembre, por ejemplo, cuando suelen caer unos 100 mm, se registraron apenas 9,4mm; en enero, de los 69 mm que podría esperarse, apenas cayeron 12,1.

En el conjunto de España, el año hidrológico que acaba ahora concluye como el sexto más seco del siglo XXI y el undécimo de la serie histórica, desde 1961, con una media de precipitaciones un 12% por debajo del promedio, según las previsiones de la Aemet.

En los últimos cuatro años, es decir, desde 2019, se han sucedido dos años secos, uno muy seco y este, que probablemente también lo vaya a ser. Con esos datos, cuanto menos, es posible hablar de que Málaga vive el periodo más seco de las últimas tres décadas.

La mejor imagen de esta situación está en los pantanos de la provincia. Dos de ellos, La Viñuela y Conde del Guadalhorce, están en mínimos históricos y los demás vienen encadenando pérdidas que están llevando la situación a límites inexplorados.

Desde octubre de 2022 hasta este viernes, 29 de septiembre, los embalses malagueños han perdido el 42% del agua que tenían acumulada, pasando de 226,8 hectómetros cúbicos a 129,9. El que peor situación tiene, sin duda alguna, es el de La Viñuela, el más grande de la provincia. Está al 8% de su capacidad.

El que ha acumulado una evolución más negativa, no obstante, es el de Guadalteba, que en los últimos 12 ha perdido más de la mitad del agua que tenía (53,7%) y ahora está al 29,3% de capacidad.

PRONÓSTICO PESIMISTA

A la hora de dar contexto a la situación, para Riesco es importante apuntar a la variabilidad natural del clima. “Es bastante típico que en climas mediterráneos como el que afecta a Málaga haya años seguidos húmedos y otros secos”. Sin embargo, no deja escapar la influencia de la emergencia climática.

Según la mayoría de proyecciones que hacen los expertos para el sur, la climatología va poco a poco evolucionando a que cada vez caiga menos cantidad de agua y en episodios muy intensos. “Puede que en muy pocos días llueva lo que ahora cae en todo el año”, resume Riesco.

Por el momento, el pronóstico para el otoño que ahora comienza es que sea más cálido de lo normal, “lo que no es novedad” si se tiene en cuenta la tendencia durante el año. La primavera ya fue extremadamente cálida y el verano ha sido el más caluroso desde 1961, dos grados por encima de la temperatura normal. También lo fue antes el de 2020, con un grado y medio por encima; y el de 2015, con 1,3 grados más.

Pese a las temperaturas, fue un verano húmedo y no porque lloviera mucho, sino porque en esta estación no suele llover nada y “algo cayó en la primera quincena de junio”, apunta Riesco. En concreto, se acumularon 9,2 mm, frente a los 6 mm del valor normal.

En cuanto a las precipitaciones, el meteorólogo reconoce que es muy complicado hacer pronósticos para el otoño, aunque “puede” que sea más húmedo de lo normal. “Con que haya cuatro o cinco episodios en los que llueva mucho, podrían comenzar a paliar la situación de sequía que azota la zona”.

Para José Damián Ruiz Sinoga, catedrático de Geografía Física de la Universidad de Málaga, no obstante, “aunque llueva por encima de la media de los últimos años, va a ser muy difícil que veamos de nuevo La Viñuela como hace una década”.

Según explicaba hace unas semanas a EL ESPAÑOL de Málaga, “la sequía meteorológica ha sido bastante menos intensa que la sequía hidrológica” y el problema es, básicamente, “que se está demandando mucha más agua de la que se oferta”. “No estamos hablando de algo coyuntural, es que no hay agua para lo planteado”, apuntaba por su parte Pablo Jiménez Gavilán, profesor del departamento de Ecología y Geología de UMA. Para ambos expertos, la única solución posible pasa por revisar la planificación hídrica.

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